Sensaciones navegando el río Rin en español
Spanish is different dice el eslogan cuando te propones estudiar el idioma de Cervantes. Pero es una realidad. Una certeza comprobada por Emerald Cruises. Por eso nos merecemos un crucero singular, especial, personalizado, creado para los hispanohablantes.
Es por lo mismo que esta naviera, especializada en cruceros fluviales, está ahora mismo desarrollando, y tratando de consolidar en el futuro, su marca “Emerald Spanic”, un producto directamente vinculado y preparado para los viajeros que tenemos el español como idioma nativo o principal.
He tenido la suerte de poder vivir esta nueva experiencia y contarla aquí para los lectores de CruceroAdicto.com a bordo del barco Emerald Sun recorriendo el río Rhin. Recientemente también programaron otro crucero por el río Duero, y todo ello pensando en la viabilidad de este producto pensado y preparado para el público hispano de cara a las próximas temporadas y por ahora por ríos europeos.
¿Un canario disfrutando un crucero por el centro de Europa en pleno otoño?
Ese soy yo. ¡Y vaya si lo he gozado! Y eso que la cosa empezó bastante mal cuando horas antes de iniciar el viaje me informan (con cierto retraso, a mi entender) que por un descenso del caudal del río, la salida, por órdenes de autoridades fluviales, no puede realizarse en Basilea y el amarre más cercano lo sitúan a casi cuatro horas en coche de esa ciudad, concretamente en Mannheim. No pintaba bien este comienzo, pero gracias especialmente al gran esfuerzo que el personal de Emerald realizo ha hecho posible que ese malestar inicial se haya convertido en un más que agradable crucero.
Lo podría contar de muchas maneras, pero he optado por utilizar una serie de “sensaciones” particulares que me llamaron la atención en un tipo de crucero, el fluvial, bastante menos conocido por los cruceroadictos. Ahí van estas píldoras de mi experiencia a modo de sensaciones durante el viaje.
Sensación 1: reaccionando eficazmente a los imprevistos
No hay mejor medicamento que cure la herida de un retraso, que el que te reciban con la mejor de las sonrisas, que te digan que no te preocupes nada más que de sentarte a la mesa a cenar (eran las once de la noche, y gran parte del pasaje lo había hecho a las ocho) y que todo el personal está a tu disposición hasta que te acomodes definitivamente.
Luego, vendría la información referente a los cambios introducidos obligatoriamente en el itinerario. Podrían parecer, a primera vista, no satisfactorios, ya que la visita a la Selva Negra, uno de los grandes atractivos de este crucero, quedaba anulada e insalvable por los imponderables ya indicados. Se solventó con una visita (cuatro horas) a Speyer (Espira), una de las ciudades más antiguas de Alemania y Premio Europa 1995 por el Consejo de Europa y en la que destaca su catedral, una de las joyas del Sacro Imperio Romano Germánico, y en la que descansan los restos de varios reyes y emperadores.
Spanic salva la posibilidad de un k.o técnico a las primeras de cambio, con una “gestión de imprevistos” mejorable en algunos aspectos, pero realizada con tan buenas intenciones y eficacia que se recupera la energía vibrante del viaje.
Sensación 2: el viajero mimado y centro de todo
Una fiesta arregla muchas cosas y alegra cualquier alma entristecida. Y Hallowen era la fiesta perfecta para un primer día que ya anunciaba cambios en trayecto y en excursiones también para el tercer día.
La parafernalia y la inventiva para lograr “intimidar terroríficamente” esa tarde-noche daba pie a los cruceristas para ocupar tiempo en el disfraz y a la tripulación para elegir la ambientación apropiada.
Y fue ahí donde encontré mi segunda “sensación”. Ver al máximo responsable de la compañia Gustavo Yacobucci, sin traje, sin corbata, sin la altivez de su cargo, colocando banderitas y otros efectos decorativos. Dando ejemplo de como mimar al viajero, como luego también observé con el gerente llevando personalmente mantequilla a una mesa.
Sensación 3: el mejor café 24 horas al día
Desde la misma llegada hasta el tercer día de crucero ya había tenido más que tiempo suficiente para dar una calificación sobresaliente a un simple y aparentemente sencillo aparatito: la cafetera-tetera automática que se encontraba en el lounge a disposición de los pasajeros las 24 horas del día.
¡Sensacional! Para quienes somos amantes de la cafeína o la teína lograr que nos ofrezcan un café para saborearlo en tragos cortos, un humo que denota que está caliente, intenso, agradable al paladar… eso es un acto de placer.
Decidí que éste iba a ser el crucero en que saltaría todas las normas establecidas sobre un número máximo de tazas de café al día. No voy a dar aquí publicidad de marcas, pero les diré que la susodicha máquina es muy cara, sólo presente como artículo de lujo en determinadas navieras y niveles de estancia, y que una de sus peculiaridades es que antes de servir el producto también se encarga de moler el grano de café. Al regreso ya estoy lamentando haber conocido semejante artilugio y no poder tenerlo en casa.
Sensación 4: las mejores vistas del Rin, desde la cama
El maldito caudal del río Rhin nos ha tenido atenazados y enclaustrados en un puerto, pero por fin llegó la hora de la navegación. Ha sido el momento de disfrutar de una nueva sensación: el ventanal del camarote.
Ocupa totalmente la amplitud de la habitación y tiene la peculiaridad de poder abrirse verticalmente de forma automática hasta la mitad, con lo que se obtiene así un espacio similar al de un balcón. Con plena comodidad, sentado frente a esa ventana abierta, es la mejor alternativa si no se desea subir a la cubierta superior. Eso sí, sólo podrá ver una de las dos riberas del río.
En verano, es de suponer que las instalaciones de esa cubierta superior sean la mejor panorámica, pero siempre existirá esa posibilidad de una amplísima y cómoda vista desde el propio camarote.
Sensación 5: un entretenimiento de primera
Como corresponde a un ambiente alegre, festivo, animado habitual entre hispanos, este crucero fluvial contó con ese estilo musical, a diario, con los conciertos de violín con la maestría de Aitor y la potente voz de la cantante Florencia, ambos de gran calidad, muy variados, y con un público “entregado” a sus temas y al ritmo de sus interpretaciones.
Gran nivel y muy apropiado al público presente. A estas actuaciones se añaden las clases de baile y una fiesta latina, además de la ya señalada fiesta de Halloween, muy atinadas en su elección para un Emerald Spanic.
Sensación 6: un oasis de paz en la popa
A falta de un canal de televisión en español, fueron buenos momentos para descubrir otra sensación y lujo a bordo: la piscina con vista infinita en la popa del barco.
De agua caliente (más bien, templada) y con techo retráctil facilitando así también su apertura cuando el tiempo lo permite, y pese a ser otoño pudimos disfrutarla abierta al menos una noche. Interior (segunda cubierta), coqueta, con bar y cafetería incluida, así como servicio de toalla y vestuario-ducha. Otro gran punto a favor de Emeral Spanic.
Sensación 7: un templo para los foodies
Parecería una obligación, pero no siempre es posible encontrar unos almuerzos y cenas con tan buen gusto, variados, tematizados algunos con la zona visitada en el recorrido, y magnífica presentación.
Si acaso, en el aspecto a considerar en un crucero con sentido hispano, echamos en falta en la carta de vinos la inclusión de más de bodegas españolas y algún vino chileno ni argentino de reconocido prestigio internacional.
Sensación 8: una petición de mano en directo
Este viaje, como los cuentos, también termina con un final muy feliz. Con la complicidad de buena parte de la tripulación, y acompañado del correspondiente apoyo musical, Cristian pidió matrimonio a Marian, y ésta, ante el aplauso generalizado y las lágrimas de algunos pasajeros, aceptó y recogió el anillo de compromiso.
En Chile, donde residen, siempre recordarán el Rin y éste crucero a bordo del Emerald Sun. Yo, en las Islas Canarias, también.
Apunte final a modo de deseo…
¿Será posible que los cruceristas pronto podamos ver a Emerald Spanic navegando por el Guadalquivir? ¿Se imaginan este viaje de lujo remontando desde Sanlúcar de Barrameda a Sevilla?
No le faltarían, empezando por la cercanía del Parque Nacional de Doñana, las múltiples posibilidades que oferta Cádiz, junto con Puerto Real, el Puerto de Santa María y las bodegas o la Escuela Andaluz del Arte Ecuestre en Jerez, por sólo citar algunas y concluir, claro está en Sevilla, donde esas opciones se multiplican.
¿No les parecen suficientes motivos como para que Emerald Spanic navegue por aguas españolas?
¡Felices próximos cruceros, y espero veros a bordo muy pronto en el mar o en el río!
Manuél Negrín
Editor Regional
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Publicado: 16 noviembre 2020
Autor: Manuel Negrín para CruceroAdicto.com
Fuente y Fotos: Manuel Negrín y CruceroAdicto
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