Mi experiencia en el Wind Star por las islas griega
Nunca pensé que 2200 metros cuadrados de velas me atraparían tan fuerte como lo hacían con el Siroco (los vientos procedentes del sureste en aguas griegas) cada vez que eran desplegadas en los cuatro mástiles del Wind Star. Han sido 8 días donde he vuelto a renovar los votos por mi pasión por los cruceros, por aquellas emociones que hace 21 años me atraparon en los mares del norte de Europa.
Esta vez fue en las espectaculares aguas de Grecia, recorridas en un viaje a cámara lenta que me ha permitido saborearlo con más intensidad, donde he vuelto a la esencia misma del porqué soy crucerista, esa que me empuja a volver a un barco de crucero una y otra vez.
Ha tenido que ser en una naviera nueva para mi, Windstar Cruises, y sobre todo en un barco único, Wind Star, que sin tener casi nada de la apabullante oferta que otros barcos ofrece al crucerista, lo tiene todo para el viajero.
Un barco con el que he vuelto a ser embrujado por la magia del mar y sobre todo el viaje en estado puro.
Hoy me gustaría compartir con vosotros cómo ha sido este crucero a bordo del Wind Star, lo que llamó mi atención, las curiosidades, anécdotas y todos esos detalles que retiene el viajero.
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Embarcados por el Mundo en el Wind Star
El barco
Con sus 4 mástiles de 62 metros de altura y una silueta que destacaba sobre el resto de buques en el congestionado puerto de El Pireo nos aguardaba el Wind Star.
Con su color blanco inmaculado capta nuestra atención aún estando rodeado por algunos de los barcos de crucero más modernos del momento. Allí amarrado junto al Celebrity Apex, Le Bougainville de Ponant, o el Seabourn Ovation brillaba con ese magnetismo que sólo las obras maestras clásicas tienen.
Y eso es el Wind Star, un barco de crucero único y especial, diseñado para fusionar lo mejor de los viajes clásicos a vela con toda la comodidad de los nuevos buques de crucero.
Es un híbrido propulsado a vela y a motor; una maravillosa conjunción del glamour de un gran velero con todos los toques de un yate y la mejor oferta hotelera disponible en nuestros días.
Tras superar el protocolo sanitario que nos exigía estar vacunado y pasar un test de antígenos (el precio de viajar en estos tiempos de pandemia) realizamos el check in y nos trasladaron hasta la escalinata de acceso a la cubierta 3.
Justo en este momento comenzaron las sorpresas que nos indicaban que este no iba a ser un crucero típico (o al menos comparable a los realizados anteriormente). Justo al final de la clásica pasarela y en los primeros metros antes de entrar al lobby nos daba personalmente la bienvenida (uno a uno a cada viajero) la capitana del barco en persona, Belinda Bennett, y el carismático Hotel Manager James Deering.
Podéis imaginar mi cara al conocer y charlar por primera vez a la mujer sobre la que había escrito multitud de veces en los pasados años. Belinda Bennett es una de las pocas mujeres capitanas que tenemos en la actualidad y todo un referente en la industria de los cruceros. Sin embargo allí estaba ella, con una amabilidad, brillo en los ojos, y una cercanía que se irradiaba en toda la tripulación.
Construido en 1986 y renovado en 2018, el Wind Star desplaza 5.307 toneladas (grt), y con unas medidas de 134 metros de largo (eslora) y 15,8 metros de ancho (manga) alberga sólo 4 cubiertas y puede acomodar en sus 74 cabinas a 148 pasajeros atendidos por 101 tripulantes.
Una vez entramos al lobby del barco aprendimos que orientarnos en él sería realmente fácil. Aquí en el centro de la cubierta 3 tenemos el mostrador de asistencia al viajero, acceso al restaurante principal “Amphora” hacia proa, y en dirección opuesta la tienda, una biblioteca / sala de juegos, el coqueto SPA y el Lounge, centro de la diversión a bordo.
Desde el lobby encontramos escaleras que bajan a las 2 cubiertas de cabinas y por el exterior a la cubierta superior donde se localiza el restaurante «Veranda» («Candles» para las cenas), el puente en la proa, así como la piscina / jacuzzi en la proa.
En la cuarta cubierta es donde se puede experimentar el espectáculo sobrecogedor al desplegar las 6 velas triangulares operadas por ordenador cada vez que partíamos desde nuestro puerto de escala cada atardecer.
En este primer encuentro con el Wind Star me di cuenta que el barco no era apto para todos los cruceristas. Al ser un barco clásico tipo velero no está acondicionado para personas con problemas de movilidad y que requieran sillas de rueda.
No existen ascensores o rampas adaptadas. Cómo la propia tripulación comentaba, si puedes subir la escalerilla del puerto puedes navegar en el Wind Star. Sin embargo si puedes andar aunque sea con un andador o muletas no tendrás problemas. Durante el itinerario, pude observar como un pasajero viajaba con su andador sin problema, y donde siempre un tripulante aparecía raudo a bajarlo a puerto en las escalas.
Viendo el mundo a través de 2 ojos de buey
Tras poner el primer pie a bordo el mayor de los placeres de todo crucerista es abrir la puerta de nuestra cabina y explorar cada uno de sus rincones. Tras recorrer el pasillo central llegué a nuestra cabina denominada “Deluxe ocean view” (no hay balcones en el Wind Star).
La sensación fue como entrar en un parque de atracciones donde no puedes dejar de sorprenderte con cada nuevo descubrimiento.
Dos grandes ojos de buey, que nos permitía ver el concurrido tráfico de barcos en el puerto de Atenas, iluminaban con luz natural toda la cabina. Cada centímetro estaba inteligentemente aprovechado y el espacio emanaba la atmósfera de los clásicos yates a vela, muy marinera, acentuada por los detalles de maderas curvas, pasamanos, y sobre todo una zona de descanso/trabajo creada con 2 sillas y mesa unidas a pared que le daban ese toque de le Época dorada de la navegación.
Armarios grandes y espacios para almacenaje en los más insospechados lugares como bajo las sillas o en la parte superior de la cabina y donde se guardan los salvavidas (si, todavía quedan barcos donde los dejan en cada camarote).
El baño es otro prodigio del diseño náutico. Si cada centímetro del camarote está diseñado para brindar comodidad el baño es una joya de eficiencia y elegancia. Un espacioso espacio que cuenta con encimeras de granito, amplio espacio de almacenaje y una espectacular ducha curva. Albornoces, zapatillas y productos de baño L’Occitane te invitan a darte un merecido descanso tras un día de exploración en tierra.
En los detalles es donde Windstar Cruises pone el acento. Según llegamos encontramos frutas frescas y flores naturales y un servicio de asistente de cabina de guante blanco.
Por supuesto, todo lo que necesita y espera un moderno viajero de crucero: multitud de enchufes de todos los tipos, caja fuerte, minibar, televisor de pantalla plana y DVD.
Gastronomía en el Wind Star
Sólo hay 2 espacios donde comer a bordo (sin contar una preciosa cafetería en el Lounge con delicatessen dulces y salados).
Esto que puede parecer un problema comparado con la gran oferta disponible en otros barcos de cruceros que superan hasta los 10 restaurantes a bordo, es uno de los grandes atractivos y una de las primeras sorpresas que se lleva el crucerista veterano.
«Amphora» como el comedor principal para cenas y el «Veranda» se bastan por sí mismos para desafiar a los más exigentes foodies de alta mar.
Debo indicar que ninguno de los restaurantes tiene un coste extra y no tienen horario o mesa asignada. Vas cuando quieres y te sientas donde te apetece.
Es difícil describir la calidad de la oferta gastronómica. Sabía de la reputación de Windstar Cruises antes de embarcar; algo que he podido ratificar en cada plato probado. En muchas ocasiones no supe a cuál restaurante ir por gustarme la oferta de platos de ambos.
Un menú variado que utiliza los productos locales de los puertos a los que llegamos, especialmente el pescado y la verdura, para ofertar los platos más auténticos de Grecia, mezclados con otros más internacionales, y unos postres que te transportaban a la mejor de las confiterías de París fueron una auténtica delicia para nuestros estómagos.
Cuando ya pensaba que nada más podía mejorar esta experiencia culinaria me decidí a probar “Candles”. Algo tan simple, pero a la vez tan especial como cenar en las cubiertas superiores a la luz de las velas mientras el sol se ponía en el horizonte. Si además le sumas una cocina gourmet con carnes y pescados de primera el momento se convierte en épico.
Un servicio de camareros extraordinario, de guante blanco, exquisita amabilidad y sobre todo humanidad, mejoraron cada comida a bordo. Al frente de este equipo de profesionales estaban Rafal Laga, Maitre´d Hotel, y sus asistentes Hendry Sinaro y Esther quienes llevaron a la perfección cada minuto en ambos restaurantes. Al segundo día ya conocían nuestros nombres y nos servían (por protocolos sanitarios no se puede servir uno mismo) el desayuno favorito tan pronto entrábamos en el comedor.
Vida a bordo
Sólo 73 pasajeros de diferentes nacionalidades hemos disfrutado esta aventura por aguas griegas y que casi desde el primer momento ya nos habíamos presentado. El ambiente que se respira a bordo es el de ser protagonista de una experiencia única con todo el glamour de los grandes viajes de antaño.
De eso se encargaba una siempre amable y cercana tripulación desde la propia capitana a la que podías ver en cualquier momento por el barco, hasta el último de los asistentes de cabina. Se les notaba esa felicidad de volver al trabajo, pero sobre todo por la satisfacción de hacer un gran trabajo.
A bordo no hay un Director de Crucero como tal, pero eso no significa que no tuviéramos animación. De ello se encargó Pavlo, Destination Manager, y el dúo de músicos residentes Ines y Diego. Cada día se programaban charlas, juegos y cada noche en el Lounge se presentan con una temática diferente, «Noche Disco», «Noche Motown», » Noche Latina» con clases de baile… Además la propia tripulación realiza un espectáculo de talentos para presentar sus dotes artísticas uno de los días.
Si bien el idioma principal es el inglés, hay un pequeño grupo de tripulantes de habla hispana que nos ayudarán en cualquier situación.
Una de las grandes experiencias que puede tener un fanático de los cruceros es la visita del puente de mando. A bordo del Wind Star se puede visitar libremente en cualquier momento (excepto durante los momentos de maniobras como llegadas o salidas).
Allí además de encontrar a la capitana nos sorprendió conocer a Kimberly Quintero, tercera oficial, y a Gabriel Herrera, asistente de puente, ambos panameños y que de una forma muy amena nos mostraron cómo era su día a día y cómo funcionaba cada instrumento (incluido el despliegue computerizado de velas). Estoy seguro que pronto veremos a Kimberly comandar un barco de crucero.
El viajero disfruta a bordo de un ritmo pausado pero intenso que te permite desde relajarte disfrutando de unas espectaculares vista desde las cubiertas de teca mientras navegamos, participar en una clase en el gimnasio, hasta bajar al muelle de actividades acuáticas, que se despliega en la popa, para nadar en el mar abierto o hacer kayaking. A bordo no hay prisas, tú decides qué haces con el tiempo, y eso en nuestros días es un gran tesoro.
Este ritmo se adopta desde el mismo momento en que las velas se despliegan y comienza a sonar por toda la megafonía la banda sonora de la película “1492 Conquest of Paradise” compuesta por el popular autor griego Vangelis.
A toda vela y con los motores el barco puede alcanzar los 15 nudos, una velocidad perfecta para saborear cada minuto de navegación y que además permite, ayudado por estabilizadores, no sentir el movimiento del mar. Nunca antes aprecié la lentitud del viaje, era como alargar cada minuto de tiempo.
Otros de los momentos memorables del viaje fue sin duda la barbacoa bajo las estrellas antes de salir de Santorini. Una extraordinaria comida en cubierta en un marco incomparable.
Itinerario, excursiones y escalas
Sin duda el itinerario y las escalas me fascinaron. No era la primera vez que visitaba las islas griegas en crucero, pero ninguna antes la he disfrutado como esta. En los 8 días de viaje y 7 puertos he podido disfrutar desde los puertos más clásicos como Mykonos y Santorini hasta otros menos visitados y fuera del radar de otras navieras como Milos, Patmos o Nafplio.
Si la llegada al amanecer y la salida con la caída del sol de cada puerto eran momentos apoteósicos no lo eran menos explorarlos. Por el tamaño del Wind Star fondeábamos muy cerca de los muelles y los trayectos en tender, en lugar de ser una espera tediosa se convertían en maravillosos paseos preludio de un día lleno de emociones en tierra.
Así pudimos desembarcar a primera hora de la mañana en casi todos los puertos disfrutando lugares tan espectaculares como Mykonos o Santorini casi sólos.
No hay mayor placer para un viajero que perderse por el laberinto de las callejuelas de Mykonos dejándose atraer por su belleza en cada rincón o subir por las empinadas cuestas de las paredes de la caldera de Santorini con los primeros rayos de sol para finalmente quedarnos extasiados por la inmensidad del paisaje al llegar a Fira.
Aunque siempre es un placer regresar a estas escalas tan aclamadas por guías y publicaciones de viajes, es en las que conocidas donde más disfruta el viajero. Eso mismo pude experimentar en puertos como Milos, Patmos o Nafplio. Desgraciadamente la escala y el evento especial previsto en la escala de Monemvasia tuvo que ser suspendido por las malas condiciones del mar.
Milos y Patmos recrean el más auténtico de los paisajes y atmósferas griegas. Tranquilidad, deliciosa comida, iglesias ortodoxas, y gente amigable con ganas de contarte sobre su cultura. Sin embargo fue Nafplio, ya en el continente, justo en la península del Peloponeso la que ha dejado imágenes imborrables en mi mente.
Poco o nada conocía de ella, pero tras pasar unas horas me ha cautivado como para querer regresar. Sus 2 castillos en las montañas que la rodean, sus calles de la parte antigua, y sobre todo sus vistas sobre el Golfo Argólico son difícilmente describibles. Una ciudad que comparte un legado griego, veneciano y turco que la hace muy interesante de explorar, y fuera del turismo masificado (todavía).
Protocolos sanitarios
Al desarrollarse este itinerario en tiempo de pandemia la naviera Windstar Cruises ha aplicado un protocolo sanitario para todos los pasajeros. La primera condición es que sólo pueden embarcar aquellos que estén vacunados con la pauta completa y con prueba de ello.
Además, el día del embarque es necesario realizar un test de antígenos negativo antes de realizar el check in.
Una vez a bordo es necesario llevar la mascarilla en las zonas comunes, a excepción de las cubiertas superiores si existe la distancia social, o mientras comemos o bebemos. Al llegar a la cabina recibiremos un pack de mascarillas así como gel hidroalcohólico por persona.
Distancias de seguridad y comida servida en mesa son otras de las medidas observadas a bordo.
Aquellos pasajeros que lo necesiten para regresar a casa pueden realizar un test pcr en el barco.
Durante todo el viaje me he sentido seguro, no tanto por las medidas sino por la actitud responsable de los otros viajeros y el empeño puesto por la tripulación.
Conclusiones finales
Antes de realizar este crucero pensaba que no tendría mucho que hacer a bordo. No había teatro, casino, multitud de restaurantes, parque acuático, ni otras de las modernas experiencias que se pueden vivir en un barco. Sin embargo he tenido de todo y más de lo que esperaba.
He tenido atardeceres épicos mientras el viento de poniente hinchaba las velas. He sentido el viento y olido el mar Mediterráneo como nunca antes. He comido como un rey cada día y donde la comida era el centro de todo y no si había 1000 restaurantes diferentes. He sentido el cariño de una tripulación super profesional que me ha hecho sentir en familia.
Y sobre todo he vuelto a sentir lo que es disfrutar un viaje sin prisas, sin horarios, sin una lista de tareas o lugares que visitar, donde un simple minuto contemplando el mar es la mayor de las recompensas, y además es gratis (nunca tuvo coste, pero nos olvidamos de ello muchas veces).
Al final, todo lo que no tiene es lo que hace único al Wind Star, porque te regala la esencia de viajar. Algo que no es apto para todos los cruceristas.
¡Felices próximos cruceros, y espero veros a bordo muy pronto!
Jesús García
Editor Jefe
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Publicado: 2 octubre 2021
Autor: Jesús García para CruceroAdicto.com
Fuente y Fotos: Jesús García
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