Situaciones cuando es mejor NO reservar un camarote con balcón en un crucero
Una de las preguntas más repetidas de todo cruceroadicto, y especialmente de los primerizos, es conocer cuáles son las diferencias, aparte de las económicas, en escoger en un crucero un camarote interior, uno con ventana (OceanView) o uno con balcón. Respuestas que hemos resuelto en varios artículos en nuestra sección de Consejos de Viaje
❱❱ Tabla de contenidos
- ALGUNOS ITINERARIOS DE CRUCERO DONDE NO SERÍA NECESARIO UN CAMAROTE CON BALCÓN
- Camarotes de Cruceros, todo lo que deberías saber antes de reservar
- Lo que nunca esperas ver desde el camarote de un crucero
- Camarote de crucero, 5+1 consejos para acertar al elegirlo
- Ventajas y desventajas de un camarote interior de crucero
- Camarote garantizado de crucero – Analizamos Pros y Contras
- Navieras que disponen de camarotes individuales de crucero
- Camarote con balcón de crucero – Analizamos las Ventajas y Desventajas
- Vídeo de balcones virtuales en cabinas interiores de crucero
Analicemos el asunto al revés. Es decir, cuando casi con total seguridad elegir un camarote con balcón es absolutamente innecesario. Veamos, primero, algunos de esos casos:
Por restricción de presupuesto de viaje.
Tenemos miedo a que haya mal tiempo o llueva y no podamos rentabilizarlo.
No estamos mucho tiempo en el camarote.
La zona por la que viajamos tiene vistas magníficas por todos lados.
Fumadores: ya no les es necesario porque también ahí está prohibido fumar.
Entonces, ¿Para qué queremos un balcón cuando no pasamos tiempo en él o/y hay grandes vistas por ambos lados del barco?
Es lo que sucede cuando nuestro crucero tiene uno de sus principales atractivos en lo que podemos ver a babor… y a estribor. Cuando lo que apetece es ir de un lado a otro del barco. O directamente ponernos en la proa para observar el paisaje que nos rodea en toda su amplitud.
ALGUNOS ITINERARIOS DE CRUCERO DONDE NO SERÍA NECESARIO UN CAMAROTE CON BALCÓN

Pasaje interno en Alaska
Desde la región del Panhandle de Alaska hasta la cosa de la Columbia Británica. Una ruta singular, única, un clásico en los cruceros por esta zona que discurre entre el continente con muchas calas y bahías y un millar de islas costeras, si bien no todas las navieras tienen autorización para hacer este itinerario. Pero no es sólo esta parte del recorrido sino la práctica totalidad de un crucero en Alaska el que nos mantendrá casi de forma permanentemente en la proa del barco para disfrutar de la belleza de sus paisajes naturales. ¿Cómo ver si no Haines, Juneau, Ketchikan, Tracy Arm, Seward o Anchorage?.


Canal de Panamá
Cruzar esta maravilla de la ingeniería y no ver, desde la proa del barco, la entrada en el Canal, la aproximación a las esclusas, su apertura y llenado, el ascenso del barco, la estrechez del espacio, la cercanía de la tierra y, por fin, la llegada al siguiente lago, es casi un delito. Todo un día donde estar en el camarote es como negar la realidad.

Venecia
Esta es una de las entradas a puerto más atractivas y espectaculares, pasando justo por delante de la Plaza y Basílica de San Marcos. Si bien los grandes barcos tienen ya limitado el paso frente a San Marcos, la salida alternativa sigue siendo igualmente bonita con los palacios y torres de la ciudad. Y por partida doble, ya que los barcos hacen también idéntico recorrido a la salida. En algunos casos, uno de los dos pases es nocturno, igualmente brillante y, por lo tanto, doble regalo para la vista. Se requiere saltar de un lado a otro del barco para fotografías y vídeo.

La Valletta
El Gran Puerto (natural) de la capital de Malta, ya utilizado desde tiempos de los romanos, base de los Caballeros de San Juan durante 268 años, adentra su canal hasta la ciudad de La Valeta y sus alrededores, no deja indiferente a los cruceristas. Masivamente fortificado es precisamente esa estructura la primera gran atracción que hay que ver y disfrutar desde la proa del barco.


Estocolmo y Oslo
El archipiélago que hay que sortear, con tanta maestría como lentitud, para llegar a ambos puertos del norte de Europa, y al igual que en Venecia, tanto a la llegada como a la salida, son dos momentos imperdibles. El sosiego, las casitas nórdicas al borde del mar en estas islitas que parecen solitarias pero, al mismo tiempo, comunitarias, otro placer para olvidarse del camarote.

Estrecho de Magallanes
Por el Cabo de Hornos, las islas de la Tierra del Fuego, Punta Arenas, Usuhuaia y el Canal Beagle, ¿quién se resiste, pese al frío, a permanecer horas y horas en la cubierta del barco y perderse la riqueza marina y terrestre por doquier, con avistamiento de aves y animales marinos en sus bahías y cabos? Otro crucero donde las ballenas pueden estar por un lado del barco y uno por el otro. ¿Para qué sirve entonces el balcón?.


Fiordos
Aquí tenemos tres zonas geográficas donde también se le dará poco uso al camarote con balcón ya que el lugar preferido a diario y en casi todo momento será la cubierta del barco y, preferentemente, la proa.
Por un lado, los fiordos chilenos, en los cruceros por el Pacífico Sur, donde es habitual un recorrido hacia el sur de la isla de Chiloé por estrechos y glaciares maravillosos: pasar junto al Parque Nacional y Volcán Corvocado, Isla Magdalena, Puerto Aguirre o el glaciar de la Laguna de San Rafael.
En Kotor (Montenegro) un fiordo en el Mar Adriático, fuera del estilo clásico, sin nieve pero con otros atractivos, es el más meridional de Europa. Realmente se trata de un cañón sumergido del desaparecido río Bokelj. Un larguísimo recorrido hasta llegar al fondo del mismo donde se encuentra esta linda y diminuta ciudad medieval Patrimonio de la Humanidad. Ya desde la entrada por una doble bocana no muy amplia donde está la ciudad de Stari Grad, para estrecharse mucho hacia una especie de lago, una bahía que es lo que queda del semiderrumbado cráter de un antiguo volcán, Las Bocas de Kotor, con la ciudad de Tivat. Y todavía estaremos a medio camino.
Y, finalmente, cualquier recorrido por los innumerables fiordos noruegos. Uno de los viajes que todo cruceroadicto debe realizar alguna vez en la vida. Hay pocas experiencias en la vida de un crucerista comparable a la lenta navegación por estas lasrgas extensiones de agua flanqueadas por enormes montañas y cataratas. No querrás estar en tu balcón cuando la cascada de las 7 hermanas está justo en el lado contrario del barco.

Posiblemente haya muchas otras situaciones en las que no es necesario un balcón, e incluso muchos de vosotros lo tendrán en cuenta aunque se pierdan las vistas del otro lado, valorando más la traquilidad de estar sentados en él. Hay tantos cruceros como tipos de viajeros.
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¡Felices cruceros, nos vemos en cubierta!
Manuel Negrín
Editor Regional
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Cuando es mejor NO reservar un camarote con balcón en un crucero
Jesús García para CruceroAdicto.com.
Fuente y Fotos Manuel Negrin.
Cruceroadicto.com en YouTube

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