No deja de ser curioso que cuando uno viaja de crucero, en general, la actividad playera no sea una de las preferidas por los viajeros, supuestamente amantes de la mar.
Este extremo se da sobre todo en Europa donde prima (y no deja de ser lógico) visitar y ver la Historia a través de sus grandes monumentos, a diferencia del Caribe, región geográfica en la que dada su exuberancia natural y su clima es más común y próximo ir de playas.
En este artículo quisiera hacer un repaso de algunas playas que he tenido el placer de conocer en alguna escala de los cruceros que he realizado. No están todas, pero sí aquellas que de alguna manera me han impactado. Todas, excepto una, son europeas.

Las mejores playas que he visitado viajando en crucero
Playa de Talamanca
Si haces escala en Ibiza (Islas Baleares, España) y tienes ganas de pasar un día tranquilo en una playa próxima al muelle de atraque, debes ir a la playa de Talamanca. La alcanzarás tras una breve caminata y encontrarás todo tipo de chiringuitos y restaurantes, por si te interesa el tema gastronómico, para pasar una buena jornada. La ciudad de Ibiza y su maravillosa “Dalt Vila” no la tienes muy lejos.
Playa de Binibèquer
Siguiendo en las Islas Baleares, concretamente en Menorca que es un auténtico festival y goce para los sentidos en cuanto a playas y calas, encontrarás la playa de Binibèquer, en la población de Sant Lluís. No son habituales las escalas en Maó, el segundo puerto natural más grande del Mundo, después del hawaiano Pearl Harbor. También dispone de chiringuito y, si te gusta moverte un poco, en menos de cinco minutos estarás en otras playas y calas espectaculares.

Cambiamos de islas y nos vamos a las maravillosas Islas Canarias, también en España, donde podéis disfrutar del verano casi todo el año En este caso os voy a hablar de tres playas en sendas islas.
Playa de las Canteras
La primera, la playa de las Canteras en Las Palmas, en la isla de Gran Canaria. Una playa urbana espectacular donde podrás disfrutar de todo tipo de atractivos para el crucerista. Está a unos minutos andando desde el puerto, por lo que pasar un día en esa zona, repleta de comercios y restauración, es fantástico. Se me olvidaba, si vas en época navideña, las esculturas hechas con arena de playa son una obra de arte.
Playa de Majanicho
Si nos movemos de isla y nos vamos a Fuerteventura, no podéis dejar de visitar la playa de Majanicho, no muy lejos de Corralejo. Una playa natural, con algunas casitas de pescadores cercanas que no te dejan impasible. Se puede ir en coche de alquiler o en taxi, sin mayor problema.
Playa de Papagayo
Y para finalizar el periplo canario, nos vamos a la isla de Lanzarote, reserva de la biosfera. La playa de Papagayo un tanto alejada del puerto pero que bien vale la pena visitar y disfrutarla. En este caso, es mejor desplazarse con un coche de alquiler que te permitirá, a su vez, visitar otros lugares de la isla.

Playa de Mondello
Si nos adentramos hacia el Mediterráneo oriental llegamos a Palermo, la capital de la isla de Sicilia, Italia, nos encontraremos en un corto trayecto de carretera con la playa de Mondello, otra maravilla mediterránea, en la que vale la pena invertir un tiempo para descansar y relajarse. También dispone de otros establecimientos de ocio. En unos diez minutos, te plantas en esa linda playa.
Playa de Paleokastritsa
Nos vamos a Grecia, concretamente a la isla de Corfú. La vez que atracamos en la isla, nos decidimos a tomar un taxi para pasar un día de playa. Tardamos unos veinte minutos en cruzar la isla de este a oeste. Tuvimos la inmensa fortuna de toparnos con un taxista diligente que nos llevó (y nos recogió, después) a la playa de Paleokastritsa, lugar de veraneo discreto y con servicios a pie de arena. Vuelves al barco regenerado, sin duda.

Playa de Akumal
Por último, hago una excepción europea y me voy al Caribe. He visto muchas playas espectaculares en todos los lugares que he visitado, pero tengo una favorita que es la playa de Akumal, Quintana Roo, México. La península de Yucatán es una auténtica joya natural, en todos los sentidos, pero esta playa, la de las tortugas, sobrepasó mis sentidos como se define muy bien en el síndrome de Stendhal.

Para concluir el presente artículo, convenir como postula el dicho que “para gustos los colores”. Por tanto, cada uno puede invertir el tiempo de sus escalas como mejor le plazca, pero según mi punto de vista existe una gran diferencia entre el ver y el sentir.
La acumulación de lugares visitados está bien, pero va en detrimento del concepto de relax dinámico que pienso que debiera acompañar siempre al viajero.