Así fue la experiencia en el Harmony of the Seas por el Mediterráneo
Han pasado cinco años desde que CruceroAdicto estuvo a bordo del Harmony of the Seas en su primer crucero desde Barcelona. En ese “lejano” 2016 el barco de Royal Caribbean era el más grande del mundo, aunque fue depuesto del trono por su gemelo Symphony of the Seas poco menos de 2 años después.
Su primera temporada en activo la pasó en la ciudad condal realizando cruceros de 7 noches, convirtiéndose en uno de los barcos más demandados del verano en el Mediterráneo.
Durante sus primeros años fue uno de los barcos más exitosos de la compañía de cruceros, pero, como sucedió con toda la industra turística, el coronavirus obligó a que el Harmony of the Seas estuviese parado durante mucho tiempo; la naviera aprovechó para reformarlo en Navantia (Cádiz) en abril de este año.
La irrupción de la pandemia hizo tambalear los cimientos de la industria de los cruceros. El regreso de los cruceros se nos está haciendo largo y, hasta cierto punto, el trato de algunos países hacia los que aman esta forma de viajar está siendo relativamente injusto.
Embarcando en Civitavecchia
Este viaje daba comienzo en Civitavecchia y no dejaba de ser chocante observar que todos los turistas que arribaban a Italia tenían carta libre para viajar por todo el territorio, mientras que los que viajan en crucero solo pueden abandonar el buque en excursiones burbuja sin poder alejarse del grupo, puesto que se arriesga a ver finalizadas sus vacaciones antes de tiempo.
A pesar de este atropello, el voraz apetito de los cruceristas por embarcar es mayor que la más cruel de las zancadillas que suframos. Y así sucedió. En el rostro de todos los pasajeros del Harmony of the Seas, sobre todo los que no habían navegado desde antes del comienzo de la pandemia, se veían las ganas de disfrutar las 24 horas del día de todo lo que el barco de Royal Caribbean tiene que ofrecer. Y es mucho.
Sin embargo antes de embarcar y comenzar a (re)descubrir todos los rincones del Harmony of the Seas había que superar el test de antígenos en la terminal (acompañado este del certificado de vacunación, por supuesto). Otra tropelía destinada solo a cruceristas, puesto que a la entrada en Italia solo se requiere rellenar el documento PLF y el certificado de vacunación (cosas veredes, amigo Sancho, que farán fablar las piedras).
A pesar de estos palos en las ruedas del “crucerismo”, los denostados y sufridores cruceristas no perdemos nuestra ilusión de embarcar siempre que nos sea posible. Y si encima es para embarcar en un barco como el gigantesco Harmony of the Seas, todo se vuelve mucho más sencillo.
Con la irrupción del COVID han cambiado algunos protocolos en el interior de los buques. Entre estos cambios hay un mayor número de dispensadores de gel hidroalcohólico a bordo (muchísimo antes de la pandemia los barcos de cruceros ya cuidaban de la salud de sus pasajeros de una forma más eficiente que otras formas de viajar), hay controles de temperatura, mascarilla obligatoria, test de antígenos durante la travesía, etc.
Sin embargo uno de los cambios que más pueden gustar a los cruceristas es el del Safety Drill o Simulacro de Seguridad, al menos en los cruceros de Royal Caribbean. Si antes este simulacro se llevaba a cabo cuando los pasajeros estaban comenzando a disfrutar y descubrir el barco, en el Harmony of the Seas se realiza en el momento del embarque y tiene una duración menor que anteriormente.
Gracias a esta nueva medida, todos los cruceristas se ven liberados de esta obligación poco después de acceder por primera vez al barco.
Superado el Safety Drill, el crucerista está invitado a disfrutar de sus vacaciones sin interrupciones, salvo cuando se le requiera para superar el test de antígenos poco antes del día de desembarque.
Redescubriendo el Harmony of the Seas
El colosal tamaño del Harmony of the Seas presenta un elevado número de posibilidades de diversión destinadas a todo tipo de cruceristas. Desde los pasajeros más activos a los que disfrutan de actividades más calmadas tendrán una oferta extensa de entretenimiento.
A pesar de estar diseminadas a lo largo y ancho (y alto) del barco, es fácil ubicarlas puesto que se encuentran todas ellas en zonas determinadas o, como Royal Caribbean denominó en su momento, neighbourhoods (vecindarios). En todos ellos hay algo que hacer, aunque algunos sí que están destinados a un tipo de crucerista determinado, como puede ser el Vitality of the Sea (zona spa y gimnasio) o The Youth Zone (barrio destinado a los grumetes más jóvenes).
Royal Promenade, el corazón del barco
En el interior se extiende la espectacular Royal Promenade (cubiertas 5 y 6) que ocupa dos cubiertas. Es una magnífica evolución de aquellas primeras que aparecieron en los barcos de la clase Voyager.
Sigue manteniendo la misma esencia (una calle repleta de comercios y establecimientos hosteleros), aunque el tamaño, tanto en amplitud como longitud se ha visto acrecentado y, por lo tanto, hay un mayor número de instalaciones destinadas a cruceristas.
Bares y pubs como Boleros, Boot & Bonnet, On Air Club (con su karaoke), Schooner Pub o los curiosos Bionic Bar o el ascensor Rising Tide Bar, se suceden junto a tiendas de todo tipo y las primeras posibilidades gastronómicas del barco, como son el Café Promenade y la pizzeria Sorrento’s.
En uno de los extremos de la Royal Promenade una escalera de caracol da acceso a otro vecindario (al que también puedes acceder en ascensor), el Entertainment Place. Este barrio es eminentemente nocturno, aunque con posibilidades de divertirse durante las horas diurnas.
En Entertainment Place se encuentra la discoteca The Attic, el club Jazz on 4 o el Diamond Club, aunque quizás lo que más llame la atención es Studio B, la pista de patinaje sobre hielo en el que los cruceristas pueden patinar durante el día, aunque por la noches, son los profesionales de Royal Caribbean los que se enfundan los patines ofreciendo al público shows muy vistosos y espectaculares. Studio B también se convierte algunas veces en discoteca para que los pasajeros se diviertan con la Silent Party.
A ambos lados de la Royal Promenade se hallan dos de las dos instalaciones del barco de mayor tamaño. Ambas ocupan tres cubiertas y su decoración es sobresaliente. Uno de ellos es el restaurante principal presenta una ambientación diferente en cada una de sus plantas. Pero lo que más destaca es la más que notable calidad de sus platos.
El otro, ubicado en el otro extremo es el Royal Theater, cuya capacidad está próxima a los 1400 cruceristas. La calidad de las producciones de los barcos de Royal Caribbean está fuera de toda duda y el caso del Harmony of the Seas no iba a ser una excepción.
Musicales como Grease, que lleva funcionando en el teatro del barco desde su inauguración el año 2016, son el claro ejemplo de la apuesta por los espectáculos de calidad por parte de la compañía de cruceros.
VÍDEO
Recorriendo el Harmony of the Seas
Andando por los vecindarios
Los otros tres neighbourhoods son exteriores, aunque dos de ellos están guarnecidos por camarotes con balcón. El primero, ubicado en la cubierta 6, es The Boardwalk, uno de los vecindarios más frecuentados por las familias.
Lo primero que un crucerista ve cuando accede a él es un carrusel flanqueado a ambos lados por un puesto de perritos calientes y un Starbucks. La avenida continúa con tiendas, un local repleto de máquinas recreativas, restaurantes como el Johnny Rockets (en el que destacan sus sabrosas hamburguesas y sus deliciosos batidos) o Sabor (de temática mexicana en el que se sirven excepcionales margaritas), dos rocódromos de gran tamaño y el increíble Aqua Theater. Mención aparte merece este teatro al aire libre, puesto que los espectáculos suelen ser impresionantes.
Dos cubiertas más arriba se encuentra el penúltimo de los vecindarios: Central Park. Es el que más ha cambiado estéticamente desde la inauguración del Harmony of the Seas el año 2016, puesto que en ese momento la vegetación no era tan exuberante como actualmente.
El paso de los años ha ayudado a convertir este lugar en uno de los más vistosos y atractivos de todo el barco. Aquí los pasajeros encontrarán, al igual que en otros barrios tiendas, bares como Trellis o la selecta vinoteca Vintages y algunas de las mejores ofertas gastronómicas del barco.
Restaurantes como el italiano Jamie’s Italian, 150 Central Park o el magnífico Chops Grille son imprescindibles para los amantes de la buena comida. Si os habíais preguntado a qué lugar llegaba el “bar ascensor” Rise Tide, ya tenéis la respuesta; un lento y agradable viaje desde la cubierta 5 hasta la cubierta 8. Junto a Central Park, Dazzles es un bar de dos plantas con unas excepcionales vistas a The Boardwalk.
Antes de llegar al último de los vecindarios merece la pena resaltar Wonderland, que está ubicado en la cubierta 12, una cubierta ocupada íntegramente por camarotes a excepción de este restaurante.
Cuando un crucerista accede a él se percata de que está en un lugar diferente; su decoración de fantasía o la forma de descubrir con un pincel mojado el menú en la entrada del restaurante son solo el prólogo de lo que le espera en su interior, puesto que la calidad de la comida del Wonderland va acompañado de una sublime presentación.
Repuestas las fuerzas en Wonderland los pasajeros del Harmony of the Seas podrán aguantar las toneladas de diversión del último vecindario. Pools and Sports Zone tiene de todo y para todos. Los niños disfrutarán en las piscinas destinadas a ellos (con un pequeño parque acuático incluido), en el Video Arcade o en la Teen Disco (para adolescentes). La diversión también está asegurada gracias a la pista multideportiva, el minigolf, las mesas de ping pong, etc.
Los “no tan niños” tienen también la posibilidad de divertirse en los toboganes de agua (con nombre propio: Typhoon℠, Cyclone℠, Supercell℠ y The Perfect Storm), los jacuzzis, el Solarium sólo para mayores de 16 años o, si se desplazan a la cubierta 16 y se atreven, pueden hacer surf en alguna de las dos piscinas Flowrider, practicar tirolina o descender varias cubiertas hasta The Boardwalk en el tobogán seco The Ultimate Abyss.
Después de la descarga de adrenalina, ¿qué mejor que comentar las andanzas y aventuras del día en Wipe Out, Sand Bar, Pool Bar o Mast, los bares de estas cubiertas exteriores? Aunque no son de gran tamaño, están situados en espacios de gran amplitud con tumbonas o mesas donde sentarse.
La oferta de este vecindario no estaría completa sin sus respectivas propuestas culinarias. En la cubierta 16 se halla el bufé Windjammer Marketplace.
En Windjammer hay mucha variedad de comida y el horario de apertura es bastante amplio, pero como consecuencia de la aplicación de los nuevos protocolos, los pasajeros no pueden recoger la comida de las diferentes islas con sus propias manos; un ejército de miembros de la tripulación serán los encargados de servir la cantidad que el crucerista desee.
Otras opciones culinarias para recuperar fuerzas son miniBites, establecimiento semiabierto en el que se puede comer a base de pequeños aperitivos, o picotear algo en el Bistro del Solarium.
¡Felices próximos cruceros, y espero veros a bordo muy pronto!
Jesús Rico
Editor Regional
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Publicado: 21 noviembre 2020
Autor: Jesús Rico para CruceroAdicto.com
Fuente y Fotos: Jesús Rico
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