Mi experiencia en el primer crucero fluvial en español por el río Rin
Ya van 3 en menos de tres meses. De no haber viajado nunca en un crucero fluvial a recorrer las aguas de tres ríos europeos.
Si mi bautismo como crucerista fluvial tuvo lugar en el emocionante itinerario por el Duero, mi fascinación creció con la belleza sin parangón de las ciudades junto al cauce del Danubio (que por cierto no es azul), mi amor por ellos se ha confirmado recorriendo el río Rin hasta su desembocadura en el mar del Norte.
Si los cruceros oceánicos han sido hasta este año mi gran pasión, esta se ha expandido con los ríos y de esto ha tenido en gran medida mi último crucero fluvial por el Rin a bordo del Emerald Sun por muchas razones.
En primer lugar por corroborar esa sensación de recorrer el corazón de los continentes (con todo lo que eso significa en oportunidades de exploración), en segundo lugar por hacerlo lentamente y con toda la comodidad de un barco de crucero a pequeña escala, y en tercer lugar por la propia experiencia a bordo diseñada por y para el viajero de habla hispana.
Si bien no comenzamos con buen pie, la calidad y ambiente en el crucero hizo que estos primeros momentos quedaran en una anécdota de viaje. Estoy aprendiendo que los fluviales son altamente impredecibles comparados con los oceánicos, ya que la madre naturaleza es más sensible en los cauces y ríos.
El barco navegó casi al completo con un pasaje proveniente de diferentes países de habla hispana como Chile, Argentina, Uruguay, Costa Rica o España.
El primer crucero fluvial por el Rin adaptado al crucerista que habla español
Ha sido la naviera Emerald Cruises a través de su marca Emerald Spanic, especializada en adaptar algunos de sus cruceros al público hispano, la que ha programado esta salida recorriendo el río Rin hasta el mar del Norte en la ciudad de Amsterdam.
El Emerald Sun fue el barco elegido por Emerald Spanic para este maravilloso experimento en el que el idioma de Cervantes y la cultura latina fueron las que guiaron un viaje por el corazón del viejo continente.
Durante siete días hemos recorrido Alemania, Francia y Holanda en un ambiente que personalmente pocas veces he vivido en un crucero. Siempre se dice que allá donde un grupo de hispano parlantes se reúne la buena energía, la socialización innata, la fiesta y sobre todo la camaradería aparecen. Si en lugar de un grupo es un barco completo el efecto se amplifica al máximo nivel.
Pocas veces, posiblemente sea la primera vez, se habrán escuchado sevillanas o salsa navegando frente a puertos alemanes de compleja pronunciación.
El barco
El Emerald Sun presenta unas dimensiones estándar entre los barcos que navegan los ríos del norte de Europa. Con sus 133 metros de eslora (largo de proa a popa) y sólo 11 metros de manga (ancho) necesarios para transitar por las aguas del Rin, el barco construido en 2015 tiene una capacidad total para 182 pasajeros y una dotación de 51 miembros de tripulación.
En sus cuatro cubiertas (sólo 3 albergan cabinas) localizamos un lobby central que sirve a modo de gran conector de todos los espacios. La segunda cubierta suele ser el acceso natural al barco y por ello donde se ubica el mostrador de atención al pasajero y el acceso al templo gastronómico a bordo, el restaurante Reflections, hacia la proa, y en dirección hacia la popa un largo pasillo de cabinas.
En la tercera cubierta en proa localizamos el corazón social del Emerald Sun. El Horizon bar and Lounge es ese lugar donde todo, o casi todo, sucede. Un espacio cómodo, elegantemente decorado, con un bar y coctelería, un piano y una maravillosa máquina de café que ha sido sin duda tema de conversación de la mayoría de los cruceristas a bordo.
Aquí se celebraban los “Port Talk”, las charlas sobre puertos y actividades que cada día nuestra sonriente e infatigable Simona como directora de cruceros nos ofrecía. Además se sucedían una gran cantidad de eventos desde una hora del té cada día o clases de bailes latinos.
Sin embargo era sin duda ese espacio de calma y relax para tomar ese café, vino o cocktel, rodeados del paisaje y navegación por el río gracias a sus grandes ventanales que lo recorren dando una visión de 180 grados.
La cuarta cubierta era la exterior, que sin embargo debido a las inclemencias meteorológicas casi no pudimos aprovechar. Seguro en mitad del verano tuvieron que ser el lugar estrella del barco sus muchas mesas y sillones protegidos con toldos dispuestos en su parte media.
En la primera cubierta además de cabinas encontramos el Spa, salón de belleza y una tienda boutique.
El secreto mejor guardado a bordo
Existe un espacio que no esperas encontrarte, justo en la popa al final de los largos pasillos de las cabinas. Justo ahí se abre posiblemente el lugar más bonito a bordo del Emerald Sun. Este no es otro que una piscina climatizada rodeada por ventanales y que con su propio bar cafetería ofrecía uno de esos rincones que todo viajero quiere experimentar por las vistas y relax.
Además era un lugar que cambiaba según las necesidades. Gracias a la tecnología era posible cubrir la piscina, abrir el techo y convertirlo desde una sala de cine para disfrutar películas tras la cena o ser el centro de la diversión cuando se utilizaba como lugar para las fiestas temáticas que se celebraron durante el itinerario.
En la misma zona de popa justo en la segunda cubierta y antes de entrar a la piscina, el viajero localiza un mini gimnasio con maquinas para mantenerse en forma.
Nuevamente en la cabina mágica
Mención especial debemos hacer a la acomodación. Pude disfrutar nuevamente de la cabina con un balcón mágico. Como ya hiciera en el Emerald Radiance en el Duero pude alojarme en una cabina denominada “Panorama Balcony” que sorprende al viajero desde que entras por la cantidad de detalles y estudiado diseño.
Decoración minimalista, colores claros y materiales nobles conjunta a la perfección con un cuidado diseño donde cada centímetro está aprovechado para recrear una sensación de amplitud y confort que es compleja encontrar en la oferta actual de cruceros.
Sin embargo lo primero que llama la atención del viajero es su enorme ventanal de techo a suelo y que por arte de la tecnología podemos convertir en un balcón con tan sólo apretar un botón junto a la ventana. Ideal para disfrutar de una lenta navegación contemplando el paisaje desde la cama.
Hispanizando un crucero fluvial, vida a bordo
Lo que ha hecho única esta salida descendiendo el río Rin ha sido el propio concepto del crucero. Adaptar la experiencia de un fluvial por centro Europa al crucerista hispanoparlante.
Esta personalización iba más allá que el español fuera el único idioma a bordo. Menús en el restaurante, anuncios por megafonía e incluso excursiones sólo aparecían en nuestro idioma. En este punto hay que admirar el empeño de toda la tripulación para contestar o responder en español. Nunca me faltó un buenos días cada mañana al desayunar o una sonrisa visible a través de sus mascarillas transparentes; esos detalles marcan la diferencia.
Pero se quiso dar un paso más adaptando incluso los horarios de las cenas. De todos es sabido que nuestro horario de cena difiere un poco con el gusto anglosajón. Nos gusta cenar más tarde y por supuesto queremos algo de diversión para socializar al terminar. Algo que normalmente no sucede en un crucero fluvial orientado a cruceristas de habla inglesa.
En este sentido las cenas se fijaron a las 8 de la tarde y se programó una variada serie de actividades tras la cena que incluía espectáculos en directo en el lounge y fiestas temáticas, algo que sin duda marcaron el espíritu de la experiencia a bordo.
Si a esto le sumamos que todas las bebidas y cócteles estaban incluidos durante todo el crucero la fiesta y disfrute estaban asegurados.
El ambiente a bordo fue en todo momento el de “country club”, cómodo pero elegante (especialmente durante la cena). No es obligatorio corbata o chaqueta, siendo una camisa de vestir o un vestido más que apropiado.
Durante el itinerario se celebraron un par de fiestas temáticas que pusieron la nota de color y diversión a la experiencia. Una gran fiesta de Halloween y otra basada en los musicales de Broadway denominada “Brillo” trajeron el ambiente de los cruceros oceánicos a bordo. Fue sin duda de esos momentos que perduran en la mente de un viajero y la primera vez que me disfracé en un crucero. Fue realmente divertido.
Un elenco de artistas seleccionados para la ocasión amenizaron las veladas justo al terminar las cenas. Como una gran familia congregados en el lounge pudimos disfrutar del talento de Aitor y su violín y la portentosa voz de Florencia en diferentes pases durante el crucero.
No puedo olvidar que para aquellos que quisieron actividades más saludables cada día tenían la opción de Aqua Aerobic en la piscina, clases de baile, prácticas de golf o yoga.
Este ritmo pausado, los eventos, y la calidad del servicio nos permitió sentirnos como en casa desde el primer momento consiguiendo crear un buen ambiente entre todos los pasajeros a bordo como pocas veces he visto.
Gastronomía a bordo
Una de las partes que más me gustan de viajar en crucero es sin duda la oferta gastronómica a bordo. Para mi es como viajar dentro de un viaje. En este itinerario ha reconfirmado la extraordinaria calidad de menús, platos y servicio desplegado en los barcos de Emerald Cruises.
Desde un desayuno tipo buffet, donde además de los clásicos se podían encontrar delicias locales, almuerzos con una gran variedad de opciones, incluida la que te cocinaban la pasta al punto frente a tus ojos, hasta exquisitas cenas con una selección del Chef que daba prioridad a platos típicos de la región o ciudad que navegamos fue sobresaliente y capaz de satisfacer a los paladares más exigentes.
Otro aspecto a reseñar es la selección de vinos que se hicieron en cada una de las comidas y que maridaban con los diferentes menús. Era sorprendente ver la bodega acristalada al acceder al restaurante.
Itinerario, excursiones y escalas
Al poco de llegar al aeropuerto de Zurich descubrimos que el itinerario se había modificado sensiblemente con el previsto originalmente. Un descenso del nivel del río desaconsejaba amarrar al Emerald Sun en Basilea como estaba previsto. Finalmente fuimos llevados en los traslados provistos por la naviera hasta un nuevo puerto de inicio situado en la ciudad alemana de Mannheim.
Tras unos primeros momentos de sorpresa por el cambio, que se hubieran solucionado con un poco más de información al viajero (el crucerista veterano sabe que los cambios son parte del viaje, pero deben ser comunicados) llegamos, tras un trayecto más largo de lo esperado, a nuestro deseado encuentro con el Emerald Sun.
Fue poner un pié a bordo, sentirte bienvenido por una acogedora tripulación, realizar un fluido y eficiente proceso de check in, descubrir la cabina, y sobre todo degustar una deliciosa cena la que hizo olvidar esos primeros momentos y comenzar la aventura con la mejor de las disposiciones.
Con la nueva situación amarrados en un puerto diferente al previsto se planificaron estos primeros días excursiones para visitar la mayoría de los lugares marcados originalmente tomando como base el puerto de Mannheim.
Así durante los primeros tres días pudimos visitar en excursiones sin coste y en español la preciosa ciudad de Speyer con su pintoresco centro histórico, cruzar la frontera con Francia para disfrutar un día en Estrasburgo contemplando sus canales y catedral, además de comer en un restaurante local, y por último una excursión al sorprendente castillo de Heidelberg, donde tras disfrutar de las vistas pudimos saborear los vinos de la región.
Finalmente llegó el momento de navegar hacia la preciosa ciudad de Koblenz no sin antes disfrutar del Rin en su esencia pudiendo recorrer una de las grandes razones por las que miles de cruceristas lo navegan.
Sin duda esta navegación realizada por la mañana fue la que más impactó a todos los que corríamos de un lado a otro del barco para no perdernos ningún detalle.
Justo en esta sección del Rin es donde se concentran la mayor parte de castillos, palacios e iglesias del recorrido y que gracias a las explicaciones de Simona pudimos identificar desde primera hora de la mañana. El momento más singular fue cruzar frente a la estatua de la sirena Loreley mientras se narraba la leyenda que la hizo famosa para los marinos en este recodo del río.
Conocida como la “esquina alemana” por ser el lugar donde las aguas del río Moselle llegan al Rin, Koblenz ha sido un lugar estratégico durante siglos. Esto fue algo que pudimos comprobar tanto en sus callejuelas y centro histórico como desde el Fuerte Ehrenbreitstein con sus impresionantes vistas sobre ambos ríos y valles.
Seguimos navegando para llegar a uno de los platos fuertes del itinerario. Colonia con su majestuosa catedral que atraía todas las miradas no defraudó a ningún viajero. El Emerald Sun amarrado a poca distancia de la propia catedral permitía explorar lo mejor de esta ciudad y su centro histórico sin esfuerzo.
Una excursión a pié para aquellos que querían conocer más detalles tuvo lugar al llegar a Colonia. Como en cada puerto había bicicletas disponibles y la opción de visitarla por tu cuenta sin restricciones. Comer a bordo con las vistas de esta ciudad es un momento impagable para cualquier crucerista.
Navegando durante la noche y parte de la mañana llegamos a Amsterdam, nuestro puerto final, para disfrutar una noche en él. Esto nos permitió poder vivir la capital holandesa con intensidad y sin la limitación de tiempo propia de un crucero.
Finalmente un maravilloso sol nos acompañó durante los 2 días y especialmente durante el tour en barco por los populares canales de Amsterdam. El resto del tiempo y al estar amarrados cerca de la Estación Central cada viajero pudo explorar fácilmente y a su aire la maravillosa ciudad.
Indicar que en cada puerto se tuvo una excursión con guía en español incluidas en el precio de la reserva para aquellos pasajeros que lo quisieran lo que ayudó, especialmente por las inclemencias meteorológicas en algunos de ellos, a ver lo mejor de cada uno.
Protocolos sanitarios
Al desarrollarse este itinerario en tiempo de pandemia la naviera Emerald Cruises ha aplicado un protocolo sanitario para todos los pasajeros. La primera condición fue que sólo pudieron embarcar aquellos que estuviesen vacunados con la pauta completa y con prueba de ello.
Además, el día del embarque al realizar el check in era necesario presentar un test PCR negativo realizado las 72 horas antes.
Gel hidroalcoholico en todos los salones y el uso de mascarillas en zonas comunes, a excepción de la cubierta superior si existe la distancia social, o mientras comemos o bebemos. En nuestro camarote recibimos un pack con las necesarias para todo el itinerario el primer día.
Si bien mayoritariamente se siguieron los protocolos a bordo por la mayoría de cruceristas en algún momento sentí que algunos pasajeros no fueron todo lo consciente de ello como debiera y faltó ese recordatorio por parte de los tripulantes. Entiendo que estamos en un momento complejo y con protocolos que cambian en cada región pero eso no nos puede hacer bajar la guardía frente a la pandemia.
Conclusiones finales
No tengo duda alguna que volveré a un crucero fluvial y gran parte de culpa lo tiene este último itinerario por el Rin con Emerald Spanic. Explorar uno de los grandes ríos de Europa, visitar las históricas ciudades nacidas junto a su cauce, probar su gastronomía y vinos han sido por sí una razón para volver.
Pero más allá de esto, ha sido la forma en que se ha vivido esta experiencia viajera donde el español como idioma común del crucerista y sobre todo como cultura han amplificado aún más las vivencias. Todo sobre la base de un excelente producto y servicio proporcionado a bordo de los renombrados barcos boutique de Emerald Cruises.
Sin duda una maravillosa iniciativa que espero el crucerista de habla hispana reconozca y disfrute en futuras salidas. Desde estas líneas debo dar mi enhorabuena y agradecimiento a Emerald Spanic por pensar en nosotros como comunidad viajera y por una puesta en escena maravillosa. Si esto es el comienzo, puedo ver una gran respuesta del viajero de habla hispana en próximas salidas.
No quiero olvidar que además he podido conocer en persona a los primeros miembros del CLUB DE CRUCERISTAS lo que ha hecho aún más especial el viaje. ¡Nos vemos en el próximo amigos!.
¡Felices próximos cruceros, y espero veros a bordo muy pronto en el mar o en el río!
Jesús García
Editor Jefe
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Publicado: 12 noviembre 2020
Autor: Jesús García para CruceroAdicto.com
Fuente y Fotos: Jesús García
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