Crucero fluvial Colmar, Día 3,
La ruta de los vinos

Ms Beethoven
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Escala Colmar, Francia
Día 3, en el corazón de la Alsacia
Despertamos a bordo mientras atravesábamos una gran exclusa, en esta zona el Rhin tiene que salvar grandes desniveles. El día nublado y frío, no podíamos esperar otra cosa, estábamos en diciembre. A pesar de no poder disfrutar del exterior, tuvimos una plácida mañana de navegación. Tras el desayuno en el comedor, pasamos al salón principal donde las animadoras habían preparado distintos juegos con los cuales voló la mañana. El almuerzo fue muy temprano, así tendríamos tiempo para las visitas de la tarde, pero esto no nos impidió degustar uno de los platos estrella de la Alsacia, EL chucrut con distintas carnes, acompañado de cerveza de la zona y un rico postre. Finalizando el almuerzo, nuestro barco llegó a Breisat-am-Rhein, donde nos esperaban unos cómodos autobuses para nuestra excursión.
La Ruta del Vino de Alsacia, es de las más antiguas y populares de Francia y recorre los viñedos alsacianos entre la llanura del Rhin y los Vosgos. Son 170 kilómetros que discurren entre viñas y encantadores pueblos. Nosotros hicimos una pequeña parte de esta ruta, hasta llegar a Ammerschwihr, localidad que fue prácticamente destruida en la guerra, pero famosa hoy en día por la calidad de sus viñedos de los cuales procede la denominación de origen más antigua de Alsacia.

En este pueblo hay gran cantidad de bodegas, visitamos “Domaine Pierre Adam“, una bodega familiar en la que coexisten tradición y modernidad, me gustaron mucho las cubas centenarias que aún utilizan para que envejezcan alguno de sus vinos. Tras visitar la bodega, disfrutamos de una degustación con introducción a las técnicas de cata, de esta forma pudimos conocer los vinos de las más famosas cepas alsacianas; Gewürztraminer, el Muscat d’Alsace, Pinot Blanc, Pinot Gris, Pinot Noir y el Riesling, la cepa más distinguida y la más elegante de la Alsacia. Terminada la cata, nos pusimos en camino hacia nuestra siguiente parada.
Recorrimos unos pocos kilómetros a través de Campos y viñedos hasta llegar a la entrada de Colmar, donde, en una rotonda, nos encontramos con la Estatua de la Libertad. El artista que la diseñó, el escultor Fréderic Auguste Bartholdi, nació en esta localidad y allí se exhibe una réplica,
de pequeño tamaño, del icono de Nueva York.
El autobús nos dejó cerca de la ciudad antigua, junto a una gran pista de hielo que habían montado para la época navideña y desde allí con Ana, nuestra guía, fuimos adentrándonos en las calles del casco antiguo, dónde luces, olores y sabores nos trasladaban de nuevo a una Navidad de cuento.
El mercado de Navidad en Colmar es uno de los más pintorescos y típicos de Alsacia. Se encuentra en cinco lugares diferentes alrededor del centro histórico de la ciudad y fuimos visitándolos uno a uno mientras recorríamos sus plazas y sus calles: La Place des Dominicains. Donde se encuentra la antigua iglesia de los Dominicos, con casitas de madera donde los comerciantes locales presentan sus productos.
La Place Jeanne D’Arc este mercado reconstruye el ambiente de un pueblo alsaciano y el él se ofrecen delicias culinarias como el foie gras, dulces navideños, vino y licores de Alsacia.

La Place de l’Ancienne Douane, aquí las casetas de madera están situadas alrededor de una fuente en el centro de la plaza.
El mercado de artesanía y antigüedades que se lleva a cabo en el interior de un palacio medieval. Cómo llovía, este espacio estaba abarrotado, apenas se podía acceder al interior.
Por fin llegamos al lugar más pintoresco y romántico que se puede visitar en Colmar, La Petite Venice, con sus casitas típicas alsacianas dispuestas a la orilla del río y engalanadas con su atuendo navideño, difícil creer que son reales, en esta época más aún, parecen sacadas de un cuento. El mercado que aquí se ubica, es un paraíso para los niños, juegos, peluches un carrusel y la caja gigante del correo de Papá Noël deleitaban a los más pequeños.
Acabado nuestro recorrido por los mercados navideños, regresamos callejeando por las antiguas calles hasta llegar al punto de encuentro con nuestra guía y regresar a Breisach-am-Rhein dónde nos esperaba el MS. Beethoven, nuestro barco. La visita a este rincón de la Alsacia nos dejó con ganas de más. Quedaban muchas cosas por ver y saborear. Queda pendiente volver en primavera o quizás en Septiembre, época de vendimia.
Una deliciosa cena, seguida de una agradable sobremesa, puso punto final a la jornada. Al día siguiente nos esperaba una bonita excursión a la Selva Negra.

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