Valoracion del Gemini
Carmen Pulido.
Mi mejor experiencia a bordo del Gemini fue:
Lo mejor de este crucero y lo que más gratamente me ha sorprendido es el propio barco, muy marinero, coqueto y cuidado!!..su forma de navegar nada tiene que ver con las moles a las que estaba acostumbrada, cada cual tiene su belleza particular pero estoy muy contenta de haberme enfrascado en esta aventura a bordo del Gemini.
Y otro aspecto a destacar muy en positivo es la cocina, con el escaso presupuesto del que dispone un barco de estas características, perteneciente a una naviera popular, su cocina es de 10 con platos muy bien elaborados, y presentados con gusto, disponiendo todos los días, en la cena, a la entrada del comedor principal “Ocean Palace” de una exposición en vivo de todos los platos de la carta de ese día, una idea que creo que ni en las navieras Premium es frecuente.
Y por último mi agradecimiento a la tripulación Anuska Ibañez Directora de Crucero, Hipólito Rodríguez Director de Hotel y nuestro capitán Luksa Plecas con los que tuve ocasión de hablar un ratito.
La atmosfera del barco:
Un barco pequeño de apenas 164 metros de eslora y 20.000Tns, tamaño que lo convierte en un barco ideal para navegar, el tamaño justo que te permite disfrutar de las instalaciones sin agobios y convertirlo en tan solo unas horas en un lugar familiar y cómodo.
Sus instalaciones comunes están muy bien conservadas, mobiliario en muchos lugares como la piscina nuevo o adquirido recientemente, en otros como los camarotes, de tamaño más que aceptable, quizá un poco más vetusto pero no por ello en mal estado.
La decoración sencilla, abunda la madera, pero muy acogedora y bien cuidada. Dispone de 5 bares o salones para disfrutar de la música en vivo, el Piano-bar Gemini, el Tropicana, el bar de la piscina, la discoteca, el salón de espectáculos Galaxy
El bufett “Mariners” en la planta 6, en los desayunos no hay demasiada variedad pero una vez más destacando la buena elaboración y la justa variedad en dulces, tortillas, churros, yogures, cereales, café muy bueno y con acceso a la popa del barco con terrazas sobre tres alturas, algo que desde mi primera experiencia en el Norwegian Jewel de NCL busco y valoro muchísimo en los barcos de crucero y que, por desgracia, no abunda.
El comedor principal “Ocean Palace” solo con ocasión de la salida del puerto en La Habana a las 15h., llegó a producirse un pequeño caos pues todos deseábamos comer al tiempo para ver la salida del barco, esto ocasiona como es lógico un descontrol que creo que deberían tener en cuenta y valorar si, ello se reitera, la oportunidad de abrir también el bufett
En cuanto a los turnos de cena, he probado las dos formas tanto el turno libre de NCL como los asignados en Costa y Carnival, aquí todos tiene sus aspectos positivos y negativos, pero en un ambiente como el del Gemini crea un trato mas cercano con el personal del servicio de comedor con los que acabas “intimando” y conociendo tus gustos culinarios..hay profesionales aunque reseñaría, si algo se puede decir, una cierta “falta de rodaje” carencia que superan con la buena voluntad
La tripulación compuesta por 314 tripulantes de 29 nacionalidades a destacar el trato más personal propio en un barco de estas características. Disfruté la ocasión de hablar con Pedro, Jefe de Cocina, que tuvo la amabilidad de enseñarnos las tripas del barco en lo que se refiere a la manutención e intendencia, le pregunté varias cosas que a mí me resultaban curiosas en cuanto a la forma de preparar los distintos platos, la elaboración en cadena en la que se trabaja, en fin un mundo desconocido pero admirable por su organización en un espacio que “a priori” resultaría pequeño si pensamos que se trata de dar de desayunar, almorzar y cenar a un pasaje que estando el barco lleno en su totalidad ronda los 800 pasajeros. Nos enseñaron las cámaras frigoríficas donde se almacena toda esa comida de la que el barco se provee tanto en el puerto de Cozumel como en La Habana, pasamos a la cocina de la tripulación donde dos cocineros les dan servicio a ellos únicamente, el resto lo forman un total de 70 cocineros, fue una visita muy agradable.
El pasaje mayoritariamente joven con una edad media de unos 30 años, se respiraba alegría y muy buen ambiente, lo lógico por otro lado por las escalas y los lugares llenos de luz y sol…
La oferta de ocio, todas esas tardes disfrutando en el bar Gemini del grupo de los Mariachis que más de un día nos hicieron bailar e incluso alguno que otro se animó a cantar, las noches en el Tropicana con el grupo cubano Sonsoneando, y su ritmo caribeño al que era imposible resistirse..el todo incluido con marcas de prestigio, nada de botellón ni de marcas desconocidas, en fin un todo incluido sin límites..!!! que ricos los mojitos¡¡ Noches temáticas como en la mayoría de las navieras, noche de gala en la noche del dia de navegación a la salida de Cozumel, noche tropical a la salida de Gran Cayman y noche de blanco en la 2ª noche del barco en La Habana..aqui nada que reseñar.
Equipo de animación, espectáculos, tiendas con productos de marca y justos de precio, al igual que las excursiones en tierra, otro de los hándicaps de las navieras, sus altos precios, en Happy mantienen un relación calidad/precio muy aceptable con precios totalmente competitivos.
Los camarotes espaciosos, con una decoración muy sencilla, si que podría hacerse mención al mobiliario un tanto vetusto en ocasiones “magullado” por el uso y el paso del tiempo, pero con un tamaño que ya quisieran otras navieras consideradas “mejores”. Mi camarote a bordo una exterior superior con vista obstruida en la cubierta 6 con mucha luz, amplio ventanal, baño más justo con ducha en la que “criticaría”, porque creo que no es muy higiénico el uso de la cortina en lugar de una mampara.
Y destaco otra cosa que me llamó la atención y que según comenté con el grupo tampoco era habitual salvo en las navieras premium, el que te acompañaran desde la misma entrada del barco hasta tu camarote UN DETALLAZO