Noviembre en Canarias tiene algo especial. Mientras el resto de Europa se refugia bajo capas de ropa y paraguas, aquí el sol sigue calentando con ese descaro atlántico que hace que uno se pregunte por qué vive donde vive. Nosotros acabábamos de embarcar en Las Palmas de Gran Canaria en el barco más nuevo de TUI Cruises: el Mein Schiff Relax.
El nombre no miente. «Relax» es exactamente lo que promete, y lo que cumple desde el primer momento. Bautizado el pasado mes de abril en el puerto de Málaga, este barco de 161.000 toneladas todavía huele a nuevo, a algo que muy poca gente ha tocado. Es el octavo de la flota Mein Schiff, gemelo del Mein Schiff Flow, y probablemente el que mejor refleja lo que esta naviera alemana entiende por crucero premium.
CONTENIDOS:
Después de nuestra experiencia en junio a bordo del Mein Schiff 4 por el Cantábrico, teníamos curiosidad por comprobar si la fórmula funcionaba igual en un barco más grande y moderno. Spoiler: no solo se mantiene, en algunos aspectos mejora.
Necesitando una opción para descansar y desconectar (no encuentro una opción mejor en tierra tras 25 años de cruceros) busqué la solución más rápida, simple y directa. Tras el realizado en verano, la naviera alemana fue la primera opción.
Presupuesto de 1000 euros por persona en balcón por 8 días, en clima con sol, y donde relamente pudiera descansar sin sobresaltos, me llevó a reservar un crucero last minute en el Mein Schiff Relax. A veces los mejores viajes no necesitan de mucha estrategia.
Siete noches navegando por Funchal, Santa Cruz de La Palma, Santa Cruz de Tenerife y Arrecife. Un recorrido que nos sirvió para confirmar algo que ya intuíamos: TUI Cruises ha encontrado una fórmula que funciona. Y funciona porque es honesta.
Aquí no hay trampa. El «casi todo incluido» no es un gancho publicitario con asteriscos escondidos ni paquetes de bebidas obligatorios para toda la cabina. Se nota en cada café, en cada cóctel, en cada comida. En tiempos donde todo parece tener un coste oculto, eso se agradece bastante.
Pero vayamos por partes, porque este crucero merece contarse con calma. Pero antes me gustaría recordar que lo compartido aquí es una opinión personal de una experiencia personal y basada en nuestra propia experiencia crucerística previa.
El Mein Schiff 4 ofrece una experiencia premium real, con todo incluido de verdad, calidad alemana, espacios amplios, gastronomía excelente y un servicio casi impecable, a un precio difícil de igualar en nuestros días. Eso sí, no es recomendable para un primer crucero, ni para hispanohablantes sin nivel de inglés. Solo los viajeros experimentados sabrán apreciar esta experiencia y superar la barrera idiomática.
DATOS DEL CRUCERO
- Objetivo principal del viaje: descansar / desconectar sin complicaciones ni sobrecostes.
- Barco: Mein Schiff Relax
- Naviera: Mein Schiff – TUI Cruises
- Itinerario: Islas Canarias y Madeira
- Días: 8
- Puerto base salida: Las Palmas de Gran Canarias.
- Puerto base llegada: Las Palmas de Gran Canarias.
- Escalas: Funchal, Santa Cruz de La Palma, Santa Cruz Tenerife, Arrecife
- Cabina: balcón standar
- Reserva: realizada 1 mes antes del viaje en modalidad de cabina con balcón garantizada
- Precio por persona: 1.049€

EL BARCO
El Mein Schiff Relax es un megabarco por tamaño. 161.000 toneladas brutas, 326 metros de eslora, capacidad para casi 4.000 pasajeros atendidos por 1.535 tripulantes. En papel suena a multitud. En la práctica, no lo parece ni se siente tanto.
Y ahí está el truco del diseño alemán: la inteligente distribución de espacios hace que nunca sientas agobio. Y eso que se construyó en los mismos astilleros italianos de Fincantieri dondo otros barcos se construyen, pero se nota el toque aleman encada detalle. Siempre encontramos tumbonas libres, nunca hicimos cola para nada, y los pasillos no parecían autopistas en hora punta.
Lo primero que llama la atención es la luz natural. Mucha luz por todos los rincones. Y el mar como protagonista desde todas las cubiertas y espacios públicos.
El atrio central tiene ventanales que cubren varias cubiertas, las galerías comerciales dan directamente al mar (algo poco habitual en cruceros), y hasta los pasillos interiores resultan menos claustrofóbicos que en otros barcos de este tamaño.
El diseño es minimalista nórdico. Maderas claras, tonos blancos y azules, líneas limpias. Nada de dorados barrocos ni espejos hasta el techo. Aquí la elegancia es discreta, casi silenciosa.
Espacios que nos llamaron la atención:
La cubierta 5 tiene un paseo exterior completo (Promenade) que rodea todo el barco, incluyendo la proa. Caminar por allí al amanecer, con el Atlántico extendiéndose hasta donde alcanza la vista, es de esas cosas que justifican un crucero por sí solas y que nos engancha a los cruceroadictos.
Las zonas de la piscina en cubiertas 16 y 17 están bien repartidas. La piscina central tiene casi un largo olímpico, una rareza en cruceros donde las piscinas suelen ser más decorativas que funcionales. Tumbonas estilo Adirondack en color turquesa completan las zonas de sol.
Nuevamente volvimos a fijarnos en el detalle de los dispensadores de agua sin coste que están en cada pasillo de camarotes nos llamó la atención y nos hizo la vida a bordo muy fácil. Llevas tu jarra reutilizable, la rellenas cuando quieras. Cero plásticos de un solo uso, cero cargos por agua embotellada, ni por un contenedor de cristal para rellenar.
El spa y las saunas ocupan las cubiertas superiores, con vistas al océano. Relajarse en una sauna finlandesa con ventanales abiertos al mar mientras el barco navega por el Atlántico es de esas experiencias que se quedan contigo (son grandes, separadas para hombres y mujeres, y sin coste adicional). Como curiosidad debo indicar que los alemanes son amantes del naturismo, especialmente es estas áreas de Spa y cubiertas de relax post-sauna.
Otra curiosidad. En cada cubierta hay un limpiador de zapatos electrónico de uso gratuito. Parece un detalle menor, pero es de esos pequeños gestos que marcan diferencia.
Fue llamativo ver que las tiendas duty-free tienen luz natural y vistas al exterior. Comprar con vista al mar en lugar de en un pasillo cerrado cambia bastante la experiencia.
El toque navideño
Embarcamos a finales de noviembre y durante el propio itinerio el barco completo fue decorado para Navidad. Árbol en el atrio central y comedores, luces LED en las barandillas, ambiente festivo pero sin exageraciones.
Habiendo navegado en el Mein Schiff 4 en junio, notamos algunas mejoras en el Relax. El diseño interior es más moderno, los espacios públicos parecen algo más amplios, y la sensación general es de un barco más refinado. La evolución se nota. Lo que sí mantiene es esa filosofía de poner el mar como protagonista. Aquí no hay toboganes gigantes, ni simuladores de surf, ni parques acuáticos. El Mein Schiff Relax juega en otra liga: la del confort adulto, la navegación tranquila, el disfrute pausado del océano.
Para eso, funciona muy bien.
NUESTRA CABINA 6010: BALCÓN CON LUCES Y SOMBRAS
Nos alojamos en una cabina con balcón en cubierta 6 proa. Categoría estándar, la que probablemente ocupa el 90% de los pasajeros a bordo.

Lo bueno (que es bastante):
El diseño es moderno y acogedor. Tonos cálidos, maderas claras, ese estilo nórdico que consigue que un espacio pequeño no se sienta agobiante. La optimización del espacio está pensada al detalle: cada cajón, cada estante, cada rincón tiene su función.
La cama de matrimonio tamaño «queen» es cómoda de verdad. Y esto lo decimos después de haber sufrido el colchón durísimo del Mein Schiff 4 en junio. Aquí, mejora notable. Dormimos muy bien desde la primera noche.
Hay un sofá cama convertible para un tercer pasajero que añade espacio de estar durante el día. La televisión Samsung es más grande que las de otros barcos de igual categoría, el baño tiene ducha espaciosa con mampara de cristal (nada de cortinas que se pegan al cuerpo), y tanto la iluminación como la climatiación funcionan muy bien.
Detalles que suman:
La cafetera Nespresso con dos cápsulas diarias incluidas. Tomar el primer café del día en pijama, sin salir de la cabina, es un lujo que se agradece cada mañana.
Los tiradores de los cajones son de cuero. Un detalle pequeño, pero que aporta a esa sensación de calidad.
La jarra de agua reutilizable para rellenar en los dispensadores del pasillo. Cero plásticos, cero cargos ocultos.
Y el detalle curioso: piedras de cuarzo rosa y amatista («Energetische Edelsteine») para mineralizar el agua de la jarra. Puede sonar a pseudociencia, pero es un toque original que no habíamos visto en ningún otro barco, y un gran souvenir de regalo.
Lo mejorable (porque no hay un viaje 100% perfecto):
Al reservar en modalidad de cabina garantizada nos asignaron una con el balcón con vistas semi-obstruidas por la cubierta de paseo inferior. Los pasajeros que caminan por la cubierta 5 pueden ver directamente hacia dentro. Resultado: tuvimos que mantener las cortinas cerradas casi siempre. Perdimos un poco de intimidad, aunque sí podíamos dejar la puerta abierta para que entrara el aire del mar.
No hay minibar ni frigorífico. Solo caja fuerte. Si necesitas enfriar algo, toca pedirlo al asistente de cabina.
Y el problema mayor de esta cabina en particular: las vibraciones por el sonido del teatro. La 6010 está justo encima del teatro principal, y durante los ensayos diurnos se siente la vibración del sistema de audio. No afecta al sueño nocturno (ningún show pasa de las 23:00h), pero complica las siestas y ratos de descanso. Esto afecta desde las cabinas de proa hasta aproximadamente la 6030.
Consejo práctico:
Si valoras la tranquilidad durante el día para descansar en la cabina, evita las cabinas de cubierta 6 entre proa y la 6030. Y si quieres intimidad real en el balcón, más centrado en esta cubierta o busca más altas donde no haya cubierta de paseo al mismo nivel.
Dicho esto, la relación calidad-precio sigue siendo buena. Solo hay que saber qué esperar.
GASTRONOMÍA A BORDO DEL MEIN SCHIFF RELAX
Aquí es donde el Mein Schiff Relax se luce de verdad. El concepto «casi todo incluido» no es un eslogan de marketing. Es algo que se nota en cada comida, en cada café, en cada cóctel.
Durante los siete días a bordo no gastamos ni un euro extra en comida o bebida. Ni uno. Y comimos bien.

Restaurante Atlantik: el descubrimiento del crucero
El restaurante principal del barco, dividido en dos niveles (cubiertas 4 y 5), fue probablemente lo mejor de este crucero.
El diseño es llamativo: ventanales que cubren dos cubiertas completas, vistas directas al mar, decoración minimalista que recuerda a los barcos noruegos Havila Voyages. Elegante sin resultar pretencioso.
Pero lo importante es la comida. Y aquí hay que ser claros: la gastronomía del Atlantik merece un 8/10. Estamos hablando de nivel premium de verdad.
Cenamos allí varias veces. Atún a la plancha en su punto, sushi bien elaborado (maki rolls con salmón, aguacate y mango), gnocchi de bacalao, guarniciones frescas. Todo bien ejecutado, con presentación cuidada y sabores equilibrados.
El servicio merece mención aparte. Ritmo adecuado entre platos, profesionales sin resultar agobiantes, siempre atentos pero discretos. Así se entiende el servicio en un barco de este nivel.
Los desayunos también están disponibles a la carta (además del buffet). Comida hecha al momento, servicio correcto, vistas a los acantilados o al puerto según la escala. Una forma estupenda de empezar el día.
Harbour Market: el buffet que funciona
El buffet principal está en cubierta 16. Y es, probablemente, uno de los mejores buffets que hemos probado en cruceros últimamente.
La distribución evita aglomeraciones. La variedad cambia en cada comida. Y la calidad se mantiene.
Secciones me llamaron al atención especialmente:
La zona asiática, algo apartada del buffet principal, es una joya escondida. Wok personalizado donde eliges ingredientes frescos y te lo cocinan al momento. Los dumplings al vapor están muy buenos (bastante por encima de los del Pool Bistro en cubierta 17, que no nos convencieron nada).
La panadería anexa hornea pan fresco durante todo el día. El aroma impregna la zona. Tentación constante.
Estaciones de frutas frescas (melón, papaya, sandía, kiwi, uvas), repostería alemana de calidad, gelato artesanal incluido, dispensadores de bebidas (agua, agua con gas, refrescos, cerveza, vino, cafés especiales).
Mención especial a las meriendas: la selección de postres es notable por variedad y calidad. Combinado con cafés de especialidad incluidos (cappuccinos con arte latte, chocolate Mein Schiff), las meriendas se convierten en un momento especial del día.

Restaurantes temáticos incluidos
- Taverna Dionysios (griego): 100% incluido sin coste extra. Fuimos dos veces. Dolmades, keftedes con tzatziki, gyros con patatas, variedad de salsas griegas. Calidad sorprendente para un restaurante incluido. Servicio rápido. Recomendable.
- GOSCH Sylt (mariscos): Junto al buffet, especializado en pescado y marisco. Completamente gratuito. Las gambas al ajillo se convirtieron en parada habitual.
- Osteria – Pizza e Pasta (italiano): 50% de la carta incluida, resto con cargo. Comida rica, platos abundantes. Pizza salami, pasta carbonara con panceta crujiente. El problema: servicio lento. Esperamos más de 30 minutos entre platos en algunas ocasiones.
- Sur Mer Bistro (francés): Mismo concepto, 50% incluido. Filete de pescado blanco gratinado con queso, ensalada fresca. Rico, pero el servicio aún más lento que en el italiano. Frustrante en algunos momentos.
- Mein Schiff Bistro (abierto casi 24 horas). Hamburguesas, pizzas, ensaladas, patatas. Funciona las 24 horas. Las pizzas se preparan al momento.
Probamos la hamburguesa «Exotic» en nuestra última cena. Buena carne, sabrosa. Aunque siendo honestos, las mejores hamburguesas que hemos probado en cruceros siguen siendo las del Dive-In de Holland America Line.
Bebidas incluidas
Amplísima carta de cócteles, todos incluidos. Probamos el «Minty Woo» (vodka, menta, lima, tonic) en el Chalet con música clásica de fondo y puesta de sol. Momento redondo.
Cafés de especialidad incluidos en todos los bares. Granizados self-service gratuitos en zona piscina (cola, sandía, piña colada). Cerveza alemana, vinos de calidad, destilados estándar… todo incluido.
Solo algunas marcas ultra-premium requieren suplemento, pero no son necesarias para disfrutar a tope.
Valoración gastronómica
El concepto «casi todo incluido» de Mein Schiff se nota especialmente en la gastronomía.
Poder disfrutar de repostería de calidad con cafés de especialidad sin cargo adicional, gelatos artesanales a cualquier hora, cócteles elaborados en 10 bares diferentes… todo suma valor real.
En este crucero no hemos probado los restaurantes de especialidad FUGU, con un menú japonés creado por el chef alemán Tim Raue y el Høfde especializado en carnes y con carta de inspiración escandinava. Ambos restaurantes con diseños de interiores y carta que bien justificaría una visita. Sin embargo, la comida a bordo superó tanto las expectativas que no caímos en la tentación.

VIDA A BORDO DEL MEIN SCHIFF RELAX
El ambiente en el Mein Schiff Relax es tranquilo. Muy tranquilo. A pesar de que las bebidas alcohólicas están incluidas sin límite, no vimos ningún exceso ni desmadre en ningún momento.
La clientela es mayoritariamente alemana. Creo que fuimos, literalmente, los únicos pasajeros españoles a bordo. Solo hablábamos español al bajar en los puertos. El resto del tiempo, alemán por todas partes o inglés con la tripulación.
La barrera del idioma
Aquí hay que ser claros: el barco está pensado al 100% para el mercado alemán. Todos los espectáculos, todos los anuncios por megafonía, todas las actividades, el programa diario… todo en alemán. En la app de Mein Schiff puedes tener una versión en inglés y también los menús de los restaurantes.
Si te defiendes en inglés, podrás desenvolverte sin problemas. La tripulación del front desk lo domina (alguna chapurrea español), los camareros también, y los menús están disponibles en inglés en la app. Pero si tu única lengua es el español, este crucero no es para ti.
Lo que sí perdimos fueron los mensajes del capitán, los anuncios del Cruise Director, las actividades organizadas. Esa sensación de estar «conectado» con el viaje se pierde cuando no entiendes lo que dicen por megafonía.
Eso sí, es perfecto para desconectar del mundo. Aunque te desconectas también del propio barco.
Servicio
La tripulación, mayoritariamente de Indonesia y Filipinas, demuestra una profesionalidad notable. Amables, discretos, eficientes.
Nunca hicimos cola. Ni en el buffet, ni en los restaurantes, ni en el front desk. Siempre encontramos mesa. Siempre nos atendieron rápido.
La limpieza del barco es obsesiva. Los pasillos siempre impecables, las superficies brillantes, ni un papel fuera de lugar. El barco con cinco meses de vida parece recién inaugurado cada mañana.
La cabina se arregla dos veces al día. Y el servicio es consistente: la misma calidad todos los días.
Entretenimiento
El teatro principal, llamado Theater, con capacidad para cientos de personas, ofrece espectáculos producidos por TUI Cruises. La producción técnica está bien: sonido, luces, escenografía correcta.
El nivel artístico de bailarines y cantantes… mejorable. Vimos el show «Rock Factory» (éxitos del rock de los 80 y 90) y, siendo honestos, la técnica estaba ahí pero faltaba algo de talento escénico.
También asistimos a un espectáculo curioso en el teatro Blaue Flora – Stage & Bar: proyección de una película muda de El Gordo y el Flaco con actores en vivo creando diálogos, efectos sonoros y acompañamiento musical con piano. Original, entretenido, diferente.
Además cuenta con pequeño teatro, La Cage – Burlesque, Bar & Casino, tipo club burlesque donde había un espectáculo de cabaret con cena con pago extra. Lo increíble era que el mismo espacio se convertía en bar y casino a diferentes horas.
Las actividades de entretenimiento a bordo se completaba con clases de arte en el Atelier, con coste extra (muy bajo) pero en alemán, lo que nos hizo desechar la idea.
Aquí no hay shows de Broadway ni fuegos artificiales. El entretenimiento es más europeo: música clásica, musica en directo, espectáculos de variedades, clases de arte, DJs en las fiestas que cada noche montaban en el Ágora al aire libre. Para quien busca Vegas flotante, este no es su barco.
Deporte a bordo
El Mein Schiff 4 tiene la cancha y recinto deportivo más bonito e impresionante que he visto a bordo de un barco de crucero en estos 25 años de crucerista. Cuando entras en el Arena no puedes creer que estas en un barco. Un campo de baloncesto completo, con sus gradas, pistas y con luz natural proporcionada por enormes ventanales laterales.

Los 10 bares y lounges
Distribuidos por todo el barco, cada uno con su personalidad. El Chalet (estilo resort alpino con chimenea incluida) se convirtió en nuestro favorito para cócteles al atardecer.
Espacios que se transforman según la hora: el Chalet funciona como restaurante, cafetería y lounge bar. El Fugu pasa de japonés a coctelería nocturna.
Había muchos sitios donde tomar algo. Desde los bares siempre llenos cerca del atrio principal hasta el que probablemente sea el bar más bonito que he visto en un crucero: el Captain’s Bar.
Un lugar con ambiente marinero muy especial situado sobre el puente de mando, con ventanas a doble cubierta. Allí los cócteles de autor tienen coste adicional fuera del todo incluido, pero las vistas y ambiente valen cada céntimo.
Ritual de salida: «Große Freiheit»
Un detalle que nos gustó y que llegó a ser parte de nuestra rutina viajera: en cada salida de puerto suena la canción «Große Freiheit» (Gran Libertad) de SeaSide. Y en lugar de la tradicional sirena del barco, al salir por la noche, proyectan focos de luz hacia el cielo nocturno.
Es un momento emotivo, distintivo, que marca el inicio de cada navegación. La identidad de Mein Schiff se siente en detalles como este.
Conectividad
A diferencia del Mein Schiff 4 que incluía wifi básico gratuito, el Relax no incluye ningún tipo de conectividad. Si necesitas internet, hay que pagar paquetes adicionales que empiezan en 11 euros por día.
Nosotros estuvimos desconectados durante la navegación. Perfecto para descansar, pero puede ser un problema para quien necesite estar disponible. Eso sí, estando en un itinerario por escalas en España y Portugal, el roaming de nuestros móviles fue más que suficiente incluso navegando cerca de la costa.
ITINERARIO: ESCALAS POR CANARIAS Y MADEIRA
Siete noches navegando por algunos de los puertos más conocidos del Atlántico. La puntualidad alemana se reflejó en cada escala: ni un solo retraso.
Día 1 – Las Palmas de Gran Canaria (Embarque)
Llegamos al puerto en autobús público desde el aeropuerto (líneas L60 o L91, 2,95€ por persona, parada Santa Catalina). Proceso de embarque rápido y sin incidencias.
Descubrimiento logístico: Mein Schiff ofrece «Early Check-in» por 35€ adicionales por persona, que permite embarcar antes de las 15:00h. Sin ese pase, hay que esperar fuera de la terminal hasta la hora oficial, ya que la nueva terminal de Las Palmas no tiene zona de espera para pasajeros sin prioridad.
Embarcamos a las 14:45h. En 15 minutos estábamos en la cabina.
Día 2 – Navegación
Día completo en el mar para descubrir el barco. Sin conexión a internet (a diferencia del Mein Schiff 4 que sí incluía wifi básico). Hacía mucho tiempo que no desconectaba tanto.

Día 3 – Funchal, Madeira
El barco pasó la noche atracado. Despertamos ya en puerto.
La realidad de la saturación turística: tres cruceros simultáneos. Nuestro Mein Schiff Relax, el Costa Fascinosa y el Wind Star. Cálculo rápido: casi 7.000 pasajeros más 2.200 tripulantes desembarcando en una ciudad de unos 100.000 habitantes.
El resultado se nota. Colas largas en el teleférico. Aglomeraciones en el Mercado dos Lavradores. La esencia del destino se diluye un poco.
Hicimos un recorrido sin plan previo: paseo marítimo, fuerte de San Yago (con vistas de los tres cruceros atracados), ciudad vieja, Sé Catedral, jardín municipal, The Ritz Madeira.
Funchal es bonito. Pero con tres barcos a la vez, la experiencia se resiente. La próxima vez iremos al interior de la isla.

Día 4 – Santa Cruz de La Palma
La escala que más nos gustó. Sin duda hace honor a su nombre de «isla bonita». Detalle importante: éramos el único crucero en puerto. Solo el Mein Schiff Relax. La diferencia con Funchal fue abismal.
Ciudad colonial con aire indiano auténtico. Gente amable. Ritmo local pausado. Montañas y acantilados volcánicos rodeando la bahía. Sensación de autenticidad real, sin saturación.
Recorrido a pie: Museo Naval, Fuerte Santa Catalina (vistas de la bahía y playa de arena negra volcánica), Plaza San Francisco, Museo Insular, Mercado Municipal, Iglesia Matriz El Salvador, Plaza España, Calle Real, Calle O’Daly.
Subimos en el Ascensor de la Luz hasta la Ermita de la Luz. Las vistas desde allí del puerto, el barco y los acantilados merecen la subida.
Espero que sepan proteger este encanto. La Palma es una escala a la que volveríamos, con o sin crucero.
Día 5 – Navegación
Segundo día en el mar. Crucero escénico alrededor de La Gomera y sur de Tenerife. Vistas de La Gomera desde cubierta. Día relajado. Viento de 45-61 km/h pero mar en calma. El barco, muy estable en todo momento.

Día 6 – Santa Cruz de Tenerife
Escala larga: el barco llega a las 4:30 AM y permanece hasta las 22:00h. Es día de cambio de pasajeros (desembarque y embarque de nuevos cruceristas).
Cuatro barcos de cruceros en puerto: Mein Schiff Relax, Marella Explorer 2 (TUI UK), Le Bougainville (Ponant, yate de lujo/expedición) y P&O Azura. Cuatro navieras diferentes, cuatro segmentos distintos.
Nos encontramos con uno de nuestros redactores que vive en Tenerife. Junto a él recorrimos San Cristóbal de La Laguna (casco histórico UNESCO), almuerzo en Las Aguas, y unas vistas estupendas desde el café de La Baranda Chill Out. Antes de regresar pudimos tener una reunión con algunos miembros del Club de Cruceristas en la isla.

Día 7 – Arrecife, Lanzarote
Llegada a las 8:30h. Temperatura 22°C. Realizamos un recorrido a pie sin plan previo: nueva marina, Charco de San Ginés (laguna interior con barcas de pesca tradicionales), Iglesia de San Ginés, Castillo de San Gabriel cruzando el Puente de las Bolas, calle comercial León y Castillo.
Valoración honesta: Arrecife aunque bonita y fácil de explorar, puede quedarse corta. Esta es una escala que pide tour a otros puntos de la isla: Timanfaya, Jameos del Agua, La Geria, Fundación César Manrique.Necesitas salir de la ciudad para aprovechar el auténtico Lanzarote.
Día 8 – Las Palmas de Gran Canaria (Desembarque)
Llegada al puerto a las 4:30 AM. Desembarque a las 8:30h sin incidentes.
Control de seguridad en pasarela, salida directa. Sin cuenta final. El concepto todo incluido significa eso: sin sorpresas al bajar.
Mismo recorrido inverso: del puerto a la estación de autobuses, bus directo al aeropuerto.

VALORACIÓN FINAL Y CONCLUSIONES DE EXPERIENCIA EN EL MEIN SCHIFF RELAX
Hay cruceros que sorprenden y otros que confirman lo que ya esperabas. Mein Schiff Relax fue de los segundos. Después de nuestra experiencia en el Mein Schiff 4, teníamos el listón alto. Y el Relax lo superó.
Lo que más me gustó
El concepto «casi todo incluido» es 100% real. No es marketing de departamento de prensa de naviera. Durante siete días no gastamos ni un euro más de lo pagado en la reserva. Comimos muy bien, excelentes cócteles y cafés, disfrutamos de todos los espacios del barco. Sin costes sorpresa, sin letra pequeña, sin trucos, sin necesidad de tener paquetes de bebidas para conseguir agua. En tiempos donde todo parece tener un asterisco escondido, esto se valora mucho.
La gastronomía es el punto fuerte. El Restaurante Atlantik justifica por sí solo el crucero. Servicio correcto en las cenas. El buffet funciona bien, con variedad real y calidad consistente. Los restaurantes temáticos incluidos (griego, francés, italiano, japonés, escandinavo) suman valor.
Los espacios del barco están bien diseñados. Vistas del mar y uz natural por todas partes, distribución que evita aglomeraciones, cubierta de paseo completa rodeando el barco. Para un barco de 161.000 toneladas y casi 4.000 pasajeros, nunca sentimos agobio.
El servicio es atento y profesional. La tripulación cumple con nota. Limpieza obsesiva, atención discreta pero eficiente, cabina arreglada dos veces al día.
La relación calidad-precio es difícil de igualar. Por poco más de 1.000 euros la semana en cabina con balcón, este nivel de calidad cuesta encontrarlo hoy en día.
Lo que menos me gustó
El tamaño del barco genera algunos momentos de tensión en el servicio. Con casi 4.000 pasajeros y 1.535 tripulantes, la proporción es justa para un producto premium. Se nota en desayunos del Atlantic (servicio más lento, menos detallista) y en los restaurantes italiano y francés (esperas de más de 30 minutos entre platos).
El idioma crea una barrera importante. Todo funciona en alemán. Si no hablas alemán ni inglés, este crucero no es para ti. Incluso hablando inglés, pierdes la conexión con mensajes del capitán, anuncios, actividades organizadas. Perfecto para desconectar, pero te desconectas también del propio viaje.
¿A qué viajero le encaja este crucero?
No es un crucero para todo el mundo. Y eso, paradójicamente, es parte de su valor.
Funciona bien para:
- Cruceristas con experiencia que ya saben lo que quieren (y especialmente lo que no quieren en un crucero)
- Quien busca calidad real a precio cerrado sin sobresaltos
- Quien valora la tranquilidad sobre el entretenimiento masivo
- Quien habla inglés (o alemán, claro)
- Quien disfruta del mar como protagonista, no como decorado
No es recomendable para:
- Primer crucero (la barrera idiomática puede frustrar)
- Quien no habla inglés ni alemán
- Familias con niños buscando entretenimiento infantil intenso
- Quien espera Vegas flotante con shows llamativos
La pregunta: ¿volveríamos?
Sin duda.
Siempre que el objetivo sea desconectar, descansar y disfrutar de buena gastronomía a precio cerrado. El Mein Schiff Relax cumple ese objetivo con nota alta.
¿Es perfecto? No. Tiene aspectos mejorables, especialmente la inconsistencia en algunos servicios y la barrera idiomática. Pero eso no quita mérito a la experiencia global.
¿Es el mejor «casi todo incluido» de 2025? Probablemente sí.
Reflexión final
Si existiera un producto como este adaptado al mercado hispanohablante, con este nivel de servicio, esta calidad gastronómica y este todo incluido real, la competencia temblaría. MSC, Costa y otras navieras tendrían que revisar sus estrategias. Si una naviera tipo Pullmantur tuviera este barco para el mercado en español sería un ganador absoluto.
Sin duda es esa la razón por la que el Mein Schiff Relax resulta especial: no está pensado para todo el mundo. Y en un mercado saturado de cruceros clones, eso es un valor en sí mismo.
Este crucero cumplió lo que prometía: desconectar y descansar en un itinerario con buen clima, a precio cerrado, sin sorpresas. Objetivo cumplido y superadas las expectativas.
¿Has navegado en algún barco de TUI Cruises? ¿Qué opinas del concepto «todo incluido» alemán comparado con otras navieras?
Nos encantaría conocer tu experiencia personal con esta naviera o con barcos similares que apuesten por la calidad. ¿Crees que este modelo funcionaría entre los cruceristas hispanohablantes?
VALORACIÓN
El Mein Schiff Relax tiene un todo incluido que funciona de verdad, buena gastronomía y espacios bien pensados, por poco más de 1.000€ la semana en cabina con balcón.


