¿Has tomado alguna vez un desayuno mientras navegabas frente a los impresionantes acantilados de Moher…?
Quizá la pregunta correcta sería: ¿has sentido alguna vez que el horizonte te observa mientras untas mantequilla en una tostada? Los acantilados de Moher, esos gigantes de roca y vértigo, no solo rasgan el cielo irlandés: te obligan a mirar al abismo con café en mano.
Y justo cuando te crees envuelto en la épica celta, el crucero gira y en unas horas te encuentras caminando entre gaitas y ciervos invisibles en las Highlands escocesas. Pasar del caos dublinés al silencio ancestral de Escocia en una sola noche no es solo un cambio de paisaje: es todo un deleite viajero.
Los acantilados blancos de Dover, por su parte, ofrecen la bienvenida más dramática del repertorio geológico británico. Esa blancura insultante al sol y el azul oscuro del Canal forman una especie de aplauso visual. Inglaterra, como diva de musical, sabe cómo hacer su entrada.
Curiosamente ignoradas por muchos viajeros de habla hispana, estas islas son como ese amigo excéntrico del que todo el mundo habla, pero nadie visita. Cada puerto es una novela breve: herencia vikinga en las Orcadas, whisky escocés que arde como filosofía líquida, aldeas de pescadores donde el reloj dejó de funcionar… por voluntad propia.
El contraste es la norma: por la mañana puedes estar saludando a las estatuas de Trafalgar Square y por la tarde sintiendo que el barco ha atracado en la Edad Media. Entre una ciudad cosmopolita y un nido de gaviotas solo hay un poco de niebla y una taza de té.
Estos cruceros prefieren el intervalo amable entre mayo y septiembre. No es solo cuestión de clima: la luz parece multiplicarse, como si el sol tuviera un turno extra. En junio, hay ciudades donde amanece antes de las 5 y no anochece hasta las 11. Dormir es perderse el espectáculo.
En esta guía, sí, encontrarás lo necesario para planear tu travesía por estas tierras: cuándo ir, qué puertos merecen tus pisadas, consejos útiles y respuestas que a menudo no sabías que necesitabas.
✱ APUNTES PARA CRUCERISTAS:
- Duración del crucero: entre 10 y 14 noches si quieres hacerlo bien. Los de 7 noches son como mirar una película saltándose escenas clave.
- Temporada principal: mayo a septiembre. Mayo y junio son los meses con más encanto… y menos gente en tu foto.
- Puertos de salida: Southampton es el gran clásico, pero Liverpool, Dover, Belfast, Ámsterdam o Copenhague también se apuntan a la fiesta.
- Clima impredecible: Lleva capas. Vestirse aquí es como jugar Tetris meteorológico.
- Tender obligatorio en algunos puertos: A veces el mar dice «hoy no se desembarca». Respétalo. Él manda.
¿Cuándo es mejor viajar a las Islas Británicas e Irlanda en crucero?
Mayo-Junio: La elección del experto
Verdes imposibles, flores que parecen inventadas, y una temperatura que no incomoda ni adormece (13-18°C). Los sitios turísticos aún no están invadidos por hordas fotográficas y los precios bailan un 15-20% por debajo del verano.
Y luego está la luz. Una luz casi escandinava. En Edimburgo, por ejemplo, uno puede desayunar, hacer turismo, cenar, y aún tener claridad para perderse… o encontrarse.
Julio-Agosto: La opción más segura (y concurrida)
Aquí todo funciona: museos, teatros, festivales. Pero también todo se llena. Las temperaturas son cálidas a la manera británica (15-22°C, con amenaza de nube en cualquier momento) y los precios, como era de esperar, se disparan.
La ventaja: el Fringe de Edimburgo en agosto. Una ciudad entera convertida en escenario. Caótica, sí, pero inolvidable.
Septiembre-Octubre: La opción fotográfica
Menos cruceros, menos gente, más color. Los bosques empiezan a mutar en lienzos rojizos y el clima, aunque más fresco, es a veces más seco que en agosto (según datos del Met Office británico).
Eso sí: los días se acortan y los horarios de los museos también. Pero a cambio, el paisaje empieza a hablar en voz baja y eso tiene su encanto.
Consejo de crucerista
Si puedes, elige mayo o junio. Hay más horas de luz que preocupaciones, menos turistas que pájaros, y una brisa que huele a historia y sal. Visitar el Castillo de Edimburgo o la Calzada del Gigante sin tener que esquivar cámaras te recordará por qué viajas: para ver, no solo para fotografiar.

Los castillos y paisajes que no te puedes perder
Acantilados de Moher – El encuentro entre tierra y mar que te dejará sin aliento
Lo que separa Irlanda del infinito no es el mar, sino Moher. Estos colosos de piedra, de 214 metros de altura y ocho kilómetros de extensión, son más que un punto turístico: son una declaración de intenciones del Atlántico. No vienen a gustarte. Vienen a imponerse.
Desde el puerto de Cobh (Cork), los cruceros suelen ofrecer la excursión, aunque debes prepararte para una jornada maratoniana: unas tres horas de autobús por trayecto. ¿Vale la pena? Digámoslo así: ninguna foto podrá capturar lo que siente tu estómago cuando ves ese abismo en movimiento.
✱ ¿Tienes vértigo? No te preocupes. Hay senderos alejados del borde, desde los cuales la vista es igual de sublime y mucho menos angustiante.
Edinburgh Castle – El guardián de la capital escocesa
Si las ciudades tuvieran coronas, Edimburgo llevaría una de piedra negra: el castillo que domina su skyline desde lo alto de Castle Rock. Pero esto no es un simple castillo medieval. Aquí están las Joyas de la Corona escocesa, la legendaria Stone of Destiny, capillas medievales y vistas panorámicas de 360° sobre la ciudad que parecen hechas para la eternidad.
La entrada cuesta 18 £ (unos 21 €) si la compras online; 25 £ si decides improvisar y comprar en taquilla. Y aunque las colas pueden ser bíblicas en agosto (especialmente si coincides con el famoso Military Tattoo), cada minuto de espera vale por una historia.
No caigas en el error de asignarle solo una hora. Este lugar exige, como mínimo, 2 o 3. Porque no se camina sobre piedras: se camina sobre siglos.
Ring of Kerry – Paisajes de postal en cada curva
Si Irlanda fuese un poema, el Ring of Kerry sería su estrofa más lírica. Esta ruta circular de 179 km en el condado de Kerry condensa en curvas lo que el país ofrece en emociones: montañas que susurran, costas que rugen y pueblos que parecen haber sido bordados a mano.
Desde Cobh, los cruceros y tour operadores independientes como Shore2Shore organizan esta excursión como una experiencia de día completo (8-9 horas locales. Si tu tiempo es limitado, es difícil recorrerlo por libre sin dejar cosas en el camino. Pero si puedes, elige una excursión que incluye navegación por los lagos de Killarney: hay una magia serena en ver el paisaje desde el agua.
El Ring no se recorre, se contempla.
Giant’s Causeway – La calzada del Gigante
Hay lugares donde la mitología y la geología se dan la mano, y este es uno de ellos. ¿Formación volcánica? Claro. ¿Construcción de gigantes rivales? También. Aquí la ciencia y la leyenda no se contradicen: se complementan como buenos narradores.
La Calzada del Gigante, con sus 40.000 columnas de basalto hexagonales en la costa de Irlanda del Norte, es una anomalía maravillosa. Desde el puerto de Belfast, se tarda aproximadamente 1h30 en autobús.
¿El clima? Caprichoso. Puede que el viento te doble como una rama de mimbre. O puede que un rayo de sol convierta esas columnas en un teclado de lava dorada. Ambas experiencias son inolvidables. Aunque, sinceramente, la versión salvaje tiene más carácter.

Puertos que no deberías perderte
Edimburgo (Leith/South Queensferry), la joya escocesa
La capital escocesa es todo lo que una ciudad debería ser: altiva sin arrogancia, misteriosa sin disfraz, bella sin maquillaje. Los barcos grandes atracan en Leith, a 15 minutos del centro, o fondean en South Queensferry, que requiere un trayecto de 30-40 minutos.
Si hay un eje vertebrador, es la Royal Mile: ese empedrado que une el Castillo con el Palacio de Holyroodhouse. Pero hay mucho más:
- Arthur’s Seat: Una caminata exigente (1h30 ida y vuelta), pero la recompensa es una vista que rivaliza con cualquier postal aérea.
- Dean Village: Un oasis escondido a solo 15 minutos de Princes Street. Perfecto para los que odian multitudes y adoran los suspiros.
- The Ensign Ewart: Un pub junto al castillo donde el whisky se sirve cómo se cuentan los secretos: despacio y sin ruido.
✱ Consejo de viajero: No intentes abarcarlo todo si tu escala es corta. Edimburgo se disfruta mejor sin prisas, como los libros que uno no quiere terminar.
Belfast, mucho más que el Titanic
Lo que fue símbolo de conflicto ahora es epicentro de reinvención. Belfast ha dejado de ser noticia de guerra para convertirse en crónica cultural. La joya turística es el Titanic Belfast, un museo construido sobre el mismo astillero donde nació el barco maldito. La entrada cuesta 24,50 £ (unos 28 €), y vale la pena dedicarle 2-3 horas.
Pero la ciudad ofrece otras capas:
- Murales políticos en Falls Road y Shankill Road. Mejor ir con guía (25-30 £) para entender qué gritan esas paredes.
- Mercado de St. George: Abre viernes y sábados, y su oferta de productos locales es tan sabrosa como fotogénica.
- The Crown Liquor Saloon: Un pub victoriano que parece diseñado por un ebanista barroco y un poeta alcohólico. Un templo.
✱ Consejo de viajero: el puerto está a solo 15-20 minutos del centro a pie. Belfast no sólo es accesible. Es irresistible.
Dublín, la capital irlandesa que enamora
Dublín tiene el tamaño de un cuento bien contado. Compacta, y se camina bien. Los cruceros atracan a unos 3 km del centro. Puedes tomar el shuttle o el autobús 53. La ciudad, además de hospitalaria, es directa: te recibe con libros y cerveza.
No te pierdas:
- Trinity College y el Libro de Kells: 16 € de entrada. Llega temprano si no quieres compartir la experiencia con medio barco.
- Guinness Storehouse: 29 € online (35 € en taquilla), con pinta incluida y vistas de 360° desde el Gravity Bar. Y sí: sabe mejor allí.
- Temple Bar: Sí, es turístico. Sí, es caro. Pero a veces hay que rendirse a la postal.
✱ Consejo de oro líquido: los pubs fuera del circuito turístico sirven la misma cerveza a 5-6 €. Tu billetera te lo agradecerá.
Invergordon (Highlands), la puerta a las Tierras Altas escocesas
Si Escocia tuviera un alma geográfica, entraría por este puerto. Invergordon, en sí, no es gran cosa. Pero su ubicación es la antesala de lo sublime. Desde aquí, todo vale la pena:
- Lago Ness y Castillo de Urquhart: El monstruo quizás no aparezca, pero el paisaje es legendario.
- Destilería Glenmorangie:Incluye degustación, y eso siempre ayuda a comprender mejor la historia.
- Castillo de Cawdor: Relacionado con Macbeth. Si Shakespeare lo eligió, tú también deberías.
✱ Alquilar coche aquí es una gran idea (desde 70 €/día). Las carreteras son estrechas, sí, pero cada curva es una escena inédita (cuidado al conducir por la izquierda). Y los lugareños te reciben con gaitas. Literalmente. No es una metáfora.
✱ GUÍAS DE PUERTOS EN ITINERARIOS POR ISLAS BRITÁNICAS E IRLANDA

Curiosidades que te sorprenderán de Irlanda y las Islas Británicas
Las noches que no terminan de oscurecer
En algunas latitudes del norte, la oscuridad se toma vacaciones. En junio y julio, lugares como las Islas Orcadas o Shetland viven las célebres white nights (noches blancas), en las que el cielo nunca llega a apagarse del todo. A las 11 de la noche, el horizonte parece una escena de epílogo. Y a las 3:30 de la mañana… ya está amaneciendo.
Si vienes de latitudes más meridionales, la sensación es desconcertante. Como si el mundo se hubiera olvidado de cerrar los ojos. En las Orcadas, a las 11:30 pm puedes sacar fotos sin flash. Es turismo extendido por decreto celestial.
El cambio de guardia que no es el cambio de guardia
¿Sabías que el cambio de guardia en Buckingham Palace no se hace todos los días? Muchos turistas madrugan solo para encontrarse con una verja cerrada y un silencio monumental. En invierno ocurre solo lunes, miércoles, viernes y domingos; en verano, sí es diario… salvo que llueva. Y llueve.
Pero aquí va el dato de oro: si quieres vivir un cambio de guardia sin multitudes ni codazos, ve al Horse Guards Parade. Es igual de solemne, con uniformes, música y toda la pompa imperial… pero sin las masas. Se hace todos los días a las 11 am (10 am los domingos), y sí, podrás hacer fotos sin 200 cabezas en primer plano.
Más alto que la Torre Eiffel… pero casi nadie lo sabe
Todos hablan de los acantilados de Moher, pero pocos saben que Slieve League, en el condado irlandés de Donegal, les triplica la arrogancia vertical: alcanzan los 601 metros de altura, casi el doble que la Torre Eiffel. Sí, has leído bien: más altos que el símbolo de París y tres veces más altos que Moher.
El problema no es su belleza, sino su modestia. Pocos cruceros los incluyen, y solo algunas navieras como Princess Cruises o Holland America Line hacen escala en el pequeño puerto de Killybegs. Pero si logras incluirlos en tu itinerario, no te arrepentirás. Verlos es como descubrir un monumento natural oculto en plena vista.
El pedazo de roca más caro del mundo
La Stone of Destiny (Piedra del Destino), alojada en el Castillo de Edimburgo, no es solo una reliquia: es un símbolo viviente del tira y afloja político entre Escocia e Inglaterra. Sobre ella se coronaron reyes escoceses durante siglos. Y luego, reyes británicos.
En 1950, cuatro estudiantes nacionalistas escoceses robaron la piedra de la Abadía de Westminster. No fue un golpe de Estado, sino de identidad. La escondieron por semanas, desatando una cacería digna de novela. Finalmente fue recuperada… pero en 1996, el Reino Unido se la devolvió oficialmente a Escocia. Como quien devuelve una herencia que nunca fue suya.
Una roca, sí. Pero con más historia encima que muchas bibliotecas.
Dublín tiene más pelirrojos que Edimburgo
Olvida el cliché del escocés pelirrojo. Aunque parezca mentira, Irlanda tiene un porcentaje mayor de personas naturalmente pelirrojas (alrededor del 10%) que Escocia (aproximadamente 6%). Es más: la única región que supera a Irlanda es una escocesa específica, las Hébridas Exteriores.
Así que la próxima vez que veas una melena rojiza bajo la lluvia, no asumas nacionalidad. Pregunta. O simplemente admira.
Hasta los delfines tienen acento
Y no, no es una metáfora para describir la variedad dialectal de las islas. Es ciencia. Investigadores del Sea Mammal Research Unit descubrieron que los delfines que habitan frente a Gales emiten silbidos distintos a los de Escocia. Tienen «acentos» únicos, adaptados al paisaje sonoro de cada región.
Así que si estás navegando entre Belfast y la Isla de Man, puede que escuches (sin saberlo) conversaciones marítimas en varios dialectos cetáceos. Porque en estas islas, hasta los animales tienen identidad cultural.

Consejos prácticos para tu crucero por las Islas Británicas
Hay consideraciones especiales que pueden marcar la diferencia entre una experiencia buena y una excepcional
Aquí no basta con hacer la maleta. Hay que hacerlo con sabiduría. Porque en estas islas, lo inesperado no es la excepción. El clima puede jugar contigo como un gato con una pelota de lana… y tus planes, claro, son la lana.
El clima es un comediante impredecible
No hay ironía más británica que su propio cielo. El clima aquí no cambia de humor: cambia de personalidad. En Kirkwall, por ejemplo, puedes salir con sol, encontrarte con niebla en diez minutos, y terminar bajo una lluvia horizontal tan dramática que parecería una escena de novela nórdica.
¿Cómo sobrevivir a esta tragicomedia atmosférica?
Sistema de capas, versión insular:
- Camiseta o blusa ligera (la esperanza)
- Jersey o chaqueta fina (la cordura)
- Impermeable o cortavientos (la realidad)
- Bufanda ligera (sí, incluso en verano; el viento no entiende de estaciones)
- Paraguas plegable (opcional, pero será más un escudo que un refugio)
✱ Dato útil: en Edimburgo, incluso en verano, la media es de 15 días al mes con algún tipo de precipitación. No es que llueva todo el día… pero casi siempre hay un momento que arruina el peinado.
Gestión inteligente de la moneda
Tierra de libras y euros, este viaje es también un máster en economía multinacional. El Reino Unido sigue fiel a su libra esterlina, mientras que Irlanda y algunos puertos europeos usan euros. ¿Fácil? En absoluto. ¿Solucionable? Por supuesto.
Recomendaciones para no perder la cabeza ni el bolsillo:
- No cambies mucho efectivo. Las tarjetas son bienvenidas hasta para pagar un té.
- Informa a tu banco antes de zarpar. Evita bloqueos que arruinen tu visita a un pub.
- Evita cajeros Euronet: parecen amigables, pero cobran comisiones de villano de película.
- Lleva billetes pequeños (5-10 £/€) para propinas y mercados.
- El whisky, ese embajador nacional, suele ser más barato en libras. Sí, beber en Edimburgo sale más a cuenta que en Dublín. Otra antítesis deliciosa.
Tenders: el factor que puede arruinar tu excursión
Los puertos pequeños (esos que más nos suelen llamar la atención como viajeros) suelen requerir «tender», es decir, barcas para llegar a tierra. Bonito, pintoresco, pero también frágil. Si el mar se enfada, no se desembarca. Y no hay derecho de réplica.
Riesgos y soluciones:
- El capitán puede cancelar la escala. Seguridad ante todo.
- El embarque puede ser lento. Y si vas por libre, peor.
Recomendaciones de crucerista:
- En puertos de tender, una opción para salir antes es reservar excursiones del barco. Suelen tener prioridad para desembarcar.
- Si decides ir por libre, madruga para conseguir ticket de tender temprano.
- Ten siempre un plan B. Siempre. Porque aquí el mar tiene la última palabra.
✱ Especialmente en mayo y septiembre, las cancelaciones por mal tiempo son parte del menú.
Excursiones: cuándo reservar con el barco y cuándo por libre
Organizar tus excursiones es un arte. Mal ejecutado, puede costarte caro. Bien planificado, puede hacerte sentir como un explorador con brújula infalible.
Reserva con el barco si:
- El destino está lejos (ej. Lago Ness desde Invergordon, Moher desde Cork)
- El puerto es de tender
- Es una excursión larga y el riesgo de perder el barco es real
Hazlo por libre si:
- Estás en una ciudad grande y bien conectada (Londres, Dublín, Edimburgo)
- El puerto es pequeño y caminable (Kirkwall, Lerwick)
- Quieres explorar a tu ritmo (bendita libertad)
Reserva los tours populares con MUCHA antelación
En este mundo de «ya lo miraré», hay una ley no escrita: las mejores excursiones se agotan antes de que te des cuenta. Algunas desaparecen con semanas (incluso meses) de antelación.
Tours con alta demanda:
- Destilerías de whisky en Escocia (la fiebre del oro líquido)
- Stonehenge desde Portland o Southampton
- Tours de Juego de Tronos en Irlanda del Norte (dragones no incluidos, pero casi)
✱ En cruceros de P&O, las visitas a la destilería Talisker (Isla de Skye) o los tours de Game of Thrones en Belfast son los primeros en evaporarse.
La estrategia del viajero astuto:
Reserva cuanto antes. Luego, si cambias de opinión, podrás cancelar (consulta políticas de tu naviera). Pero si esperas, lo más probable es que te quedes mirando desde el muelle.

Preguntas más populares sobre un crucero Islas Británicas e Irlanda
¿Cuál es la mejor época para un crucero por las Islas Británicas e Irlanda?
Mayo y junio. Lo dicen los expertos, los capitanes y hasta los ruiseñores. Luz abundante, menos turistas, clima templado con personalidad cambiante.
Julio y agosto: más calor, más gente, más euros. También más actividad cultural.
Septiembre: menos barcos, menos multitudes, más hojas que caen. Ideal para los que buscan fotos con melancolía otoñal.
¿Es muy movida la navegación? ¿Es fácil marearse?
Respuesta breve: puede serlo. Respuesta honesta: depende del tramo.
Zonas propensas al movimiento:
- Entre Irlanda y las Hébridas
- Al norte de las Orcadas
- Canal de la Mancha con mal tiempo
Trucos anti-desequilibrio:
- Camarote en el centro del barco y cubierta media
- Medicación (parches, pastillas)
- Vista fija en el horizonte (sí, funciona)
- Pulseras de acupresión (si crees en ellas, ayudan)
Los barcos modernos tienen estabilizadores. Pero llevar un plan B es como llevar paraguas: si lo tienes, probablemente no lo necesites.
¿Qué ropa debo llevar para un crucero en junio?
El resumen: viste como quien sale a tomar el té al Himalaya.
En tierra:
- Pantalones largos ligeros (shorts: optimismo innecesario)
- Camisetas de manga corta y larga
- Forros polares y jerseys
- Impermeable, siempre
- Calzado cómodo e impermeable
- Bufanda ligera y gorro fino
A bordo:
- Ropa casual
- Atuendo formal si viajas con navieras como Cunard o P&O
- Pashmina o jersey para las noches al aire libre
Sistema cebolla. Siempre.
¿Necesito visado para Reino Unido e Irlanda en un crucero?
Desde el Brexit, el papeleo se ha sofisticado.
Ciudadanos de la UE (incluido España):
- Para Reino Unido: se necesita ETA (Electronic Travel Authorization). Tiene coste mínimo y vale por dos años.
- Para Irlanda: no necesitas nada si eres ciudadano de la UE.
Otros países:
Consulta con tu naviera o agencia. Porque desembarcar en Reino Unido cuenta como entrada formal al país.
✱ Siempre verifica en la web oficial: gov.uk. No te fíes del vecino del camarote.

¿Un crucero por las Islas Británicas e Irlanda vale la pena?
Sí. Con acento y mayúsculas.
Pero no esperes playas ni daiquiris al atardecer. Este es un viaje para los que prefieren castillos a piscinas, gaitas a reguetón, niebla a hamaca. Aquí vienes a explorar, no a descansar.
Lo que lo hace único no es el sol, sino la luz de su historia. Un día estás en Londres bajo el Big Ben, y al siguiente recorres una isla vikinga donde el tiempo aún duda si avanzar.
Es un viaje para los que quieren sentir que el paisaje los mira. Para quienes aceptan madrugar, mojarse, sorprenderse. Para los que entienden que un crucero no es solo un medio, sino un punto de vista flotante.
✱ Como decimos en Cruceroadicto: los mejores viajes no se miden en grados centígrados, sino en recuerdos que duran más que las postales. Y estas islas tienen una memoria muy generosa.
✱ Cada puerto es una novela breve: herencia vikinga en las Orcadas, whisky escocés que arde como filosofía líquida, aldeas de pescadores donde el reloj dejó de funcionar… por voluntad propia.
QUIZ DEL VIAJERO – Descubre si es para ti!
¡COMPARTE TU EXPERIENCIA!
¿Has visitado ya las Islas Británicas en crucero? ¿Cuál fue tu puerto favorito? ¿Tienes alguna duda específica sobre alguna naviera o itinerario?
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