Nuestra experiencia en el Celestyal Olympia de Celestyal Cruises explorando Grecia en 4 días
Reconozco que llegábamos a Atenas con un mar de dudas viajeras. No por la propia ciudad (un destino espectacular por sí mismo) sino por la aventura que viviríamos los días siguientes a bordo del Celestyal Olympia.
Habiendo navegado en diferentes barcos e itinerarios donde siempre una escala se exploraba a lo largo de un único día, el recalar en 5 puertos en sólo 3 noches se nos hacía complicado de asimilar.
Además lo haríamos a bordo de una leyenda flotante de los cruceros modernos. El actual Celestyal Olympia fue construido en 1982 como el cuarto barco de la flota de Royal Caribbean bajo el nombre de Song of America, todo un clásico que atesora lo mejor de la gran época de los cruceros vacacionales.
El itinerario de esta intensa aventura en forma de minicrucero por lo mejor de las islas griegas y Turquía se desarrolla a lo largo de 4 días (3 noches) desde el puerto base de Lavrio, a poco menos de 1 hora de Atenas.
Fue poner el pié a bordo del barco y disiparse la mayoría de dudas. Todavía no sabíamos nada del barco ni el itinerario, pero la energía que se siente es la de volver a casa de familiares que te echaban de menos y te dan la mejor de las bienvenidas a bordo.
Volvíamos a sentirnos durante estos primeros instantes recorriendo el barco que eramos el centro del viaje (algo que fue creciendo a medida que pasaban las horas), y no simplemente un número de reserva que paga la cuenta final.
Los cruceristas más veteranos sabemos que esa primera impresión, esas primeras horas, son una gran pista de cómo transcurrirá el resto del crucero, algo que reconfirmamos en este viaje.
Primeras horas a bordo del Celestyal Olympia
El primer detalle que nos cautivó fue escuchar español en todos los rincones del barco, entre los mismos tripulantes, en el mostrador de pasajeros, entre algunos de los oficiales, y sobre todo por megafonía.
Una energética voz retumbaba por todos los salones y cubiertas en un perfecto castellano diciendo: «Kalispera Olympians, bienvenidos a bordo!»
Este no era otro que Ion Lazarescu, el sorprendente Cruise Director, que a modo de gran director de la orquesta consigue que el ritmo a bordo, y en los puertos, funcione como un reloj de precisión suiza.
No, el idioma oficial a bordo no era el español, pero se oía por todos lados y además en las diferentes excursiones que realizamos con Celestyal. Por un momento la mente nos jugó una mala pasada y pensamos que embarcábamos nuevamente en uno de los barcos de Pullmantur.
Desde la cubierta 4, donde se localizan la mayoría de los servicios y la oficina abierta a todos del Hotel Manager Panagiotis Megalooikonomou (no había dudas estábamos en un barco griego, con oficiales griegos, navegando en Grecia), nos dirigimos hacia nuestra cabina situada en el centro exacto del buque, 3 plantas más arriba.
Para este minicrucero teníamos una junior suite presidida por una gran ventana (en todo el barco sólo las suites de más alto nivel disponen de un mini balcón) y donde el espacio es el gran lujo. Todo es amplio, y fácilmente una familia de 4 puede acomodarse sin problema.
Los diseños y decoración de la cabina tenía reminiscencias de los 80, pero en un óptimo estado de conservación. Un gran aseo con bañera, grandes espejos, y todos los productos de tocador elaborados a base de aceite de oliva. Tanto espacio de almacenaje que hubiéramos colocado la ropa para una vuelta al mundo. Junto a la ventana un par de sillones para una persona y un gran sillón cama hacían las veces de pequeño salón muy acogedor.
No era una súper cabina con jacuzzi o menú de almohadas, pero tenía algo que otras no tienen: una atmósfera que te hacía sentir en casa y con todos los detalles necesarios para el viajero del siglo XXI, incluida una televisión plana con multitud de canales (algunos en español).
Esta sensación se acrecentó al llamar a la puerta Jesús, el ayudante de nuestro asistente de cabina, Mark. Jesús se presentó, con una gran sonrisa, una educación exquisita, tono de voz dulce y una predisposición a solucionar cualquier necesidad de la cabina.
En este punto debo decir que arreglaron 2 veces al día la habitación y que nunca los vimos o interfirieron en nuestro descanso o ritmo a bordo. Si a esto le sumamos que nuevamente volvíamos a tener todos los elementos clásicos – cama lista para dormir al regresar de la cena, pequeño dulce (griego!) de buenas noches, eficaz diario de a bordo en español, y figura hecha con toallas – no había duda que estábamos reviviendo la experiencia completa que desgraciadamente se ha perdido en muchas navieras.
Itinerario y escalas desde el puerto de Lavrio
Poco menos de una hora se tarda en llegar al terminal de cruceros en Lavrio, al sur de Atenas, y que usa Celestyal Cruises en exclusividad; un edificio moderno, cómodo, que permite un embarque rápido y fluido.
En menos de 5 minutos ya habíamos realizado el check-in y subíamos a un autobús shuttle (aunque se puede andar fácilmente) que nos llevaría hasta la misma escalinata del barco al final del muelle.
Sin casi haber deshecho la maleta ya estábamos rumbo a nuestro primer destino Mykonos. Comenzábamos con intensidad teniendo la primera escala el mismo día de la salida, algo que es posible por la cercanía entre las islas griegas.
La sirena del Olympia despedía Lavrio mientras era ayudado por un remolcador (en los 80 no existían los azipod) a eso de las 13h.
A las 18h fondearíamos frente a la preciosa ciudad de Mykonos. Fue aquí donde comenzamos a ver la magia en acción. Gracias a la experiencia en estos puertos e islas, los procesos de desembarque de 1.500 pasajeros se realizan en tiempo récord y sorprendentemente sin estrés.
Como indicábamos anteriormente, el equipo de excursiones y el propio Cruise Director Ion conseguían poner orden distribuyendo los grupos por idiomas y tours con una calma y eficacia propias de una monje budista. Además, en aquellos puertos donde se necesitaban tenders, la naviera usa grandes embarcaciones locales para llevar a la mayoría del pasaje en pocos viajes.
Esto ya supone un gran beneficio para el viajero, ya que en menos de 15 minutos ya estás disfrutando el destino, algo que se repitió en cada una de las escalas previstas de este itinerario de 4 días: Mykonos, Kusadasi, Patmos, Heraklion y Santorini.
En todas ellas pudimos tener una buena experiencia gracias a esta eficacia y a los bien seleccionados tours que ofrece Celestyal Cruises a precios realmente buenos.
La duda de si era posible visitar 2 escalas en un mismo día quedaba así resuelta.
La otra cuestión que nos intrigaba eran los horarios, poco convencionales para algunas de ellas. Por ejemplo en Mykonos de 18h a 23h, en Kusadasi de 6:30h a 12:30h, en Patmos de 16.30h a 21h.
Lo que a priori parecía extraño resultó ser una gran ventaja.
Llegar a Mykonos cuando el resto de grandes barcos se marchaba y poder disfrutar con los locales, las callejuelas, plazas, y tabernas por la noche no tiene precio.
La misma sensación tuvimos en Kusadasi al visitar las ruinas de Éfeso. En la apertura del complejo monumental a las 8 de la mañana, solo estábamos los pocos autobuses de excursiones de Celestyal. Pasear por sus calles con los primeros rayos de sol, con un pequeño grupo de personas, es difícil de experimentar en nuestros días del turismo de masas.
Esta experiencia se repitió en cada una de las escalas.
El sabor de boca que te deja este minicrucero de intensa actividad viajera es el de haber realizado un crucero de una semana o más. Una mezcla de navegación, exploración, y relax concentrado en pocos días.
Explorando el Celestyal Olympia
El Celestyal Olympia, con 37.773 toneladas brutas y capacidad para 1.575 huéspedes, es un maravillosamente inusual crucero de tamaño medio, tematizado y enfocado en explorar lo mejor del Mediterráneo Oriental. El barco cuenta con una serie de características clásicas que ya no existen en muchos de los nuevos megacruceros.
Si buscas un parque acuático, 18 cubiertas, 15 restaurantes o una pista de patinaje, este no es tu barco.
El Celestyal Olympia no tiene ninguna de estas nuevas atracciones que vienen de serie en los nuevos barcos de las navieras más populares (parece que el viaje y el mar ya no son suficientes), ni falta que le hace.
Por contra, el Olympia es un barco enamorado del mar, transportándonos a la belleza del mundo navegando sobre él. Visible desde todas las cubiertas gracias a las grandes ventanas y miradores, los cambiantes matices del Mediterráneo estaban siempre presentes.
Esto se acrecienta gracias a las amplias cubiertas de paseo con suelo de madera de teca que permiten rodear todo el barco disfrutando de un horizonte infinito y a uno de los mejores miradores que nunca se ha construido a bordo de un crucero.
Como barco construido para mostrar la belleza de la navegación, fue el primero en tener un bar/lounge completamente acristalado y vista de 360º en la cubierta 12 en la parte de la chimenea. En su día, el Song of America deslumbró el mundo con el Viking Crown Lounge, lugar que todavía sigue creando la misma fascinación en el Olympia actualmente renombrado como Horizon Bar.
Es un barco fácil de conocer, y en su simplicidad está su belleza. Las 2 grandes piscinas se localizan en la parte central de la cubierta 9 entre la chimenea y el alto mástil sobre el puente de mando.
Alrededor de esta, localizamos varios lugares interesantes. El Aura Grill que hace las veces de buffet y de comida más casual (asiática, hot dogs, pizza, hamburguesas…), el bar Helios, una cabaña para masajes, una estación donde probar los populares gyros (coste de 3,5€), un escenario cubierto donde se realizan actuaciones en directo cada tarde, y el acceso en popa del restaurante Leda, que como uno de los 3 buffets a bordo, permite comer en el desayuno, almuerzo y cena.
Esta cubierta abierta estaba bien surtida de tumbonas y no vimos problemas por tener alguna disponible a lo largo de todo el crucero.
En la cubierta 8, localizamos el más que completo gimnasio que incluye sauna y diferentes salas de masajes, y en proa el clásico puente de mando.
A lo largo de la cubierta 7 se distribuyen el tranquilo Eclipse Lounge Bar, el Kid´s Club para los más pequeños de la familia, el acceso al Horizon bar, y en popa, sobre suelo de teca, la zona deportiva con cancha de baloncesto, mesa de ping pong, y dardos.
La cubierta 5 acoge los 2 grandes salones (Muses y Selene) que sirven, no sólo como teatros para los diferentes espectáculos que cada noche se programaban, sino como lugares de reuniones de las diferentes excursiones separadas por idiomas. Además, se localiza el Beauty Center, el casino en la parte central, y el Agora Shop a modo de mercadillo con productos locales de las islas que visitábamos.
Esta cubierta se completa con el Photo Center y el más que entrañable Argo Lounge & Bar que a todos los cruceristas más veteranos y fans de Royal Caribbean les recordará al popular Schooner Bar (este fue uno de los primeros).
La amplia recepción y mostrador de asistencia al pasajero se localiza en la planta 4. Alrededor de esta localizamos la oficina de excursiones (Shore Excursions), tiendas de Duty Free y joyería, y la bonita biblioteca decorada con motivos y elementos náuticos.
En la parte de popa de esta misma cubierta encontramos el luminoso y amplio restaurante Aegean que combina la opción de menú a la carta en la cenas o elegante buffet en los almuerzos y desayunos.
Al final de este mismo restaurante, junto a los grandes ventanales, se ha dispuesto el salón Galileo. Este espacio está reservado a los pasajeros hospedados en el nivel de suites con menú a la carta en las 3 comidas.
Vida a bordo y experiencia gastronómica
Nunca antes vimos tal cantidad de nacionalidades e idiomas a bordo de un crucero. Desde americanos a japoneses, a hispanoparlantes de toda sudamérica y España, portugueses y brasileños. Y todos eran tratados por igual y en su idioma (el Cruise Director habla 8 idiomas «bien», como él mismo nos contó!)
El pasaje estaba compuesto por todo tipo de viajeros y edades. Familias o viajeros solos, en grupos de viajes, o sumando este crucero a unas vacaciones en Grecia. Sí notamos un gran número de pasajeros que realizaban por primera vez un crucero.
Gracias a los avisos por la megafonía y al tradicional “Programa diario” que cada día nos dejaban en nuestra cabina, era muy fácil seguir el ritmo de actividades a bordo.
Nos encantó la simplicidad y utilidad del daily program en español con todas las recomendaciones, actividades, fiestas, y horarios del día, incluyendo los detalles y horas de escala con los datos del consignatario en caso de algún problema y todos los servicios abiertos.
Además, consejos tan poco vistos en nuestros días en otras navieras como: “Estimados padres, por favor asegúrense de que sus hijos menores de 12 años estén siempre bajo su supervisión en la zona de piscinas y durante los espectáculos de la noche”.
El aspecto gastronómico era otro punto que a la hora de viajar en crucero tiene un gran peso. Para nosotros, la inmersión en el viaje comienza con la oferta culinaria del barco durante el itinerario, y en ese sentido Celestyal Cruises nos ha sorprendido en gran manera.
Con una carta que se enraiza en los sabores griegos y turcos, el Celestyal Olympia nos deleitó con grandes platos a lo largo del día en sus diferentes comedores.
Hay opciones para todos los gustos y momentos; desde el buffet en diferentes partes del barco y comida rápida, hasta comidas a la carta en tradicionales salones llenos de luz natural esperan al crucerista.
Los platos nos sorprendieron por la calidad y la frescura de los ingredientes. Hemos probado todas las opciones disponibles, desde la comida asiática en el buffet de bienvenida en la piscina, hasta la cena en el restaurante de especialidad de 7 platos confeccionado por la popular chef Diane Kochias, y en todos superaron la expectativas.
De entre todos los restaurantes nos llamó sobre todo el Aegean por su versatilidad. Se transformaba y adaptaba según las horas del día y los requisitos horarios de la escala.
Pudiendo desayunar, almorzar y cenar, los 2 primeros se realizan en mesas con grandes vistas, compartidas con otros pasajeros, y en formato de buffet atendidas por un eficaz equipo de camareros. Por las noches los platos eran presentados como menú a la carta.
En el mismo espacio pero separado en una atmósfera más íntima se situaba el restaurante Galileo, reservado para los pasajeros de las suites o celebraciones especiales. Este y el Aegean están incluidos en el precio de la reserva.
Ya al fondo de todo, varias mesas separadas del resto configuraban el restaurante de especialidad de pago extra. Por 59€ por persona puedes deleitarte con 2 espectaculares propuestas gastronómicas diseñadas por Diane Kochilas: experiencia de una mesa griega o de cocina mediterránea. Una maravillosa inmersión gastronómica a los sabores de Grecia y países limítrofes muy recomendable para los más foodies y sibaritas.
Un punto que conecta viaje con el aspecto gastronómico, y que en la actualidad está teniendo mucho debate entre los cruceristas en otras navieras, es el de la elasticidad de horarios de los restaurantes. A bordo del Olympia, al embarcar o regresar de una escala siempre había un restaurante u opción para comer disponible. Un gran detalle que hace bajar el nivel de estrés cuando estás disfrutando en una excursión.
Como cierre al tema de comidas hay que destacar la barbacoa (con carbón real) realizada en cubierta bajo la luz de la luna tras la escala de Patmos que se podía oler desde tierra, simplemente deliciosa.
Los cruceros lo hacen las personas, no los barcos
Este viaje nos ha servido para constatar que por encima de las atracciones ultramodernas, menús de chef de estrellas Michelin, alta tecnología o pasarelas de cristal suspendidas sobre el mar, lo que hace que un crucero sea memorable y único es sin duda la tripulación que cuida de nosotros a bordo.
En ese aspecto, lo vivido en estos 4 días supera en muchos puntos al más lujoso de los barcos en los que haya navegado o zona exclusiva en un barco donde nos hayamos alojado. El equipo internacional que conforma la tripulación del Olympia irradia una energía positiva contagiosa.
Grandes y auténticas sonrisas, resolutivos a la hora de solucionar cualquier incidencia, pero sin alterarse, y conscientes que la experiencia del viajero (sin importar idioma o aspecto) es siempre lo más importante.
Hablando con muchos de ellos detectamos un detalle que nos sorprendió: todos tenían largas carreras a bordo de cruceros con diferentes navieras y tipos de barco. Algunos procedían de barcos de lujo o como nuestra extraordinaria camarera en el Galileo, Laiss, del mismísimo Yacht Club de los nuevos barcos de MSC Cruceros.
Al conversar con ellos, todos coincidían en que la naviera les cuidaba como una gran familia y eso era impagable. Estamos seguros que ese cariño y trato hacia la tripulación era el ingrediente secreto para ver esa felicidad en sus caras y que se nota inmediatamente al embarcar.
A bordo conocimos auténticos profesionales, con tal experiencia en el mundo de los cruceros, que hubiera necesitado semanas para oír todas sus anécdotas viajeras en diferentes compañías.
Esto fue evidente como el caso de Carlos Silva, el Maître d’hôtel a bordo a quién le hemos pedido colabore con cruceroadicto.com para compartirlas con todos vosotros.
10 detalles que nos han encantado en este minicrucero
● 1 El simulacro
Volver a realizar un simulacro yendo bajo el bote de salvamento con tu propio salvavidas nos ha dado más confianza y seguridad que verlo en un video que pocos visualizan. Un simulacro debe ser real para poder ponerlo en práctica si algo sucediera.
● 2 Mucho incluido en la reserva base
Descuento de $80/€75 en excursiones, bebidas incluidas como tés y cafés, cerveza de barril, vino de la casa (tinto, blanco y rosado), tasas portuarias y propinas. Las suites además tienen acceso al restaurante Galileo.
● 3 Excursiones en español
Buena selección de tours para visitar los lugares más importantes de cada escala o realizar actividades inmersivas o de relax a precios muy razonables. Se obtienen descuentos del 15% si reservas 3.
● 4 Gran gastronomía de los puertos que se visitan
Un auténtico festín con los sabores y platos de la cocina griega y turca: spanakopita, gyros, musaka, baklava, tzatziki, mezes, aceitunas kalamata… no faltaron durante el crucero.
● 5 Hora del Té
Con las mejores vistas al Mediterráneo un bien surtido buffet con delicias propias de este tradicional momento. Los scones estaban realmente ricos.
● 6 Masajes al mejor precio en alta mar
Uno de los mejores masajes recibidos a bordo de un crucero. 30 minutos de masaje relajante por 33€ eran la mejor opción para recuperar energía entre escalas.
● 7 Horarios que favorecen al crucerista
El barco giraba en conseguir la mejor experiencia posible y para ello adapta sus horarios. Los restaurantes abiertos al regresar de las excursiones o si el barco llegaba tarde (solo 10 minutos por las condiciones del mar) alargar 30 min la escala. Eso es poner las expectativas y experiencia del viajero por encima de todo sin mirar los costes portuarios de alargar el tiempo de estancia o el servicio de tenders.
● 8 Tradiciones de los cruceros clásicos
Que te preparen la cabina 2 veces al día y tener un dulce antes de dormir con tu cama lista, flores naturales en todos los restaurantes, recibirte con bebidas y toallitas frías en el muelle… son todo un lujo en nuestros días.
● 9 El espacio como parte del lujo de viajar
Si algo tienes a bordo del Olympia es que siendo un barco de los 80 los espacios están dimensionados a escala humana, con amplios salones, restaurantes y corredores. Impagable las anchas cubiertas exteriores de teca o las de observación bajo el puente. Te hacen sentir que eres el único pasajero.
● 10 Los baños públicos con vistas al mar
Entre los muchos rincones singulares que me (Jesús) cautivaron no puedo dejar de mencionar los baños públicos con grandes ventanas que permitían ver el Mediterráeno mientras te lavabas las manos. Algo que ahora sólo puede verse en cabinas de cruceros de lujo, al alcance de todos los cruceristas… y gratis.
CONCLUSIONES FINALES
No han pasado ni 7 días desde que embarcamos y todavía recordamos con cariño todo lo vivido en el Olympia.
Nuestra primera conclusión es que no es un crucero para todos los tipos de cruceristas, pero si para los más viajeros.
Es perfecto para aquellos que valoren una perfecta organización, un itinerario meticulosamente ajustado, una gastronomía que sorprende desde el primer día, que quieran sentirse griegos por unos días embriagados del Mediterráneo, en un barco que trae en su veteranía lo mejor de la época glamurosa de los primeros cruceros vacacionales.
No es tampoco este itinerario pensado para el relax (echamos de menos ese día de navegación para recuperar fuerzas), pero no es este su objetivo. De hecho, nos informaron que en el itinerario de 4 noches que incluye Rodas hay una tarde de relax total donde también celebran una noche de gala con el capitán.
El barco no es nuevo pero lo vivido a bordo supera ese detalle. Diríamos que tiene el atractivo de los buenos vinos que mejoran con los años, dignamente bien mantenido, pero con esa nostalgia de otros tiempos menos masivos y donde el viajero lo era todo.
El itinerario fue como sentir una intensa bocanada con lo mejor de Grecia de la mano de sus gentes y sus marinos. Fue dejarse inundar por los 5 sentidos de sus colores, olores y sabores, sin casi tiempo para procesarlo.
Anteriormente hemos visitado las diferentes islas griegas, pero ninguna ha sido comparable a esta. Nadie mejor que el morador de una casa para mostrarte todos sus rincones y la energía de quienes la viven diariamente.
La experiencia bien merece la pena, y entra sin dudarlo en nuestra lista de navieras con las que repetir cuando cansados de nuevos barcos, necesitemos recuperar el norte y esencia de lo que un día nos sedujo y atrapó de los cruceros: el mar y los destinos.
Kalimera Olympians, nos vemos a bordo muy pronto!
Jesús García y Cherilyn J. Lee
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Publicado: 8 septiembre 2023
Autor: Jesús García y Cherilyn Lee para CruceroAdicto.com
Fuente y Fotos: Jesús García y Cherilyn Lee
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