La gripe española , la mayor pandemia de la historia moderna
Corría el año 1918, el último de la primera gran guerra que azotó a la humanidad en el siglo XX y que fue conocida tiempo después como I Guerra Mundial, cuando hizo su aparición en el horizonte un nuevo enemigo.
Este enemigo, que aún sería más letal que el propio enfrentamiento bélico, era invisible y muy pronto recibió el nombre de Gripe Española, aunque en España tendría otro nombre: El Soldado de Nápoles. Este curioso nombre le fue dado porque coincidió en el tiempo con “La Canción del Olvido” en los teatros.
En esta popular zarzuela se interpretaba la canción “El Soldado de Nápoles”, que era tan popular y “contagiosa” como la infección que había hecho aparición en ese momento.
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Gripe española, la mayor pandemia de la historia moderna
La mal llamada “gripe española”
Sin embargo la, mal e injustamente llamada, “gripe española” hizo su aparición muy probablemente el 4 de marzo de 1918 en un campamento militar norteamericano del Estado de Kansas.
A diferencia de la gripe conocida hasta ese momento, que se ensañaba con los niños y los mayores, este nuevo virus, era especialmente virulento con la gente joven completamente sana. No obstante ese primer brote no fue muy nocivo, el realmente peligroso dio sus primeros pasos en Brest (Francia) al final del verano.

Eran los últimos meses de la I Guerra Mundial y los países que en ella estaban inmersos ocultaron las noticias de las muertes producidas por esta pandemia, dado que no querían desmoralizar a los suyos ni mostrar debilidad frente al enemigo. Los barcos de pasajeros requisados para el transporte de soldados trajeron de regreso a los tropas y con ellos el mortal virus. El SS Leviathan fue uno de ellos.

España no censura la información de la pandemia
En el caso de España, que era neutral en el conflicto, el tratamiento mediático del virus fue diametralmente distinto. La prensa no fue censurada e informaba con todo lujo de detalles sobre lo que estaba acaeciendo dentro de sus fronteras.
De ahí viene el nombre de Gripe Española, porque en muchísimos países pensaron que era principalmente en España donde ese mortífero virus estaba haciendo estragos.
De este modo, en la publicación Vida Marítima del día 19 de septiembre de 1918 se escribía sobre el nombre que le habían dado más allá de la fronteras españolas al nuevo virus:
Por el extranjero han dado en denominar «española” á la grippe que tantas molestias produjo á principios de primavera y aquí vulgarmente conocida con el nombre de «el soldado de Nápoles», sin duda por la estomagante popularidad de tan bella canción.
Pero ¿es realmente español el origen de ese microbio? Es lícito dudarlo, porque el ambiente de nuestra península, según opinan las comadres científicas, ha sido invadido por la influencia malsana de aquellos lejanos campos de batalla donde el calor y la humedad dieron engendró a atmósferas malsanas llenas de toda clase de partículas gaseosas en pésima desorganización que lentamente fueron invadiendo tas regiones medias lejanas del teatro de la guerra.
Sin embargo, al mismo tiempo que se imponía entre la prensa española el apelativo de “El Soldado de Nápoles”, éste empezaba a sembrar el terror en todo su territorio.
Así El Figaro del 15 de septiembre de 1918 publicaba que:
“En el Ministerio de. la Gobernación se ha manifestado por el subsecretario, que sigue el Gobierno tomando toda clase de medidas sobre la salud pública.
Las noticias que tiene son más satisfactorias. Desde luego, la epidemia es el famoso «soldado de Nápoles», que se ha recrudecido en toda España.
Únicamente en Murcia y Alicante es donde se han producido casos graves, seguidos de defunción”. Dos días más tarde, el mismo diario escribía que en Caudete “han ocurrido más de 70 defunciones esta semana pasada”, mientras que “en Almansa , el treinta por ciento de la población yace postrada en la cama. Los pueblos limítrofes están en inminente riesgo de contagio”.

La expansión de la primera gran pandemia de gripe
La situación se fue deteriorando, llegando a afectar a todo el país a nivel económico y social. Este virus no entendía de clases sociales, ya que llegó a contagiar incluso el Rey Alfonso XIII o Manuel García Prieto, a la sazón presidente del Gobierno; ni de edades, ya se ha apuntado que al contrario que otros virus, no solo afectaba a niños y ancianos, si no que más bien se ensañaba con adultos jóvenes completamente sanos.
A pesar de que la víctima de este virus no era la tradicional de la gripe, en un principio esta epidemia no fue tomada en serio como bien reflejaba un artículo de Vida Marítima del 30 de septiembre de 1918:
«La epidemia reinante ha hecho pensar en la conveniencia de que se aplace esa solemnidad; pero de cualquier modo, la vida estudiantil, tan típica en la capital de España, no habrá de experimentar retardo, ya que los cines, los cafés, los bares y toda esa inmensa serie de esparcimientos públicos esperan «como agua de Mayo la vuelta á sus ordinarias tareas, de la juventud escolar«.
Poco a poco se fueron tomando medidas más restrictivas, ya que la presencia de “«El soldado de Nápoles», que desde febrero estuvo en España campando por sus respetos, ha sido la causa de que el número de espectáculos resultase menor que el de temporadas anteriores” (Desde la Grada, 1918); o se limitaron los actos festivos, como el Día de la Raza.
Aunque, en general, parte de la población española siguió haciendo una vida relativamente normal, puesto que “los teatros, los círculos, los cafés, los tranvías, las calles ofrecen gran animación” (Vida Marítima, 20/10/1918).
¿Y qué sucedía al mismo tiempo en el sector marítimo?
A pesar de las dificultades que ocasionaron la irrupción de El Soldado de Nápoles y la guerra, con la disminución de rutas o la inseguridad de las mismas por el hundimiento de barcos, la “maquinaria” siguió funcionando.
Los astilleros españoles continuaron construyendo barcos, tanto embarcaciones militares como los destinados al transporte de personas, correos o mercancías.
Empresas como la Sociedad Española de Construcción Naval tenían en sus astilleros a finales de 1918 el futuro vapor Cristóbal Colón para la Compañía Trasatlántica Española que estaba siendo construido en El Ferrol. Los vapores Romeu y Escolano para la Compañía Trasmediterránea en Cartagena.
Por su parte las navieras continuaban operando a los destinos que el conflicto bélico lo permitía. Navieras como Ibarra y Compañía, la Compañía Valenciana de Vapores Correos de África o las citadas Compañía Trasatlántica Española o Trasmediterránea continuaban enviando barcos a destinos nacionales, europeos y del norte de África.

El resurgir de la actividad marítima
Pero si la guerra y la gripe española hirieron, pero no lograron acabar con la actividad marítima, cuando a finales de 1918 se firmaba la paz y el segundo brote del virus desaparecía, el nuevo escenario ayudó a retomar de nuevo las antiguas rutas.
Los ejércitos de los diferentes países devolvieron a las navieras los buques que habían incautado (y que no habían sido hundidos) y se redoblaron los esfuerzos por aumentar las flotas de los barcos destinados al traslado de pasajeros.
Aún humeaban los campos de batalla cuando el 25 de noviembre el Mauretania, un buque de vapor de Cunard Line, “zarpaba de Liverpool esta mañana, con destino a Nueva York. El buque transportaba una gran cantidad de pasajeros” (New York Tribune, 25-11-1918).
Ese aumento de actividad se detectó en muchos puertos, incluso en países que no habían participado en la Gran Guerra. Es el caso de los puertos españoles como bien destacaba la revista Navegación, cuyo primer número de noviembre de 1918, claro indicativo de querer volver a la normalidad lo antes posible.
Comienza su tercer número, de fecha 15 de enero de 1919, con la llegada de un barco de pasajeros al puerto de Vigo:
«Ha llegado el trasatlántico Deseado, de la Mala Real Inglesa. Es el primero de los grandes paquetes extranjeros que reanuda su servicio Inglaterra-América, incluyendo escalas en las rías gallegas.
Si no hubiera sido porque el Deseado iba aún pintado según las órdenes que el Almirantazgo inglés dictó para desorientar a los submarinos, se hubiera podido creer que lo sucedido en estos cuatro años de guerra había sido una horrible pesadilla.
Al entrar en la ría de Vigo disparó veintiún cañonazos, que debieron resonar alegremente en los rincones todos de la ría. Hubo alegría, fiestas, banquetes. De la llegada del Deseado guardarán grata memoria en Vigo, pues ha sido la primera muestra palpable de que ha terminado la lucha«.
Si te quedastes con curiosidad este es un fragmento de la zarzuela El soldado de Nápoles.
EL SOLDADO DE NÁPOLES SOBRENOMBRE DE LA GRIPE ESPAÑOLA
Ahora ya conocemos un poco mejor la «gripe española», la que todavía se considera la mayor pandemia de la época moderna. Si se pudo salir de ella ahora es seguro que saldremos del COVID-19 y volveremos a viajar.
Jesús García
Editor Jefe
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La “gripe española”, la primera gran pandemia que afectó al transporte por mar
Publicado: 22 abril 2020
Autor: Jesús Rico para CruceroAdicto.com
Fuente y Fotos: Hemeroteca Nacional, Biblioteca Nacional | CruceroAdicto.com | Imágenes históricas CCO