Mi experiencia en el Koningsdam de Holland America recorriendo Alaska
Solo mencionar la palabra Alaska evoca imágenes de naturaleza salvaje, paisajes infinitos, pueblos pintorescos de leñadores, pescadores y mineros, y la sensación que estás visitando uno de los confines del planeta. Es todo esto lo que atrae al viajero a sus costas.
Si existe un lugar del mundo donde los cruceros son la mejor opción para explorar una región, esta es sin duda Alaska.
Debido a su tamaño (es el mayor de los 50 estados de Estados Unidos) y que las grandes atracciones (ciudades y Parques Nacionales) se encuentran junto a la costa, el barco es la mejor opción para visitar muchas de ellas y tener las mejores panorámicas.
Hacía tiempo que no regresábamos a Alaska. En un verano donde preferimos explorar los paisajes del norte, tras visitar los fiordos noruegos, decidimos explorar la misma latitud pero en tierras americanas.
Para vivir a lo grande lo que es un crucero por Alaska elegimos a la naviera que más experiencia y años lleva acercando al viajero a sus aguas. Con 75 años desde que llegara su primer barco, Holland America Line es la compañía que primero vio el potencial de la región y que continúa en nuestros días ofreciendo una experiencia inmersiva en todos los aspectos que la hacen única.
Al igual que hicimos para recorrer los fiordos con el nuevo Rotterdam, elegimos un barco de la espectacular clase Pinnacle de la naviera, en concreto su primer barco, el Koningsdam.
Nuestro crucero tenía como puerto base la ciudad de Vancouver, en Canadá. Un vuelo largo con escala en Amsterdam nos llevó un par de días antes de la salida. Debido al cambio horario, es recomendable llegar antes para aclimatarnos al horario y no sufrir el “jetlag” durante el crucero.
Tras 2 días explorando el centro de Vancouver, sus barrios como el de Chinatown, sus jardines, su puerto, y especialmente su gran oferta gastronómica, llegó el día de embarcar en la Terminal de Cruceros de Vancouver.
En mis muchos cruceros puedo decir que es la de Vancouver una de las terminales, no solo más bonitas, sino de las más eficaces de cuantas he tenido el placer de embarcar. Sus instalaciones están pensadas por y para el viajero.
El itinerario que seguiría el Koningsdam era uno de los clásicos en los que Holland America Line es especialista. Siete noches con salida y regreso desde Vancouver navegando por el pasaje interior, con escalas en Juneau (capital de Alaska), Skagway, navegación por Glacier Bay, y Ketchikan
Debido a que agosto es una época popular para los cruceros por Alaska, el embarque demoró un poco por la cantidad de cruceristas que llegamos a la terminal. Sin embargo, aunque tuvimos que esperar un poco para que el barco estuviera listo (es lo malo de llegar los primeros), luego el check in se realizó muy rápido.
Una vez subimos por la pasarela, una sensación de que volvíamos a casa nos llenó por completo. Era la primera vez en el Koningsdam, pero tenía la misma energía de sus hermanos de flota. Además de su diseño, colores, y espacios, son sin duda su tripulación la que te hace sentir así en cada uno de sus barcos.
Vuelves a sentirte el centro del viaje y el protagonista de todo (algo que deberían recordar o aprender algunas navieras que solamente ven al crucerista como tarjetas de crédito con piernas).
Tras recorrer la cubierta 3 desde el gran Atrium y el Grand Dutch Café hicimos lo que todo crucerista veterano suele hacer, explorar su camarote. Para este viaje habíamos elegido una cabina con balcón en la cubierta 6.
Todo encajaba a la perfección para nuestra aventura por la que llaman “la última frontera”. Comenzaba así nuestro crucero por Alaska.
EL BARCO
El Koningsdam es un barco que llegaba a la flota de Holland America Line para cambiar las reglas de juego. Llegó para inaugurar una nueva clase de buques con un nuevo diseño, pero sobre todo con una nueva vida a bordo y experiencia para el viajero.
Aunque fue construido en 2016 durante la primera exploración, pudimos ver que se encontraba en un excepcional estado de mantenimiento (casi parecía recién estrenado). Desplazando 99.863 gt y capacidad para 2650 pasajeros, el Koningsdam fue diseñado para unir lo mejor de un barco mediano donde el propio viaje y el mar son el centro de la experiencia, y la actual propuesta de entretenimiento de la industria de los cruceros.
Así, por su tamaño le permitirá llegar a puertos menos concurridos ofreciendo mejores y únicos itinerarios (algo que distingue a HAL desde sus orígenes) y una oferta de diversión y entretenimiento para todos los miembros de la familia.
Su programación de espectáculos en directo, simultáneos en 3 espacios del barco cada día, más los que se realizan en el World Stage están a la altura de los mejores teatros en tierra. Esto se ha conseguido por tratar a los artistas como pasajeros y no como tripulantes. Esta consideración atrae a más y mejores producciones a bordo.
Presenta una decoración elegante, pero moderna, nada saturada y con un inteligente uso de maderas, colores, piezas de arte, espacios que crean intimidady otros pensados para el relax.
Como un buque distribuido al estilo clásico, encontramos la mayoría de espacios de interés en un grupo limitado de cubiertas.
En la cubierta 2 y 3 localizamos en su centro el gran atrio abierto hasta la cubierta 1. En la 2, denominada Plaza, tendríamos de popa a proa el Comedor principal, el restaurante Club Orange, los restaurantes de especialidad Rudi´s Sel de Mer y el carismático Pinnacle Grill, un par de bares, tiendas, y la parte baja del Music Walk (paseo de la música) y donde se van alternando los escenarios del Lincoln Center Stage, B.B. King´s Blues Club, Billboard Onboard, y el Rolling Stone Room y donde cada noche se interpretaba en todos ellos música en directo.
En la proa de esta cubierta 2 tenemos el asombroso teatro circular y de alta tecnología World Stage con sus espectaculares pantallas LED.
En la cubierta 3 además del gran Casino, Guest Service y el maravilloso Grand Dutch Café con su pequeña terraza acristalada con vistas al mar, tenemos acceso a una de las joyas del barco (casi no es posible encontrarlo en los nuevos barcos de crucero). Esta no es otra que una cubierta de paseo que permite rodear completamente el barco sin interrupciones.
El otro grupo de cubiertas donde podemos localizar espacios interesantes para el crucerista se sitúan entre la 9 y la 12.
En la cubierta 9, denominada Lido (una invención y aportación de Holland America Line a los cruceros modernos), localizamos el enorme buffet doble (están duplicados a babor y estribor para mayor comodidad) y a continuación la popular (y con razón) piscina con techo retráctil con su no menos popular restaurante Dive In.
Este espacio es el alma del barco; relax en los diferentes tipos de tumbonas, piscina climatizada, y excelente comida a pocos pasos. Además, por las noches se convierte en un gran cine gracias a una enorme pantalla LED.
En la cubierta 10 encontramos la parte superior de la piscina con el restaurante New York Pizza & Deli, los clubs infantiles, y en popa los 2 restaurantes de especialidad asiática a bordo, Tamarind y Nami Sushi. En la cubierta 11 accederemos a las pistas deportivas junto a la estilizada chimenea del Rotterdam.
Subiendo a la cubierta 12 se sitúa mi lugar favorito en todos los barcos de Holland America Line. Denominada como Observation alberga en proa el Crow’s Nest (nido del cuervo) con su Exploration Central & Café. Uno de los mejores miradores de navegación que se pueden encontrar en la actualidad y de acceso libre.
En este viaje hemos realizado un completo video tour cubierta a cubierta para que podáis ver cada detalle.
VÍDEO
Vídeo-Tour recorriendo el Koningsdam
LA CABINA
Aunque normalmente solemos viajar en cabinas ocean view, para este itinerario por Alaska nos decidimos por una cabina con balcón en la cubierta 6.
Queríamos tener más opciones de ver a la fauna local. Algo que pudimos disfrutar durante todo el viaje. Ballenas, leones marinos, salmones saltando, águilas calvas, y un sinfín de aves estaban ante nuestros ojos desde el confortable balcón.
Como en su hermano Rotterdam, la decoración presentaba tonos claros, con mezcla de maderas y toques decorativos perfectamente estudiados para dar una sensación muy acogedora desde el primer instante.
Televisión plana interactiva, grandes armarios, mesa de trabajo / tocador y un sillón convertible en cama con su mesita de centro era todo el mobiliario. Mención aparte por la gran comodidad y amplitud merece la cama. Digna para que el viajero más exigente reponga energías
Baño bien iluminados y provisto del más mínimo detalle. Su diseño crea una gran sensación de amplitud poco frecuente en otros barcos y navieras.
GASTRONOMÍA EN EL ROTTERDAM
Nuevamente no nos defraudó Holland America Line en el aspecto culinario. Si ya nos enamoró en el Rotterdam, el Koningsdam no solo mantuvo el nivel, sino que en algunos platos mejoró.
La mayoría de las cenas y desayunos los tuvimos en el Gran Comedor, donde hay una opción para cenar sin mesa asignada. En este salón con uno de los mejores diseños en alta mar actualmente (sorprenderá desde el primer día su luminosidad y columnas centrales) podemos solicitar mesas compartidas o sólo para nosotros con pedirlo al maitre de sala.
El menú presentaba una oferta para todos los gustos que cambiaba cada día, atendidos por un servicio ágil, con algún pequeño retraso en las horas puntas.
El otro gran espacio gastronómico es el Lido Buffet. Zona amplia, luminosa, con muchas mesas para comer con vistas al mar, o fuera en la popa si nos apetece al aire libre.
Comida dispuesta en islas acristaladas con un servicio rápido y eficiente. Cada día cambiaba la oferta gastronómica en los almuerzos y cenas (el desayuno contaba siempre con las mismas opciones) e incluían una cocina internacional especial en uno de sus secciones. El sushi y la comida asiática fueron simplemente espectaculares.
Para comer algo más informal y rápido, pero sin perder calidad, encontramos varios espacios para saciar el apetito junto a la piscina. Allí el Dive In es el gran reclamo del estómago. Una extensa carta de hamburguesas y hotdogs con sus guarniciones esperan al viajero.
Arriba, el New York Pizza & Deli complementa la oferta con una gran variedad de pizzas y sándwiches típicos de la ciudad de los rascacielos. En este crucero no pudimos disfrutar de sus desayunos por estar cerrado.
La oferta de restaurantes de especialidad con un pago extra es realmente buena. A bordo del Koningsdam tenemos 5 opciones. Desde el Pinnacle y el nuevo Sel de Mer (que no visitamos en este viaje) a los populares Tamarind y Nami Sushi, donde pudimos degustar en varias ocasiones auténticas delicias asiáticas que brillaban por la calidad de sus ingredientes. La quinta opción sería el Orange Restaurant exclusivo para viajeros hospedados en esta categoría.
VIDA A BORDO
Aunque había pasajeros de muchas nacionalidades, la mayoría de los pasajeros en esta salida eran de Estados Unidos y Canadá. Destacar que con nosotros viajaban un gran grupo de españoles que participaban en un viaje completo con guía-asistente y excursiones en español organizado por el representante español de Holland America Line Un mundo de cruceros.
Con respecto al idioma, y aunque el inglés es el idioma oficail a bordo, confirmar que un viajero de habla hispana no tendrá problemas. Hasta 4 personas en el Guest Service, así como varios oficiales y tripulantes, hablaban español, además el programa diario lo recibiamos cada día en español (muy importante seleccionar nuestro idioma al hacer la reserva). En esta ocasión no tuvimos los menús del restaurante, pero con la ayuda de los camareros no hubo mayor problema.
Con respecto a la vida a bordo, lo primero que me llamó la atención fue la gran cantidad de familias con niños y adolescentes. Más parecía un barco de otra naviera popular que un Holland America Line.
Al igual que en el Rotterdam, el ambiente a bordo fue relajado con muchas actividades para realizar. Estas son fáciles de encontrar en tu programa diario que te dejan cada día en tu cabina o a través del App que te permite desde conocer lo que sucede en el barco en tiempo real, reservar restaurantes, ver tu cuenta de gastos, o charlar con otros pasajeros.
Cursos de baile, manualidades, charlas de los más diversos temas, películas en la piscina, espectáculos de baile, documentales con música en directo, juegos de todo tipo, deportes en el exterior, a simplemente relajarse en cubierta en una tumbona de madera, hay tantas opciones como tipos de viajero o estados de ánimo.
Sin duda el barco llegaba a su momento de más animación por las noches cuando los espectáculos brillaban en el Music Walk.
Desde cuartetos de música clásica provenientes del prestigioso Lincoln Center de New York, las mejores bandas del Rhythm and blues de Memphis y su carismático B.B. King’s Blues Club, conciertos rock en el escenario de Rolling Stone, Rock Room, hasta el pianista/ cantante en el Billboard onboard hay música y baile para todos los gustos.
Todo fluyó de forma natural desde la mañana a la noche, algo que agradecemos los viajeros.
ITINERARIO, EXCURSIONES Y ESCALAS
Con salida y regreso a la ciudad de Vancouver, y 2 días de navegación, el itinerario nos permitió explorar alguno de los paisajes más bellos de Alaska.
Lo que hizo diferente este itinerario es que navegamos por el Pasaje Interior. Un paso que discurre entre la costa de Canadá y múltiples islas y que es lugar de avistamiento de cetáceos. Gracias al tamaño del Koningsdam y a que Holland America Line tiene autorización, pudimos disfrutar de una lenta navegación entre paisajes únicos tanto a la salida de Vancouver como al regreso.
La primera escala fue la concurrida capital de Alaska, Juneau. Aunque es posible realizarla en todos los puertos de la zona, fue aquí donde decidimos realizar la excursión más popular. Desde Juneau contratamos un tour que combinaba el avistamiento de ballenas con la visita del Glaciar de Mendenhall situado a pocos kilómetros del centro urbano.
Si es tu primera vez en Alaska, no debes perderte este encuentro cercano con las ballenas. Durante varias horas estuvimos rodeados por ellas, además de leones marinos y águilas. Al regreso fue tiempo de maravillarnos con el primer glaciar que veríamos. El Mendenhall es simplemente imponente visto desde el centro de visitantes de los guardabosques de este parque nacional.
Todavía no nos habíamos recuperado del tour anterior cuando llegábamos a Skagway. Una ciudad que se quedó atrapada en el tiempo de la fiebre del oro. Con una llegada digna de ser contemplada desde cubierta nos acercamos a este pequeño pueblo, donde además de su calle principal con casas de madera, su famoso tren White Pass es la estrella.
Un tren construido para llevar a los mineros hasta el lado canadiende subiendo y bajando las escarpadas montañas que rodean Skagway. Esta sería nuestra aventura del día
Os dejo un vídeo grabado durante la excursión en el White Pass que habla por sí mismo de su belleza:
VÍDEO
Experiencia en el tren White Pass
El plato fuerte de todo el crucero no era una escala, sino un día de lenta navegación por el Parque Nacional de Glacier Bay. Un paraje único con diferentes fiordos o entradas de mar que terminan en glaciares. Por desgracia el sol no nos acompañó en esta jornada, pero no por eso se vivió con menos emoción.
El capitán acercó el barco a las paredes del glaciar para que pudieramos verlo con más claridad, mientras agentes guardabosques y miembros de tribus autóctonas de la zona explican detalles de las aguas que navegábamos.
Desde el Crow’s Nest muchos de los pasajeros disfrutaron las vistas mientras tomaban un vino caliente. Nosotros optamos por correr por cubierta a pesar de la lluvia y algún que otro copo de nieve. Un momento memorable.
En nuestra última escala tuvimos un cambio radical de tiempo. Volvíamos a tener sol y calor (algo no habitual en esta región) en nuestra visita a Ketchikan.
Esta población tiene el honor de ser la primera en fundarse en Alaska y ser la capital mundial del salmón. Sin duda este pez está omnipresente en cada rincón de la ciudad y sus aguas. Pasear por libre por la Creek Street, una calle de madera elevada sobre un arroyo donde es posible ver los salmones remontarlo, es algo único.
Tras navegar nuevamente el Pasaje Interior, esta vez en dirección sur, llegamos al terminal de Vancouver poniendo punto final a nuestro viaje.
Para volver al aeropuerto utilizamos el tren situado frente al propio terminal. En esta línea de tren directa es posible apearse en McArthurGlen Outlet, el mayor centro comercial de la ciudad (tiene donde dejar las maletas sin coste). Pasar la mañana visitando las tiendas y comiendo fue lo que hicimos antes de tomar el tren gratuito (1 parada) hasta el aeropuerto.
CONCLUSIONES FINALES
Alaska nunca defrauda al viajero. Nuestro regreso a sus puertos y paisajes nos confirma que es un itinerario de crucero que todo viajero debe tener en su lista de próximos viajes.
Explorar sus maravillas naturales desde la comunidad, alta gastronomía y sobre todo cuidado servicio de Holland America Line ha sido la mejor forma de hacerlo. Con cada viaje sigo confirmando como la naviera sigue manteniendo los estándares de calidad que le han dado tanto reconocimiento entre el viajero auténtico.
A bordo no encontrarás parques de atracciones, pero si todos los elementos que hará memorable el viaje con mayúsculas: itinerario, comodidad, gastronomía y esmerado servicio.
A pesar de un trágico accidente que trastocó un poco la programación de eventos a bordo, y algunos detalles mejorables, que el buen viajero entiende valorando en su conjunto el alto nivel de la experiencia total, nuestro viaje por Alaska en el Koningsdam superó las expectativas (como ha pasado con Holland America Line hasta el momento).
Si queréis probar la experiencia a bordo del Rotterdam de Holland America Line o el resto de su flota os recomiendo que contactéis directamente con sus expertos y representantes en español Un mundo de cruceros:
● Telef 91 542 76 63
● web: Programación Holland America Line
¡Felices próximos cruceros, y espero veros a bordo muy pronto!
Jesús García
Editor Jefe
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Publicado: 27 agosto 2022
Autor: Jesús García para CruceroAdicto.com
Fuente y Fotos: Jesús García y Cherilyn Lee
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