Fiordos en el Costa Luminosa, escala en Flam
Día 3: Explorando Flam
![]() | Costa LuminosaNaviera: Costa Cruceros Año construcción: 2009 Tonelaje: 92.600 Tn Pasajeros: 2.600 Tripulación: 921 |
Ese día nos despertamos a las siete de la mañana. Ya estábamos llegando al pequeñísimo puerto de Flam y solo salir a nuestro balcón nos vimos asaltados por un montón de gaviotas, que revoloteaban buscando la comida que otros pasajeros les lanzaban desde sus balcones, se veía que estaban muy acostumbradas a ello. El día nuboso y fresquito. El paisaje que ya podíamos ver era un cuadro de contrastes, nieve en las cumbres con alguna cascada salpicando los montes y tonalidades verdes, muy verdes. Todo ello regado de pequeñas casitas de madera de colores.
Después de desayunar en nuestro camarote nos dispusimos a ir al lugar de reunión de nuestra excursión “Flam, Voss y Stalheim“.Yo, para ser del todo sincera iba un poco desilusionada, pues la excursión que realmente me apetecía hacer no era esta, sino la que había contratado en su día “iglesia de madera, lago Tyin y pueblo de Laerdal”, pero no pudo ser, no salió grupo en castellano para la misma, y en otros idiomas estaba completa, así que contentos que la tarde anterior pudieron acoplarnos en esta otra. A las 9,15 nos dispusimos a desembarcar.
Flam es una pequeña localidad situada en la parte interior del fiordo Aurlandsfjord, un ramal del fiordo más largo de Noruega el Sognefjord, y famosa entre los turistas gracias a que en ella atracan los cruceros y a su tren turístico. Allí mismo nos esperaban los autobuses para comenzar con nuestro recorrido.
Nuestra siguiente parada fue a los pocos minutos y en lo que se llama “el fiordo estrecho”. Allí se encuentra el pueblo de Gudvangen, bueno más que pueblo cuatro casas desperdigadas, algo que como luego veríamos, es muy normal en toda esa zona. Vimos allí mismo una especie de recreación de aldea vikinga, con sus habitantes y todo, pero muy poco amigos de turistas, ya que en cuanto comenzaron a vernos bajar en tropel del autobús desaparecieron. Allí comenzó a llover y con fuerza, gotas menudas, como se dice en mi tierra ” sirimiri”, pero que te calaban hasta los huesos. Visita rápida, la verdad tampoco había mucho para ver, y al autobús de nuevo.
Continuamos el recorrido por el valle de Naeroy siendo la siguiente parada el hotel Stalheim. Este hotel es famoso entre otras cosas, por su mirador desde el que se puede disfrutar de unas magníficas vistas del valle y del monte que traducido es “el pan de azúcar”. Según nos dijo nuestro guía numerosos pintores y poetas se inspiraron en este paisaje. Allí mismo también se puede pasear por una especie de museo al aire libre de casas típicas noruegas. El tiempo nos dio una pequeña tregua y hasta salió el sol, un poco tímido entre un montón de nubes, pero sol al fin y al cabo. Dejamos este lugar por una carretera serpenteante de única dirección salpicada a ambos lados de cascadas. La lluvia volvió a hacer acto de presencia. Y así siguió en la siguiente visita, la cascada Tvindefossen o “cascada enrollada”. Una preciosa cascada con un salto de 152 metros que se encuentra a unos 12 km. al noreste de Voss, que era a donde nos dirigíamos para comer. Pasamos por idílicos pueblecitos, lagos relucientes como espejos, el sol volvió a salir y pudimos disfrutar del paisaje con los compases de Peer Gynt, del compositor noruego Edvard Grieg, de fondo, muy apropiados para la ocasión y que nuestro guía tuvo a bien ponernos durante ese trayecto, haciendo oídos sordos a la petición de un pasajero que solicitaba a gritos “el carro” de Manolo Escobar. Sobran las palabras.
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Siguiente parada Voss. Se trata de una pequeña ciudad situada en el condado de Hordaland y famosa por ser uno de los centros de los deportes de invierno en Noruega y también de deportes de aventura. Allí se celebra durante el mes de junio la semana noruega de los deportes extremos, con más de 1.000 participantes provenientes de 30 países. Allí comimos y tuvimos tiempo libre para pasear por sus calles y visitar su iglesia.
A las 14.30 nos dispusimos a coger el tren de cercanías que nos llevaría desde Voss hasta la estación de Myrdal. Este trayecto dura aproximadamente unos 40 minutos, durante los cuales puedes disfrutar del paisaje que va cambiando según va cogiendo altura. En Myrdal subimos al famoso tren turístico de Flam o Flamsbana, que serpentea hasta Flam 865 metros más abajo. Este tren es una de las vías ferroviarias más inclinadas del mundo con vías normales. Realiza una única parada en la cascada de Kjosfossen donde se escenifica la aparición de la ninfa Huldra cantando y saltando con música de fondo. Momento en el que todos los turistas nos abalanzamos cámaras en ristre a verlo, porque disfrutar no se disfruta mucho, debido al poco tiempo y a la aglomeración. La cascada impresionante, eso sí.
De vuelta a Flam, donde a las 17.30 embarcamos ya que el Luminosa zarpaba a las 18.00 horas, puntual como siempre. Cansados, mojados y con humedad calando los huesos, lo primero que hicimos fue darnos una ducha de agua caliente. Una vez ya recuperados nos dirigimos a merendar a la pizzería y de ahí al cine en 4D a ver una divertidísima película. Es una experiencia genial que a mí, personalmente me encanta.
Por la noche como siempre en la cena compartimos las experiencias de aquel día con nuestros compañeros de mesa, tres parejas, de Sevilla, La Coruña y Canarias, a las cuales y desde aquí les quiero mandar un saludo cariñoso. Fue un placer compartir las veladas con todos ellos, así como con otra pareja, paisanos nuestros, de Bilbao.
Todos disfrutamos del sol de medianoche, que como nos encontrábamos más al norte, esa noche era más espectacular que la anterior.
Al día siguiente nos esperaba otra de las escalas fuertes, Geiranger.
Continuará…….
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![]() | Conchi Castañeira:“Me inicie en el mundo de los cruceros en el año 1999, con la compañía Costa Cruceros, a bordo del Costa Riviera, un barco del que guardo un grato recuerdo. El crucero fue de 10 días, desde Savona a Tierra Santa, pasando por Alejandría y gran parte del Mediterráneo. De aquella los cruceros poco o nada, tenían que ver con los de ahora. No existía tanta oferta ni información. Se encarecían muchísimo más. Los barcos no eran las moles de ahora, tenían el encanto especial de los cruceros que habíamos visto en el cine y, desde luego, se mimaba muchísimo mas al pasajero, era todo más personalizado“ |
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