Mi experiencia en el AmaMagna recorriendo el corazón de Europa
Han sido 908 km, 4 países, 3 capitales, 2 kilos de más, y una experiencia viajera que tardará tiempo en borrarse de nuestra retina. Recorrer el espectacular Danubio a bordo del ms AmaMagna ha sido una aventura única vivida en el corazón mismo de Europa.
Las aguas del segundo río más largo de Europa (el primero es el Volga con 3692 km) han sido las protagonistas de una intensa experiencia viajera donde ha sido imposible bajar el estado de fascinación y sorpresa durante los 8 días de itinerario descendiendo sus aguas.
Ha sido mi segunda experiencia en un crucero fluvial, y constato que son tan adictivos como los oceánicos. Sin embargo debo añadir la salvedad de que cada río tiene su propio ritmo que impondrá al viajero. Si el Duero era para la contemplación de maravillosos paisajes durante la idílica y pausada navegación, el Danubio es una experiencia intensa por la cantidad, calidad y belleza de las ciudades por las que transcurre, y debemos tenerlo presente.
Hoy comparto con vosotros cómo ha sido esta segunda e intensa experiencia de crucero fluvial, lo que llamó mi atención, las curiosidades, anécdotas y todos esos pequeños detalles que hacen único un viaje.

Mi encuentro con el Danubio, imponente pero no tan azul…
Todo comenzaba a mediados de agosto cuando dejaba la calurosa Madrid y en poco más de 2 horas aterrizábamos en el bullicioso, pero fácil de recorrer, aeropuerto de Múnich. Allí, en la puerta de llegadas nos esperaba un sonriente (deducido por sus ojos) asistente de bienvenida con un gran indicador donde se podía leer AmaMagna.
Con su distintiva gorra, que me recordó al actor Daniel Craig, nos miró indicando nuestros nombres. Ya en ese momento sentí que la personalización y el detalle iban a ser algo que nos acompañaría en los próximos días, y no me equivocaba.
En este momento destacar 2 puntos, el primero el contraste térmico en Alemania a mediados de agosto que nos obligó a sacar ropa de manga larga y chubasquero, y que en el equipo de bienvenida no hubo problema de hablar español gracias a que una de ellos era hija de españoles.
Tras esperar en una cafetería, convertida en centro de reunión de Amawaterways, al resto de pasajeros que llegaban en diferentes vuelos, se nos escoltó a un cómodo autobús que nos llevaría hasta el puerto de origen del crucero fluvial, Vilshofen.
CRUCEROADICTO TV
Embarcados por el Mundo – Danubio
De entre un espeso bosque apareció por primera vez y frente a nosotros el caudaloso Danubio. Cruzando un moderno puente que contrastaba con la pequeña y tradicional población bávara nos esperaba el espectacular AmaMagna haciendo honor a su nombre.
El río
Con una longitud de 2860 kilómetros, el Danubio cruza de oeste a este un total de diez países (es junto con el Nilo el río del mundo que más países atraviesa) siendo una de las arterias más importantes de Europa desde la antigüedad. Su nacimiento tiene lugar en la Selva Negra, Alemania, y desemboca en el Mar Negro en la planicie de Rumanía.
Civilizaciones, imperios, reyes, cruzados, comerciantes, soldados, monjes … han visto en sus aguas una vía de comunicación para conectar el centro de Europa con el mar más oriental.
Sus orillas fueron ya desde el Imperio Romano una frontera natural de su civilización. Bajo el nombre de “limes romanus”, se delimitaba en ellas el fin del mundo regido por el emperador y donde comenzaban las tribus bárbaras del norte. Esta influencia y sensación de frontera se sigue sintiendo hoy en día al navegar sus turbias aguas.
Nuestro Danubio será Donau para los alemanes, Dunaj para los eslovacos, y Duna para un húngaro, sin embargo todos compartimos la raíz del latín Danubius, nombre del dios de los ríos.
Si algo nos viene inmediatamente asociado a este río no es otra cosa que el color azul. Gracias al popular vals compuesto por Johann Strauss en 1866, “El Danubio Azul” todos recreamos este color en sus aguas, sin embargo es el primer mito que el viajero rompe al navegarlo.
Su color tierra proveniente del arrastre de materiales desde las diferentes montañas donde nacen sus afluentes le aleja del deseado azul. Según unos de los guías que nos acompañaba en Viena, sólo 2 personas pueden ver el gran río de esta tonalidad azulada, los enamorados, embriagados de pasión, y aquellos embriagados de alcohol tras una fiesta. Desconocemos cuál de las dos afectó al gran Strauss.
El barco AmaMagna
Una flamante bandera suiza en la popa y perfectamente amarrado bajo el puente de Vilshofen nos esperaba el imponente AmaMagna de la naviera AmaWaterways. Si su tamaño impresiona desde el muelle, mucho más lo hace el estilo y decoración al entrar en su lobby principal y que sirve como gran distribuidor de los espacios a bordo.
Pero comencemos por conocer la naviera dueña del barco. Celebrando 19 años de vida, AmaWaterways, propiedad y operación familiar, fue fundada en 2002 por tres familias; sin embargo, su conexión con los cruceros por río comenzó mucho antes. El cofundador y presidente Rudi Schreiner nació en Viena, en el corazón del Danubio. Su amor por el diseño lo atrajo a la arquitectura, pero su amor aún mayor por los viajes lo llevó a lugares lejanos. En 1975, viajó a América del Sur por el Amazonas. Fue allí donde diseñó su primer barco, usando lo que pudo encontrar para construir una balsa que lo llevaría río arriba y río abajo durante los siguientes 7 meses. Poco después, comenzó a trabajar en viajes, creando experiencias turísticas únicas en Europa.
Después de años de éxito impulsando los cruceros fluviales para diferentes compañías, Rudi decidió comenzar su propia empresa, una que brindaría un estándar más alto a los viajes de lujo por río. Fue entonces cuando se asoció con los copropietarios y cofundadores Kristin Karst y Jimmy Murphy para iniciar AmaWaterways.

AmaMagna es único en su especie y es considerado como el barco de crucero fluvial más grande del mundo. Su casco es el doble del tamaño de un buque fluvial clásico. Sin embargo, sus 22 metros de ancho y 135 metros de largo no ha significado perder la sofisticación de un barco considerado de lujo sino que ha servido para dar más amplitud a los 196 pasajeros acomodados en sus 98 cabinas.
Al entrar se siente que hay una mano invisible responsable de cada detalle, eligiendo cada cuadro, definiendo la paleta de colores, juego de luces, organización a bordo, y esta no es otra que la de los dueños de la naviera quienes han dejado su sello y marca a lo largo del barco. Rudi, quien diseñó el buque, y su esposa Kristin, artífice de la especial atmósfera a bordo.
Como buen crucerista y tras dejar el equipaje de mano en la cabina (luego haré referencia a ella) comenzamos con la obligada liturgia, posiblemente la que más nos gusta, de explorar el barco.
El AmaMagna cuenta con 4 cubiertas, 3 de ellas con cabinas. En la cubierta inferior se sitúan 2 restaurantes, Jimmy’s y The Chef’s Table, así como la tienda de recuerdos.
En la segunda cubierta, siempre usando las escaleras de madera del lobby central como referencia, tenemos el mostrador de front desk, concierge, así como las oficinas del Director del Crucero y la del Cruise Manager siempre disponibles a todos los viajeros. Hacia la proa el acceso al restaurante principal.
Subiendo a la cubierta 3 localizamos el centro neurálgico del barco, y epicentro de la vida social tanto con tripulación como entre los pasajeros. El lounge o salón principal donde una pista central con piano es visible desde sus dos accesos nos da paso a, posiblemente los salones más bonitos que he visto a bordo de un barco.
Estos dos salones a ambos lados del barco y con una decoración inspirada en los resort de montaña y donde no podía faltar una gran chimenea (no puedo imaginar cómo será el itinerario en navidades) son un remanso de paz por su decoración y sobre todo grandes ventanas.


Tras los salones se llega, a mi juicio, uno de los mejores espacios a bordo. Denominado “Al Fresco” es un restaurante situado en proa totalmente acristalado en techo y paredes y donde es posible realizar todas las comidas del día rodeados de un sobrecogedor paisaje.
Por cierto entre los 2 salones anteriores y casi pasando desapercibido se esconde una sala de proyección de cine con butacas abatibles.
En esta misma cubierta si recorremos dirección proa el largo pasillo en tonos naranjas y dorados llegaremos a la zona dedicada al bienestar a bordo. Justo en popa se abre el Zen Wellness Studio, donde el instructor Tiago de Portugal nos pondrá en forma en un completo gimnasio con vistas al Danubio, y el Massage Room con diferentes tratamientos.
Si subimos a la última de las cubiertas, la cubierta exterior, nos encontramos además del puente de mando ( por cierto que sube y baja en función de la altura de los puentes), una pista para caminar, una mini piscina con jacuzzi, y junto a las mesas y sillas un huerto de plantas aromáticas usadas en los diferentes platos. Sin embargo lo más espectacular de esta cubierta era sin duda el paisaje que lo rodea en su navegación.
Debo mencionar aquí que el barco es totalmente accesible y es el único fluvial en el que el ascensor llega hasta esta cubierta exterior en la parte superior.
La cabina en el AmaMagna, el sueño de todo crucerista
Gracias a este lento reinicio y la baja ocupación de mi salida pude disfrutar de uno de los sueños de todo crucerista. Ser upgradado, cambiado a una cabina superior y esta no fue otra que una Upper Deck con balcón exterior de 32.9 m².
Mi primera reacción fue de no saber qué hacer con tanto espacio acostumbrado a las cabinas estándar de los cruceros (una sensación que desapareció a los pocos minutos; acostumbrarse a lo bueno es más fácil 😉).
El espacio se distribuía en un mini recibidor que abría hacia un baño con una ducha doble al igual que lavabos con espacio suficiente para 2 personas simultáneamente. Desde el mismo recibidor se accedía al inodoro en una habitación independiente, y a una doble puerta que conducía al dormitorio.
Rojos, azules en gamas sutiles con contrastes realizados con elementos decorativos, el sofá y las maderas del techo captan mi atención desde el primer momento. Frente a la cama, situada junto a los ventanales que dan acceso al balcón exterior, una gran mesa recorre toda la estancia y donde localizamos un ordenador de última generación, una tablet e infinidad de cajones y espacio de almacenaje.
Si algo le sobra es espacio para guardar los enseres del viajero. Dos personas no pudimos llenar todos los armarios y espacios inteligentemente dispuestos en la cabina.
Si el camarote impresiona, como buen viajero, lo que más valoré fueron las vistas y el navegar tranquilo que pude disfrutar desde el balcón exterior. Nada podrá superar perder la vista en los bosques de Baviera o cruzar bajos los puentes de Budapest desde este lugar.

La Gastronomía en el AmaMagna
El AmaMagna presenta una alta oferta gastronómica que es posible saborear en sus 4 espacios. Si bien el menú es prácticamente el mismo en tres de ellos, no olvidemos que estamos en un barco fluvial comparado con sus hermanos oceánicos, tiene un cuarto que sobresale no sólo por la carta sino por la experiencia misma. Este no es otro que el The Chef’s Table.
En el restaurante principal se nos asignó desde el primer día una mesa (puedes elegir una mesa privada o compartida con otros viajeros) y en él degustamos una variada carta que cambiaba cada día y que se ajustaba a las regiones que transitábamos.
Servicio correcto, y exceptuando algún miembro de la tripulación, tan meticuloso que llegaba a ser frío y robótico (acostumbrado a más calidez y otros modos a bordo de cruceros), la experiencia culinaria nos gustó desde el primer día. Sin embargo, tras descubrir por casualidad otro de los restaurantes a bordo rápidamente dejamos de ir.
Fue desayunando donde descubrimos una de las joyas. Al fresco, ese área acristalada en proa sería desde ese momento nuestro restaurante de cabecera. Solo 7 mesas por temas de protocolo que atendía la profesional Nikoletta y que llevó a lo más alto lo que se espera de Amawaterways.
Ella, la posibilidad de pedir incluso los platos del menú ofrecido en el restaurante principal, y las impresionantes vistas nos robaron el corazón. Además, este es el lugar para degustar los 3 tops de todo crucero: pizza, hamburguesa y hotdog, pero al nivel gourmet.
Dos más son los espacios dedicados a la gastronomía a bordo. En la cubierta 1 localizados uno al lado del otro tenemos Jimmy’s y The Chef’s Table.
El primero es un salón donde es posible degustar el menú del restaurante principal pero en un ambiente más desenfadado y compartiendo platos. Por cierto el nombre hace honor a uno de los 3 fundadores de AmaWaterways fallecido recientemente, Jimmy Murphy.

El segundo es un paraíso para los foodies. El concepto de The Chef’s Table es ver al chef en acción preparándome la cena en un menú ya predefinido con auténticas delicias maridado con vinos locales. Todo un espectáculo para los sentidos que llegó al éxtasis cuando nuestra encargada de sala fue Nikoletta con un servicio de guante blanco matizado por una dulzura que te hacía sentir en casa. Sin duda este es un restaurante que se debe probar siempre.
No puedo olvidar indicar que todos los restaurantes a bordo están incluidos en el precio así como las bebidas durante las comidas.
Vida a bordo
Los americanos lo definen como Country Club y es posiblemente lo que mejor define el ambiente y atmosfera a bordo del AmaMagna. Elegante pero relajado como un club de campo. No es necesario vestir chaquetas o corbatas, sino ropa casual en todas las estancias del barco.
Si bien el mayor grupo de viajeros superaban los 65 con nosotros viajaban familias con miembros que no superaban la treintena. La tripulación servicial, atenta y resolutiva se esmeraba en dar respuesta a cada demanda de los cruceristas.
En especial debo mencionar el gran trabajo del Director del Crucero, Boyan quien parecía estar en todos sitios asistiendo a los viajeros, ya sea a bordo o en cualquiera de las excursiones. Ya fuera en la concurrida catedral de Viena o un castillo alemán por la noche, allí estaba dando grandes recomendaciones o solucionando cualquier necesidad de los cruceristas. Un trabajo digno de resaltar. Además, por si fuera poco, los acompaña en el hotel durante sus días de post crucero en Budapest. Un detalle que me llamó la atención sobre manera y que no había visto en mis años de crucerista.
Con respecto al apartado entretenimiento a bordo, AmaMagna cuenta con un pianista residente que ameniza el salón principal a diferentes horas del día. Además en diferentes puertos suben artistas locales que presentan diferentes espectáculos justo después de la cena. La mayoría fueron folclóricos o relacionados con los puertos donde atracamos.

Itinerario, excursiones y escalas
El AmaMagna alterna este itinerario por el Danubio de bajada y subida pero siempre con las mismas escalas. En nuestro caso embarcamos en Vilshofen, Alemania y terminamos en Budapest, Hungría.
Durante estos intensos 8 días hemos cruzado 4 países, Alemania, Austria, Eslovaquia, y Hungría, hecho escala en 10 puertos y visitado hasta 3 capitales. Además de cruzar 12 esclusas, que en su mayoría no pudimos ver ya que las sorteamos por la noche.
Y ese, el navegar por la noche, es el que hace muy diferente este itinerario. A diferencia de otros ríos, el Danubio es posible ser navegado de noche permitiendo al viajero amanecer en un puerto diferente. Esto facilita recorrer la gran distancia y al mismo tiempo llegar a más destinos increíbles. Pero al mismo tiempo exige una mayor intensidad al viajero para aprovechar cada uno de ellos.
Debo comenzar indicando que todas las excursiones en las diferentes escalas están incluidas en la reserva. Para aquellos que se decidan a explorarlas por libre (no había ninguna limitación por protocolo sanitario) tendrá a su disposición bicicletas de cortesía en el muelle.
Decir que todas las excursiones están disponibles en diferentes niveles de dificultad y esfuerzo. Desde el más bajo donde se usan autobuses hasta las más activas andando o subiendo por senderos. En mi caso combiné las de transporte al centro que incluían un recorrido a pié, con algunas más activas.
No puedo olvidar indicar que se suministra agua a la salida del barco antes de todos los tours.

Descendiendo el Danubio
El itinerario es simplemente espectacular. Comenzando en la pintoresca ciudad alemana de Vilshofen, donde nos recibieron con una fiesta de “October Fest”, y donde pasamos la primera noche dándonos oportunidad para explorarla a nuestro aire.
En el segundo día navegamos hasta el puerto de la ciudad de Passau, conocida como la ciudad de los 3 ríos, y con un centro digno de cuento de hadas y tan fácil de visitar como recorrer los pocos metros que lo separan del propio muelle.
Al tercer día de crucero ya no estábamos en alemania sino en Austria. Concretamente en Linz la que sería nuestra puerta a Salzburgo, ciudad natal de Mozart, capital mundial de la música clásica y conocida por la película “Sonrisas y lágrimas”. Durante un tour de 9 horas que nos llevó a la ciudad austríaca pudimos disfrutar de sus calles, plazas y monumentos, pero sobre todo de su famoso Schnitzel durante nuestro tiempo libre; todo un manjar y posiblemente el mejor que he comido en mi vida.
Al regresar de Salzburgo, ya en un puerto diferente, navegamos hasta Grein donde nos esperaba una de las aventuras del viaje y donde participamos de una experiencia única. Aquí realizamos una visita exclusiva y nocturna a un castillo donde tuvimos un evento musical acompañado de vinos locales.
Seguimos viaje y esa noche navegamos río abajo hasta Melk donde visitamos su famosa Abadía Benedictina junto al Danubio (no te debes perder su biblioteca sacada de un libro de Harry Potter) y pasear por su animada callejuelas para regresar en un paseo bosque a través hasta el muelle. Ese mismo día navegamos hasta Spitz para visitar la pintoresca ciudad de Dürnstein. Un poco saturada de visitantes para recorrer sus angostas calles en tiempos de pandemia en mi opinión, pero que como conscientes y proactivos viajeros pudimos sortear sin mucho contratiempo. Y esa noche rumbo a la primera de las 3 capitales.
El quinto día nos esperaba con un sol radiante la capital austríaca, Viena. En este puerto pasaríamos la noche dándonos la oportunidad para conocer una gran parte de ella; si bien su belleza es tal que me he prometido regresar con más calma y días. Un recorrido a pie por el centro de la ciudad visitando sus monumentos más famosos bajo el cuidado y las extraordinarias explicaciones de la guía Lisa Marie, en la mañana, y una visita del palacio y jardines Schönbrunn por la tarde pusieron a prueba nuestra resistencia y capacidad de asombro.
Sexto día de crucero y tercer país del itinerario. Bratislava, capital de Eslovaquia, sería nuestro nuevo objetivo a explorar. Todavía con las imágenes en nuestra retina de Viena, y el cansancio que se iba a acumulando nos dispusimos a visitar una ciudad desconocida y que nos recibía con su imponente castillo. Este era el objetivo de nuestra excursión. Subir a pie hasta él para contemplar las espectaculares vistas. Desde este mirador pudimos divisar hasta 3 países diferentes. Unas horas recorriendo las calles de la ciudad y vuelta al barco para disfrutar de un merecido café en “Al fresco” (por cierto todos los cafés de especialidad están incluidos)
El amanecer del séptimo día me permitió disfrutar la llegada a la ciudad de Budapest. Una navegación lenta cruzando bajo sus puentes nos dejó en el primero de los muelles de la capital húngara, justo desde donde iniciaremos nuestras excursiones que nos llevaron tanto al lado de Buda con su soberbio castillo y mirador del Bastion del pescador como el de Pest con su catedral y los mercados. Ese mismo día, ya por la tarde el barco se movió a su segunda localización frente a la isla de Margaret, no sin antes cruzar nuevamente los puentes y pasar frente al edificio del Parlamento.
Una noche en Budapest, donde muchos pasajeros aprovecharon para salir y disfrutar la ciudad, y a la mañana siguiente desembarcamos para ser llevados al hotel Marriott donde tuvimos unas horas de tiempo libre antes de ser trasladados sin coste al aeropuerto y donde nos esperaban para acompañarnos hasta la puerta de embarque correcta.

Protocolos sanitarios
En los tiempos de pandemia que corren debo tratar también los protocolos sanitarios que se han aplicado durante este crucero fluvial por el Danubio.
Debo comenzar indicando que sólo es posible realizarlo si presentamos una prueba de estar vacunados con la pauta completa, es decir pasar 14 días tras la última dosis. Al llegar al muelle de embarque no nos realizan ningún tipo de test para embarcar.
Una vez a bordo es obligatorio llevar la mascarilla en todos los espacios cerrados (no se exige un tipo específico de mascarilla ni se suministran en la cabina como en otras navieras). No es necesaria en la cubierta o espacios abiertos.
Distancia social en comedores y salones, así como la recomendación de usar el gel hidroalcoholico que está disponible a lo largo del barco.
Para aquellos viajeros que necesiten un test para su regreso a casa se facilita el mismo con un coste extra en los días finales del itinerario.

Conclusiones de crucerista
Sin duda el Danubio es un itinerario de crucero fluvial que debe estar en la lista de viajes de todo crucerista que se precie. No sólo por la belleza de los paisajes que se recorren, sino por la oportunidad de vivir desde la comodidad de un moderno barco de crucero las ciudades más pintorescas y deslumbrantes del centro de Europa.
Depende mucho de cómo lo abordemos, pero debo indicar que es un itinerario intenso por la cantidad, belleza y calidad de lugares a visitar en un corto periodo de tiempo. Esto exigirá mucha actividad física y no es el ideal si lo que buscas es relax.
Pocas rutas ofrecen e impresionan tanto a un viajero como el vivido por el Danubio, y sin duda el AmaMagna es una excelente opción para el viajero que desea hacerlo con la máxima comodidad, confort, alto estándar de servicio y gusto por el detalle.
Con seguridad volveré al Danubio pero quizás comenzando por Budapest para dosificar mejor las energías y relajarse al final del itinerario.
¡Felices próximos cruceros, y espero veros a bordo muy pronto en el mar o en el río!
Jesús García
Editor Jefe
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Publicado: 5 septiembre 2020
Autor: Jesús García para CruceroAdicto.com
Fuente y Fotos: Jesús García
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