Se salvó del Titánic disfrazado de mujer: La increíble historia de Grudzik
Mucho se ha escrito sobre el Titanic, el barco insumergible, desde que hace poco más de un siglo chocara con un iceberg antes de las 12 de la noche del 14 de abril de 1912 y terminara con el barco hundido en las gélidas aguas del Atlántico Norte.
Sin embargo aún hay muchas historias por desenterrar y que no han tenido eco suficiente en la prensa, debido a que el nombre de su protagonista no es el de alguno de los magnates que falleció aquella noche o, la ausencia de morbo de muchas noticias, no las convierten en suficientemente atractivas para los medios. Pero algunas de ellas son tan curiosas como las de un joven nacido en la ciudad rusa de Bialystok, actualmente la ciudad forma parte de Polonia
Poco se sabe de este chico, tan solo se sabe su apellido, Grudzik, pero su historia trascendió a los medios de comunicación de la época poco después del hundimiento del Titanic. Meses después de la tragedia un periodista polaco, Stanislaw Lempicki, escribió en su lengua materna el libro «Tragedya Oceanu: Strzaskanie I ZatoniĘcie OkrĘtu Titanic z którym na dno morza poszło 1517 osób»
En la página 126 del citado libro, Lempicki empieza a escribir sobre los pasajeros ciudadanos polacos que viajaban a bordo del Titanic y en el primero que centra su atención es en ese tal Grudzik. Incluso la prensa española, poco después del accidente del Titanic y antes que se editase el libro de Lempicki, se hacía eco de la noticia. En «La Correspondencia de España«, en la página 3 de su edición del 30 de mayo de 1912 se publicaba el curioso caso del joven de Byalystok.
REPRODUCIMOS EL TEXTO ÍNTEGRO DE LA INCREÍBLE HISTORIA DE GRUDZIK
LAS AVENTURAS DE UN RUSO
Se salvó del «Titánic» disfrazado de mujer
SAN PETERSBURGO
Dicen los periódicos que la familia de un tal Grudzik, residente en Byalystük, ha recibido una carta muy curiosa de dicho pariente suyo. Este ciudadano formaba parte del pasaje del Titanic, cuando este gran barco se fué á pique cerca de Terranova. Figuró entre la lista de los ahogados, y su familia fue avisada por «VVhite Star Line» de la desgracia.
Pero ahora resulta que Grudzik vive tranquilamente en Nueva York. Y ha escrito á su familia contándole los detalles de su salvamento.
Dice en su carta, que apenas fue lanzada al mar la primera canoa, él precipitóse por la escalerilla para ocupar un puesto en la misma. Pero un oficial se le interpuso y le amenazó con un revólver.
—¡Los hombres atrás! —gritó.— ¡Las mujeres y los niños primero!
Retrocedió entonces Grudzik, y de nuevo en el entrepuente, pensó de qué modo podría salvar su vida. Ocurriósele una idea y la puso en práctica inmediatamente. Penetró en un camarote de primera clase, y como no viera lo que buscaba, hizo lo propio en uno de segunda. En éste vió, sobre un lecho, ropas de mujer. Con una rapidez extraordinaria vistióse con ellas. Tenía el pelo largo, y esto sirvióle de mucho. Disfrazóse con tal arte, que cuando se contempló en un espejo, sonrió con aire de triunfo.
Aproximóse á la escalerilla y encontróse con el oficial que antes le amenazara con su revólver. Dicho oficial, al verle, le dijo con gran cortesía:
—Pase, señora. Pase y baje pronto á la canoa. ¡El «Titanic» se hunde!
No se lo hizo Grudzik decir dos veces.
Ya en la canoa, observó que una mujer le miraba con insistencia. Tembló, temiendo ser reconocido. Alejóse la canoa del «Titanic», y la mujer, que le seguía mirando, le hizo una seña. Grudzik se aproximó á ella y ambos hablaron en voz baja.
—Es usted un miserable —dijo ella en francés.— Se ha disfrazado cobardemente, y por su culpa alguna desgraciada morirá.
—¡Por Dios, señora! —dijo Grudzik temblando.— ¡No me denuncie!
Y se echó á llorar. Ningún pasajero de la canoa prestó atención á sus lágrimas. Creyeron que lloraba la pérdida de un ser querido. La mujer, tras unos momentos de vacilación, dijo:
—Bueno. Me callaré. Pero póngase donde no le vea.
Grudzik se apresuró á obedecerla.
Tres horas más tarde aparecía el «Carpathia», y todos los que iban en la canoa fueron recogidos. Hasta desembarcar en Nueva York, Grudzik siguió fingiendo. Pero ya en esta ciudad, vistióse de hombre y escribió á su familia.
Se desconoce si esta historia es cierta o no, puesto que en la lista de pasajeros no aparece el apellido Grudzik, sin embargo el escritor Lempicki aducía la ausencia del apellido a que contabilizar el número de polacos a bordo del Titanic «es simplemente imposible, y esto se debe a los nombres eslavos que son difíciles de pronunciar para los ingleses y los estadounidenses«. Es por ello que el escritor cree que los encargados de elaborar las listas de pasajeros que iban a embarcar en el barco de la «White Star Line» transcribirían de forma errónea el apellido del protagonista de nuestra historia.
Jesús Rico
Editor Regional – España
¿Qué te paració la historia del pasajero que se salvó del Titanic?
¿TE GUSTO EL ARTÍCULO?
Puedes encontrar muchos más en nuestra sección de curiosidades de cruceros
Se salvó del Titánic disfrazado de mujer
Jesús Rico para CruceroAdicto.com.
Fuente y Fotos CruceroAdicto.com | La Correspondencia de España | Fotos CCO
Cruceroadicto.com en YouTube