Del 28 de abril al 11 de mayo de 2024, realicé mi tercera experiencia trasatlántica, saliendo del puerto de Miami y llegando al de Barcelona, con escalas en Sta. Cruz de la Palma, Sta. Cruz de Tenerife, Málaga y Alicante, a bordo del Explorer of the Seas.
El Explorer OTS, es el segundo barco de la clase Voyager en la flota de Royal Caribbean. Fue construido en el año 2000, y tiene un tonelaje de 138.000 Tn., con 1557 camarotes y capacidad para 3114 pasajeros en ocupación doble. En este viaje, el barco llevaba 3270 pasajeros.
Junto con el Adventure of the Seas, son los dos únicos barcos de la clase Voyager que quedaron pendientes de su renovación debido a la Covid, y que estaba prevista para el 2020 con una inversión de 110 millones de dólares.
En 2021, recibió una renovación total de la parte técnica de propulsión y navegación, así como en algunas zonas comunes y exteriores añadiendo los toboganes y el simulador de Surf Flowrider.
Mi experiencia en el Explorer of the Seas
Embarque y primeras impresiones recorriendo el barco
El embarque en la terminal G del puerto de Miami a las 12 fue muy rápido, apenas 14 minutos desde que dejas las maletas, hasta pisar el barco.
Se accede por la cubierta 4, o de paseo debajo de los botes salvavidas, donde antes te hacían salir para la emergencia. Que tiempos…
En esta cubierta todavía puedes encontrar juegos en el suelo y hamacas para ver el océano, y una zona de fumadores. También se aprovecha para andar y dar vueltas al barco, en contacto con el mar y sin el agobio de la cubierta 12, donde está dibujada la pista de running entre hileras de tumbonas.
Es Interesante continuar por la proa en cubierta 5, y ver la zona del helipuerto con bancos fijos y poder sacarte fotos en la proa al estilo Titanic.
La primera impresión, a pesar de los años, es que el barco está bien conservado. No verás ninguna moqueta, ni mobiliario desgastado, y cuenta con salones y espacios clásicos.
Notas que la Promenade de la cubierta 5 es más estrecha, pero las escaleras de inicio y final de la misma que comunican las zonas comunes son muy fotogénicas.
Como no podía ser de otra manera, no falta en los barcos de Royal el Schooner Bar, con su pianista. Eche de menos el Boleros y la pizzería Sorrento, pero no os preocupeis, sus pizzas si están en el Café Promenade, muy socorrido a altas horas de la madrugada, (no os diré las horas jejeje) después del casino o la discoteca y antes de irse a la cama. Pero es todo un alegato a favor de los kilos. No puedes resistirte…
El barco tiene en la cubierta 3 el Studio B, solo accesible desde popa y el Teatro en esa misma cubierta pero en proa. Está bien de tamaño, pero para pasar de una a otra, tienes que utilizar el Casino en cubierta 4 o la Promenade en la 5.
El Casino tiene los colores rojos clásicos y un detalle la barra de bar que cierra más tarde.
Los otros bares que tienes son el R Bar, The Tavern (para retransmisiones deportivas) y el Pub tipo ingles Crown & Kettle, con música tipo folk.
Encima del teatro en la 5 está el Star Lounge, que es multiusos, desde karaoke, música latina, juegos, bailes de salón, muy cómodo.
Ya en la cubierta 11 se encuentran el resto de zonas comunes, desde el Windjammer (el buffet del barco), el solárium, el gimnasio, y las piscinas.
El barco cuenta con 3 piscinas exteriores, una de ellas en el solárium y solo para adultos, (el agua no estaba fría) y luego 4 jacuzzis exteriores y 2 en el solárium y otro en el gym que, en mi opinión, sobra.
✱CURIOSIDAD VIAJERA: Os cuento un dato curioso, delante del gym hay una terraza en la cubierta 11 desde la que se ve el interior del puente de mando, y puedes observar la navegación.
En la cubierta 12 está la pista de running, la zona de jóvenes con el Adventure, el Johnny Rockets, el Spa, y la pantalla gigante de cine con películas con subtítulos en español a partir de las 6 pm.
En la 13 (curiosamente hay cubierta 13.. sorpresa!) , está el minigolf, las pistas deportivas, el muro de escalada, los toboganes, el Flowrider (simulador de surf) y más zonas para tomar el sol.
Y en la 14 lo que es el platillo volante, característico de los barcos antiguos de Royal está la sala Dizzy´s discoteca de noche, y bar tranquilo durante el día, con unas vistas geniales y uno de mis espacios preferidos.
Camarote en el Explorer of the Seas
Para esta travesía reservamos dos camarotes garantizados. Uno interior que nos tocó en cubierta 9 y era para personas de movilidad reducida. Otro con balcón situado finalmente en cubierta 8 y los dos bastante centrados.
Es lo más viejo o demodé que se ve en el barco, en decoración y mobiliario, aunque están bien de tamaño, tienen un sofá y mucho espacio para guardar todo.
El armario es como un vestidor, y por primera vez, he dejado muebles detrás de los espejos de la cómoda, sin utilizar.
El balcón es pequeño y cerrado al ser de chapa hasta unos 60 cm y tener solo una franja de cristal que completa la altura de la barandilla. Es la parte que se ve más desgastada del barco.
Dispone de caja fuerte, frigorífico, que te lo dejan vacío para que metas lo que quieras, secador de pelo en un cajón de la cómoda y la ducha es con mampara, se agradece (en la habitación adaptada tiene cortina). Disponen un dispensador de champú en la ducha y te ponen pastillas de jabón para las manos.
El primer día se presentó nuestro cabinista para hacer los arreglos, y por si necesitábamos algo. Nos trajo enseguida lo que faltaba. Era de Filipinas, sabía algo de español y fue perfecto en todo el crucero. Te pregunta cuándo prefieres que te haga el camarote, por la mañana de 8 a 13 o por la tarde de 15 a 20.
Nuestro asistente de cabina nos ha malacostumbrado, luego vamos a otras navieras, y notamos mucho la diferencia en el servicio de camarote
Experiencia gastronómica a bordo
El buffet Windjammer, tiene un horario muy amplio de 7 a 11 am para el desayuno, de 11:45 a 15:30 para la comida, de 15:30 a 18:00 para los snacks y de 18:00 a 21:00, para la cena.
Fuera de ese horario tenéis el Café Promenade abierto las 24 horas, con las pizzas, hasta que se acaban. Desde luego, es difícil pasar hambre en un barco, así que es mejor olvidarse de la báscula.
Desayunábamos sobre las 10 y siempre estaba bastante lleno. Tenéis mucha variedad para que te montes un desayuno diferente cada día.
En cuanto a la calidad, eché de menos yogures, me costaba encontrar tomate y fiambre, la bollería solo estaba pasable y las tortillas al gusto eran demasiado aceitosas.
La comida, variaba poco de un día para otro. Había algún plato de carne o pescado, casi siempre te podías hacer ensaladas, pasta al gusto, las hamburguesas estaban bastante bien y alguna variedad de platos hindúes o mexicanos, según el día.
Cuesta encontrar las cosas, porque no hay letreros por zonas en las islas, quizás por falta de espacio. No fui nunca a la hora de la cena.
El restaurante principal, tenía muy buen servicio, era tranquilo, con aperitivos, quesos, aceite, mantequilla y amenizado con música de guitarra.
La carta después de 7 días, dedicados a una región o zona, se reinventaba mezclando platos, lo que la hacía un poco repetitiva.
Muy buena la presentación y las raciones. Los platos de carnes tenían mejor calidad y más variedad que los de pescados, que se basaban casi exclusivamente en el salmón en diferentes formas de cocinado.
Aunque había días en los que de 5 platos de carne, tres eran de pollo también en diferentes cocciones. Los postres estaban mejores que los del buffet, aunque muy monótonos.
Restaurantes de especialidad o de pago
Probé el Izumi, y el Chops Grille. A pesar de no ser fan del sushi, tuve que ir al Izumi, por mayoría. Pedimos platos sueltos, así no comes en exceso y calculamos que sale mejor a cuenta.
Además, te ponen más rollitos que en el menú a precio fijo. Probé los tempuras y los rollitos de lobster y alguno de gambas. Todo estaba muy bueno. Fallo el coulant, que nunca se derritió. El camarero fue muy atento y nos ayudó en todo.
En el Chops Grille, el precio es fijo y por supuesto, se come en exceso: 2 platos, la carne al gusto y postre. La carne se derretía, y al centro pusieron variedad de acompañantes para la misma.
No os olvidéis de las pizzas, en el Café Promenade. La de peperoni es la mejor, sin dejar de lado la de verduras y la de queso.
Ni de los helados, los de pago están en la Promenade, pero está el kiosko con helados de vainilla o chocolate en cucuruchos en cubierta 11 sin coste extra.
En otros barcos de Royal en el buffet a la hora de la comida te servían tarrinas de helado. Lo eché de menos.
Por cierto no hay langosta sin coste en el día del capitán.
Espectáculos y diversión a bordo
A bordo no hay los grandes espectáculos tipo Broadway como en los barcos de clase Oasis, pero con la música en directo, los bailarines y las buenas voces, quedan por encima de muchas otras navieras, y cómo continuarán en el barco, yo no me los perdería: Invitation to Dance, Wild Cool & Swingin, Fast Forward.
Hubo un poco más de variedad para rellenar los días de navegación: algún comediante, un malabarista, 2 días de música clásica, (lo peor eran las parrafadas interminables contando su historia, con 4 canciones habían consumido los 45 minutos).
Muy buenos como siempre los Fourever, y luego la soprano Mary Jess y el tenor Darryl J. Williams.
El espectáculo de las estaciones “Spirits of the Seasons” en el Studio B, también fue muy bueno.
Espero que cambien al director del crucero, muy seco y estirado y que el segundo, Ivan, de Chile, tenga más protagonismo.
Les falto más música latina. Decían que éramos algo más de 400 hispanoparlantes según ellos por los pasaportes, pero no habían contabilizado los que residían en EE.UU. u otros países europeos, y en el barco fueras por donde fueras, se escuchaba mucho español por todas partes.
Había muchos ecuatorianos, cubanos, bolivianos, etc, que residían en Florida, Texas, California.
Había un grupo de música latina, que tocaba algunas veces en el Star lounge, pero no más de 45 minutos y resultaba escaso.
La gente se quejaba, porque habían programado otras cosas después y la sala se vaciaba, aunque la cantante no era muy buena y su repertorio corto.
Tengo que mencionar que el DJ, es para darle de comer aparte, todos los días la misma música, y en el mismo orden. De los días en el Studio B, la fiesta blanca fue pasable, la RED, infumable, solo bailaban 4-5 personas máximo sobre la pista de hielo y no se daba cuenta de que se iba la gente.
Y en la discoteca Dizzy de planta 14, que me encanta ese sitio, igual. Si ponía música latina se llenaba, si ponía su música, solo bailaba su novia.. jaja, así la llamábamos.
Mayormente hasta la 1 am, o si había música latina hasta el cierre a las 2 am., había gente en la disco.
✱ Nota final de crucerista veterano:
¿Cuándo volveremos a denominar el atuendo de las noches: formal, elegante y casual, y nos dejamos de historias como chic, vístete para impresionar, y otras denominaciones extrañas? Al final solo te queda claro que ponerte en la noche blanca, la del Caribe y la de los años 70.
VALORACIÓN
Explorer of the Seas
Barco con años, pero bien cuidado, falta de actualización de los interiores, en zonas de camarotes y baños, personal y servicio excepcionales, falta mejorar calidad de la comida en el Windjammer, y variedad en los menús de las cenas. Mucho espacio para tumbonas en cubiertas exteriores y buen tamaño de barco. Fue una buena navegación.
¿Habéis navegado en el Explorer of the Seas? Comparte tu experiencia en estos comentarios.
Gracias Jerónimo, nos alegramos lo hayas pasado bien, a seguir pensando en los próximos.
Muy buena la explicacion,me ha encantado