Ybarra y cia los transatlanticos españoles. Memorias de la gran naviera española
⚓ Cruceros Ybarra y Cia : Debemos remontarnos a 1843 en la ciudad de Sevilla, para buscar sus orígenes de la compañía Ybarra, cuando D. José María de Ybarra y D. Gutiérrez Caviedes (de origen bilbaíno) fundaron una línea regular entre Bilbao y Sevilla con un pequeño velero llamado Dolores. Al poco tiempo compraron dos más para consolidar la línea con el nombre de Ceres y Basilia.
En 1919 se estableció una línea regular a Estados Unidos, con carga general y una limitada presencia de pasajeros con el Cabo Cervera. Ocho años más tarde en 1927 se iniciaba otra línea regular a Sudamérica con el Cabo Tortosa. Durante su existencia la compañía pasó por distintos avatares lamentables como la guerra civil española en 1936-1939 y la guerra mundial en 1941. La compañía disponía de otros dos barcos comprados a Estados Unidos ya viejos y bautizados como Cabo de Hornos y Cabo de Buena Esperanza, que durante varios años hicieron la ruta Bilbao a Buenos Aires y ampliando más tarde a la ruta Génova – Buenos Aires, teniendo como escala principal a Barcelona, y otras escalas como Algeciras – Tenerife – Río de Janeiro – Santos y Montevideo.
Ya con treinta años de existencia estos barcos fueron desguasados en Barcelona 1958 y en Avilés 1959 respectivamente.
Ese mismo año Ybarra y Cía. con sede en Sevilla mandó construir en los astilleros de la Sociedad Española de Construcción Naval en Bilbao, los dos últimos barcos de su historia: El Cabo San Roque y Cabo San Vicente, siendo el primero entregado en agosto de de 1957 y el segundo en abril de 1959.
Hasta 1975 todo fue muy bien con los nuevos trasatlánticos y sus rutas a Sudamérica, sustituyendo a sus antecesores. Los viajes estaban destinados a pasajeros y carga general con sus 18.000 tn , 170 m eslora, 21 m de manga, 21 nudos y 820 pasajeros distribuidos en dos clases, denominadas primera cabin clase y segunda turista.
Lamentablemente ya por éstos años el transporte de mercancías ya disminuían al iniciarse otros medios y formas de transporte, también los viajes aéreos en auge restaban pasajeros y la compañía ante un déficit económico severo se vio obligado a vender el Cabo San Vicente que fue adquirido por Mogol Line de Bombay.
Desgraciadamente para la compañía ya en apuros el 24 de enero 1977 el Cabo San Roque llegando a Ferrol (España) era castigado con un gran incendio en el puente de mando y en zonas de pasajeros, ¿las causas? dudosas ya que nunca se han sabido oficialmente. Un año más tarde era vendido a Golden Moon y ésta once meses después pasó a otra empresa cubana, África-Cuba hasta el 26 de julio 1982 que fue desguazado.
Así llegó el fin de una histórica y triste vida marítima de una compañía española.
Ybarra y cia. Mis experiencuas a bordo. El inicio de una pasión
En el año 1954 se inició mi pasión por los barcos, cuando mis padres y hermanos, emigramos a Sudamérica, yo con tan solo 6 años descubrí lo que sería mi primera experiencia a bordo de un barco, el Cabo de Buena Esperanza. Como anécdota curiosa comentaré que durante la primera noche de la travesía, mis padres me dejaron durmiendo en el camarote y casualmente me desperté….. al ver que no estaban conmigo, salí del camarote en pijama y no se cómo llegué al salón de baile y allí los encontré, mientras que los pasajeros presentes en la fiesta, me aplaudían, me eché a llorar del susto.
Entre los años 1965 – 1969 tuve el privilegio de hacer tres viajes trasatlánticos con Cabo San Roque y Cabo San Vicente, últimos barcos construidos para Ybarra,y en los que ondeaba el pabellón español. Eran barcos mixtos de pasaje y carga, en aquella época se transportaba mucha mercancía y esto hacia que la duración de la travesía entre Génova y Buenos Aires durase entre 19/21 días, estando muchas horas en puerto para su descarga y carga.
Disponían de dos formas de viaje, la primera clase denominada como cabin class y la segunda clase llamada turista. Cada una disponía de comedores diferenciados, salón de fiestas, bares, y salón de lectura solo en la categoría de primera.
Las diversiones a bordo eran diversas como juegos de mesa, bingo, carreras de caballos por puntos, campeonatos juegos de naipes, ajedrez, damas. Los bailes de noche eran muy divertidos como por ejemplo el baile de sillas, del limón en la frente de la pareja hasta que se caía al suelo, etc.
La decoración era más bien austera, pero elegante en aquella época. El “modernismo” de los años 60–70 se contrastaba muy bien con las maderas nobles, los bronces, cristaleras biseladas y obras de arte que nos recordaban con orgullo “esto es España”.
Los camarotes, camas bajas y literas muy simples en especial en la clase turista e incluso con camarotes para ocho personas. Las llaves de los camarotes se dejaban colgadas en un marco que había en los extremos de los pasillos.
El pasajero podía degustar en los restaurantes con comidas típicas españolas bien preparadas y carta en primera clase, con buen servicio de camareros. Cubiertas de paseo cómodas y acogedoras.
Resultaba muy divertido cuando el barco pasaba por la línea del Ecuador, con la fiesta del Rey Neptuno que se realizaba en zona de piscina, vestimentas acordes con el evento y después de los ritos y merengada por todo el cuerpo nos bautizaban echándonos a la piscina. Por la noche fiesta especial en los salones y hacían entrega de un diploma a los bautizados donde a cada uno le otorgaban un nombre diferente, entre las especies marítimas.
Los momentos vividos jamás se borraran de mi memoria, tantos recuerdos, y realmente tengo el honor y el orgullo, de poder decir….¡He viajado en una auténtica compañía de cruceros española!
Javier B.
● Cruceros Ybarra y cia, los transatlanticos españoles: Javier Bertrab para cruceroadicto.com.
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