
¿Cómo era viajar en crucero hace 57 años?
Charlamos con Cristina Amunategui
Charlamos con Cristina Amunategui : ¿Se imaginan haciendo un crucero a mitad del siglo pasado?. Estamos en la segunda semana de septiembre de 1961, a bordo del Anna C, de la naviera Línea C que, con el paso del tiempo, se convertiría en la actual Costa Cruceros. Cristina, una jovencísima asturiana, no lo tenía previsto, pero iba a realizar “el viaje que marcó, y mucho, su vida”. Gustosamente se presta a relatarnos, para CruceroAdicto, aquellas vivencias, en primera persona.
“Unos parientes argentinos de mis padres habían venido en ese barco y desembarcaron en Génova, en el mes de abril. Compraron un coche y viajaron por Europa. En junio nos visitaron, en Asturias. Estando en casa, hablaron con mis padres y conmigo por si quería ir con ellos a Buenos Aires a pasar una temporada. Con el permiso de mis padres, acepté ”
Viajando en el primer barco de Costa Cruceros, Anna C:
Charlamos con Cristina Amunategui
CruceroAdicto:
1) Dices que marcó tu vida…
Cristina:
En esos años, viviendo en un pueblo y salir para conocer otro mundo, tan diferente, y en esos momentos mucho más avanzado que el nuestro, imagínate. No es como ahora. Siempre lo llevo presente.
CruceroAdicto:
2) ¿Cómo fueron los preparativos?
Cristina:
El viaje lo prepararon los familiares y mi padre. Supongo que para los españoles en aquella época eso resultaba caro. Como el barco salía de Lisboa el 12 de septiembre, nos fuimos para embarcar allí desde Asturias en un coche que tenían alquilado por meses.
CruceroAdicto:
3) ¿Un viaje o una aventura?
Cristina:
El crucero duraba tres semanas, llegamos el 2 de octubre a Buenos Aires. Para mi empezaba una aventura hacia lo desconocido, pero siendo consciente de que era una chica muy afortunada al poder realizar un largo viaje con todas las garantías.
CruceroAdicto:
4) Tus primeras impresiones en el Anna C…
Cristina:
En el momento de embarcar me impresionó todo. El barco en si mismo, la primera noche en el comedor, la amabilidad de los camareros, los pasajeros con muchas familias argentinas con niños, aunque también había brasileños y algunos alemanes, como por ejemplo la chica con quien compartí camarote.
CruceroAdicto:
5) ¿Cómo era la actividad a bordo?
Cristina:
Desde Lisboa a Río de Janeiro no tuvimos escala alguna. Recuerdo que hizo muy mal tiempo y el barco se movía mucho. Algunos días no se veía a casi nadie en cubierta porque hubo mucho gente que se mareó. Yo tuve la suerte de no marear. Durante el cruce del Atlántico las actividades consistían en estar en la piscina, jugar a tejos y bochas, bingo, cine todos los días y una sala con música en la que recuerdo que se bailaban tarantelas. Una actividad curiosa es que había tiro al plato, pero solo permitido para hombres.
CruceroAdicto:
6) Y por fin, ¡tierra a la vista!
Cristina:
El día que llegamos a Río nos levantamos muy temprano para ver la entrada a la bahía de Guanabara donde fondeó el Anna C. La gente que ya había estado anteriormente decía que era maravilloso, y así fue. Llegamos amaneciendo y estaba un poco nublado, pero la gente empezó a aplaudir y a abrazarse, emocionados. Yo lloré. Cuando se fue despejando y pudimos visualizar al Cristo Redentor más aplausos y sollozos. Hubo gente que rezaba. Cuando lo recuerdo me estremezco.
Con un paisaje espectacular ha sido una de las mejores sensaciones en mi vida, y eso que ya he visto al Cristo unas seis veces más. Pero siempre me emociono y a otras personas puede que también les pase lo mismo.
CruceroAdicto:
7) ¿Y cómo fue la escala en Río de Janeiro?
Cristina:
Hicimos una excursión en la que visitamos una favela, en la que decían que habían rodado la película Orfeo Negro. Paseamos por una Copacabana que era espectacular, y eso que conocía bastantes playas de España, pero nunca había visto hasta entonces algo parecido. Ahora, desgraciadamente está decadente, sucia y peligrosa. Después creo que hicimos otra escala en Montevideo antes de llegar a Buenos Aires, pero no lo recuerdo bien.
CruceroAdicto:
8) Seguro que nos podrás contar alguna anécdota
Cristina:
Mi compañera de camarote me contó que una señorita que comía en su mesa y en una habitación de nuestro pasillo había visto que recibía frecuentes visitas de hombres, y que le parecía que “hacía trabajos”. Yo, la verdad, no me había fijado en eso, pero la alemana también me dijo que sabía que estaba casada por poderes con un italiano con el que se iba a encontrar en Buenos Aires. Así que estuvimos muy alerta cuando llegamos a puerto donde, en efecto, el marido la recibió a pie de barco (entonces no había estaciones marítimas) con muchos besos y flores. Cada vez que lo recuerdo me río muchísimo. Parece que un camarero también le comentó a la alemana que en el barco había más casadas por poderes que hicieron “practicas pagadas” durante el crucero.
¿Tendrá Costa Cruceros un crucerista más antiguo que Cristina?
Cristina Amunategui López, a quien le encanta bailar, no ha dejado de viajar desde entonces con Costa Cruceros. Sólo en los tres últimos años recuerda haber hecho la vuelta al mundo con el Costa Deliziosa (2014), la vuelta a África con el Costa NeoRiviera (2015), un trasatlántico por el Atlántico con el Costa Fascinosa (2015), un Sidney-Barcelona con el Costa Luminosa (2016) y ese mismo año un crucero por el Mediterráneo con el Costa del mismo nombre, además de rememorar el mítico de 1961 con el Costa Pacífica.
Sólo durante el año pasado, Cristina ha viajado por Río Argelina con el Costa Pacífica, por el Mediterráneo en el Costa Fascinosa, por los fiordos noruegos en el Costa Favolosa, un Barcelona-Santos con el mismo barco, y ya está preparando las maletas para otro crucero por el Mediterráneo con el Costa Pacífica el próximo mes de mayo.
¿Podríamos quizás estar hablando no sólo de la crucerista viva más antigua que haya viajado en Costa Cruceros, sino una de las personas con mayor número de días a bordo en barcos de esta naviera?
Al cumplirse el 70 Aniversario, precisamente con el barco Anna C, y teniendo previsto Costa Cruceros llevar a cabo una serie de celebraciones especiales, reivindicamos desde CruceroAdicto al menos un recordatorio especial para nuestra interlocutora en este artículo, Cristina Amunategui López, crucerista hace 57 años en el barco Anna C.

La historia del Anna C…
Pocos barcos tienen una historia tan apasionante como la del Anna C. Fue el segundo buque adquirido por Costa Cruceros, por aquel entonces Linea C, para el tráfico únicamente de pasajeros -el primero fue el Andrea C.-, aunque paradójicamente el primero en entrar en servicio, puesto que el Andrea C lo hizo en junio de 1948, tres meses después que el Anna C.
La historia del Anna C parte del año 1929 cuando fue botado el futuro Southern Prince de Prince Line en el astillero Lithgows de Port Glasgow. Este barco de menos de 12.000 toneladas y que podría transportar a 125 pasajeros en primera clase, además de mercancía, entró en servicio el 31 de agosto. Sus primeros años, antes de la II Guerra Mundial, el Southern Prince tuvo dos serios accidentes; el primero de ellos fue el más grave, puesto que en julio de 1937 colisionó con el Elstree Grange muy cerca de Buenos Aires. Ese incidente casi termina precozmente con la carrera del buque, ya que se inundó la sala de máquinas y el Southern Prince estuvo a punto de terminar en el fondo del océano.
Con la llegada de la II Guerra Mundial el buque fue requisado por la Royal Navy, sufriendo los estragos del conflicto bélico cuando, poco después de la medianoche del 26 de agosto de 1941, un submarino alemán U-652 torpedeó el renombrado HMS Southern Prince. Tomó parte también en el Desembarco de Normandía cuando el 8 de junio arribaba a la playa de Juno, nombre en clave de uno de los tramos de la costa francesa en ese episodio de la contienda.
Con el fin de la guerra el barco quedó amarrado en Glasgow hasta que Ángelo Costa lo compró por 122.500 libras. Costa Cruceros entraba de lleno en el traslado de pasajeros con destino a Sudamérica. El futuro Anna C. pasó por el dique seco y su configuración original cambió radicalmente. De los 125 pasajeros de primera clase que viajaban cuando debutó el Southern Prince, el nuevo Anna C. pasaba a tener 164 pasajeros en esa clase y 600 en segunda clase. Su primera travesía comenzó el 31 de marzo de 1948 y partió desde Génova con destino en Río de Janeiro y Buenos Aires. Tres años después el Anna C. fue renovado de nuevo, modernizando su motor y la distribución de los camarotes, que también fueron y reorganizados.
Durante sus primeros años su cometido principal era el del tráfico de pasajeros entre Europa y Sudamérica, aunque la naviera lo alternaba con cruceros, como el Ferragosto por el Mediterráneo Occidental (del 13 al 19 de agosto de 1953), por el Mediterráneo Oriental (año 1961), minicruceros por el Caribe con salida desde Florida y escalas en Nassau y Freeport (años 1964) o, de nuevo por el Mediterráneo Occidental, con cruceros de 7 noches entre mayo y octubre desde 1966, con escalas en Barcelona o Palma de Mallorca entre otros.
Este barco disponía de aire acondicionado en sus camarotes. Sus travesías gozaban de un indiscutible estilo italiano donde destacaba la comodidad de las estancias, el trato a los pasajeros por parte de la tripulación y una cuidada y elaborada gastronomía.
Con la llegada de la década de los 70 la historia del Anna C. llegaría a su fin. En el año 1971 sufrió un grave incendio. Después de valorar los daños, la compañía decidió no invertir dinero en su reparación y el 6 de diciembre el Anna C. emprendía su última travesía con destino al puerto de La Spezia, lugar en el que sería desguazado.
Manuel Negrín y Jesús Rico
Editores Regionales – España
Desde cruceroadicto.com queremos agradecerle a Cristina Amunategui, su amabilidad al habernos atendido y explicado con todo lujo de detalles todo cuanto le hemos preguntado..
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Charlamos con Cristina Amunategui – crucerista en el Anna C de Costa
Manuel Negrín para CruceroAdicto.com. Fuente y Fotos Manuel Negrín.
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