Canta Andrés Calamaro que cuando era niño y conoció el Estadio Azteca se quedó duro, que le aplastó ver al gigante.
Esa canción me vino a la mente cuando, a los pies del Norwegian Bliss en el muelle 66 de Seattle, alcé la vista y el blanco casco adornado en proa con las ballenas de Wyland parecía no tener fin.
Tras esa visión comprendí que la grandeza exterior se vería reflejada en su interior, que el barco de Norwegian Cruise Line tendría tantos lugares que descubrir y, como no, divertirse, que muchas de sus instalaciones serían lo suficientemente amplias como para acoger a un elevado número de personas, que el entretenimiento estaría a la altura de lo esperado y que, como viene siendo habitual, las opciones gastronómicas serían abundantes.
Norwegian Bliss es la nueva joya de la corona de Norwegian Cruise Line. Enmarcado dentro de la clase Breakaway Plus, mejora -junto con el Norwegian Joy- a su otro hermano Norwegian Escape y a los buques de la clase Breakaway, el barco que da nombre a la clase y el Norwegian Getaway.
Si éstos ya fueron ampliamente elogiados por la comunidad crucerística, el nuevo Bliss consigue mantener los altos niveles de calidad de sus predecesores e incluso mejora algunas de sus características.
Mi experiencia en el Norwegian Bliss navegando por Alaska
Explorando el Norwegian Bliss
La primera toma de contacto con el barco fue en el espacioso atrio en la cubierta 6. Los 41,5 metros de manga del Norwegian Bliss convierten este lugar en uno de los más holgados de todo el buque.
Punto de encuentro habitual para los pasajeros que buscan algo de tranquilidad cuando la animación se concentra en las cubiertas exteriores, también es uno de los emplazamientos elegido por los que disfrutan del buen café.
¿La razón? Starbucks está en uno de los extremos del atrio. Como curiosidad, decir que el primer barco de Norwegian con un Starbucks tiene como primer puerto base la ciudad que vio nacer esta conocida empresa norteamericana.
Como viene siendo habitual en todos los barcos de cruceros, el atrio estructura el buque en sus espacios interiores, aunque en el caso de los clase Breakaway y Breakaway Plus este protagonismo es compartido.
Si la cubierta 6 destaca por su sobriedad y por acoger locales tranquilos, como el Atrium Bar, la recepción o el mencionado Starbucks –además de ser el acceso a la librería o el estudio fotográfico-, si el crucerista dirige sus pasos hacia popa, encontrará en la misma cubierta y en la superior, algunas instalaciones con más vidilla en el 678 Ocean Place, como el Social Comedy & Night Club o el inmenso casino ubicado en la cubierta 7.
La leyenda que reza sobre la puerta de acceso al Club de la Comedia, “Baila. Ríe. Socializa” (Dance. Laugh. Be Social), a pesar de estar en el emplazamiento idóneo, bien podría estar colocada en el dintel de cualquier otro espacio del Norwegian Bliss, puesto que son muchas las instalaciones del barco en las que los cruceristas podrán bailar, reir o entablar nuevas amistades.
Continuando con el entretenimiento, y ocupando dos cubiertas (6-7) en proa, se despliega el vasto Bliss Theater.
Como ha venido sucediendo estos últimos años, las navieras están apostando por ofrecer espectáculos de altísima calidad en sus teatros.
En el caso del Norwegian Bliss la compañía no iba a dejar de lado esta extraordinaria tendencia y su apuesta eleva aún más los estándares actuales.
Sin duda los cruceristas deberían atestar todas las butacas del teatro con sus dos musicales: ¡Havana! y Jersey Boys; ambos son excelentes.
Los amantes de la música latina no dejarán de mover los pies con el primero de ellos, mientras que en el segundo -musical de Broadway y que tuvo incluso su adaptación al cine con una película dirigida por Clint Eastwood-, dado el éxito que la compañía de cruceros ha obtenido con Million Dollar Quartet en el Norwegian Getaway, ha seguido apostando por ofrecer a sus clientes espectáculos basados en la música popular norteamericana.
Aún sigue sonando en mi cabeza el falsete que encumbró a Frankie Valli y sus muchachos de Nueva Jersey.
Pero si hay un lugar en el que la música parece cobrar vida y trasladar a los cruceristas a otra época ese es, sin duda, The Cavern Club.
La naviera ha instalado en alta mar el mítico club de Liverpool, el lugar en el que actuaron casi 300 veces los Beatles, reproduciendo con exactitud su icónico escenario.
Y cómo no iba ser de otro modo, todas las noches una sensacional banda tributo de los Fab Four toca los éxitos del grupo inglés ante un público de todas las edades completamente entregado.
Si el pasajero del Norwegian Bliss cree, erróneamente, que el entretenimiento en las cubiertas interiores es insuficiente, seguro que esa percepción cambiará cuando descubra todo lo que el buque brinda a los cruceristas en las cubiertas exteriores.
Primero de todo, y al igual que en el atrio, la amplitud del barco es una ventaja. La zona de las piscinas, que en otro barcos Breakaway puede llegar a ser un poco angosta, es muy vasta.
En ella hay espacio para dos piscinas, el parque acuático infantil y el Waves Bar, razón por la que se convierte en uno de los lugares más concurridos y populares de los pasajeros del Norwegian Bliss, sobre todo por familias con niños.
Pero la zona de piscinas es solo el principio. Si los más pequeños de la casa tienen su parque acuático, ¿por qué no lo pueden tener los adultos? ¿O, por qué no se puede pasar un buen rato disparando con las pistolas láser? ¿O en un club solo para mayores de edad? ¿Por qué no jugar una partida al minigolf? O aún mejor, ¿cómo te sentirías compitiendo contra otros cruceristas en un circuito de carreras mientras conduces un kart?
Y es que las posibilidades de entretenimiento a bordo del Norwegian Bliss son infinitas. Acaso, por el hecho de ser más novedosas, las instalaciones más llamativas sean el laser tag y la pista de karts.
La primera de ellas, situada en la cubierta 20, permite soltar adrenalina a un grupo de amigos o familiares disparándose en su futurista y laberíntico escenario.
Sin embargo, la joya de la corona del entretenimiento en el barco de Norwegian Cruise Line es su pista de carreras de karts.
Presente ya en el Norwegian Joy, el circuito del Norwegian Bliss sorprende por su longitud, sobre todo teniendo en cuenta las limitaciones en cuanto a dimensiones de un barco, pero es que además ocupa dos cubiertas y, a pesar de lo sinuoso que es el circuito, la sensación de velocidad está más que asegurada; si te parece poco que estos coches lleguen a alcanzar los 48 km/h, los altavoces situados a la altura de la cabeza simulan efectos de sonido como pueden ser derrapes cuando el vehículo toma una curva cerrada.
Aunque disfrutar de los karts del Norwegian Bliss no es gratis, puesto que no entra en el precio del crucero, merece y mucho la pena desembolsar los casi 10 dólares que cuesta. ¡La diversión está asegurada!.
Bares a bordo del Norwegian Bliss
En un barco tan grande como es el Norwegian Bliss, las opciones que tiene un crucerista para tomar una copa son muchas, independientemente del tipo de bebida que le guste.
Además de los mencionados anteriormente, como el fantástico The Cavern Club, Social Comedy & Night Club o Atrium Bar, los pasajeros sabrán encontrar su lugar favorito para disfrutar de una bebida en compañía de los suyos.
Algunos de estos lugares son más de paso, como el Mixx Bar, ya que su estratégica ubicación entre dos de los principales restaurantes del Norwegian Bliss, hacen de él el emplazamiento perfecto para tomar algo antes de cenar.
Igual que Mixx, The A-List (cubierta 8), que está especializado en un brebaje de origen mexicano, la Margarita, está entre otros dos restaurantes, esta vez de especialidades.
Sin embargo, la gran mayoría son idóneos para pasar un buen rato departiendo con otros cruceristas.
Cada uno tiene sus características: Skyline Bar (cubierta 7 en el Casino) destaca por sus cócteles; Maltings (cubierta 8), que se caracteriza por licores más fuertes, distinguiéndose sobre todo los buenos whiskys; Sugarcane Mojito (cubierta 8), que como su nombre indica está especializado en esta bebida de origen cubano; The Cellars (cubierta 8) destinado a los amantes del buen vino, que programa catas para conocer mejor sus caldos; para terminar con los bares de la cubierta 8, el District Brew House es el paraíso para los cerveceros.
En District encontrarán más de 50 cervezas en botella diferentes, así como hasta 24 tipos de cervezas de barril.
En las cubiertas exteriores son dos los lugares que despuntan y ambos son para mayores de 18 años. Spice H2O en la cubierta 17 y Vibe Beach Club en la cubierta 19.
El primero de ellos es de acceso libre y está ubicado en popa. Las vistas son magníficas y, además de poder tomar cualquier tipo de bebida, tiene dos jacuzzis, así como una gran pista de baile que se anima por las noches, sobre todo cuando programan fiestas en el lugar.
Por su parte, Vibe Beach Club, es más tranquilo que Spice, no solo por el mobiliario o el concepto de aquel, que difiere de Spice, también porque es un lugar que se ha de acceder con reserva, siendo limitados los pases puestos a disposición de los cruceristas.
Por último, en la cubierta 15 se halla la Sala de Observación, justo en proa. Mucho más tranquilo que los otros bares del barco, su principal atractivo son las vistas de 180º.
Oferta gastronómica a bordo del Norwegian Bliss
Algo a lo que Norwegian Cruise Line nos tiene acostumbrados y en su última maravilla flotante no iba a ser diferente, es la oferta gastronómica existente.
El número de restaurantes es tan elevado -tanto de cortesía como con coste adicional-, que en un itinerario de una semana es prácticamente imposible probarlos todos, debido a que el excelente servicio y la calidad de los platos, invita a repetir en muchos de ellos.
Al igual que con los bares, la diversidad de estilos culinarios es una ventaja, puesto que hasta los paladares más delicados encontrarán un restaurante que los satisfaga plenamente.
Restaurantes principales, todos ellos de cortesía, son tres: el Salón Manhattan, Taste y Savor.
Estos dos últimos son los que están ubicados junto al bar Mixx. Fieles al más puro Freestyle Cruising, estos restaurantes no están asignados como en las navieras tradicionales, si no que el crucerista puede escoger en cual cenar cada noche.
Esto es lo más recomendable, ya que cada uno de los tres establecimientos tiene sus propias características.
Si el pasajero del Norwegian Bliss no tiene suficiente con estos tres restaurantes, aún encontrará otros dos que no entrañarán ningún gasto para su bolsillo.
Uno de ellos es el bufé (Garden Café), con una amplia oferta gastronómica y de un tamaño lo suficientemente grande para acoger a un gran número de comensales, y The Local, un clásico de Norwegian Cruise Line, aunque con otros nombres y, por supuesto, mejorando a sus “hermanos” de otros barcos de la compañía de cruceros.
Dividido en dos secciones, una con mesas bajas y la otra, junto a la barra, con mesas altas estilo pub y rodeado de pantallas de televisión para que el crucerista disfrute viendo partidos deportivos, mientras degusta unas alitas de pollo, pescado frito o un hot dog.
Sin embargo, y a pesar de la innegable calidad de los restaurantes incluidos en el precio de la reserva, es en los restaurantes de especialidades donde el Norwegian Bliss despliega todo su esplendor.
Hasta nueve opciones diferentes -además de establecimientos en los que tomar un tentempié- podrán escoger los cruceristas, cada una con sus peculiaridades y estilos culinarios.
La cubierta 8 es la que más restaurantes con cargo adicional concentra y la comida que allí se dispensa, en cada uno de ellos, es un festín para todos los sentidos.
Los cruceristas fieles a Norwegian Cruise Line ya conocen uno de sus restaurantes, presente en muchos de los barcos de su flota.
El Cagney’s Steakhouse es un clásico y ocupa un lugar inmejorable en popa. Destaca por sus excelentes carnes (el corte de carne angus es una delicia) y unos entrantes con gran presentación y mejor sabor. Junto a Cagney’s se halla el restaurante Los Lobos.
Si aquel era un restaurante más fácil de localizar en una gran urbe estadounidense, éste presenta comida del país en el que el río Grande pierde su nombre y pasa a llamarse río Bravo, México.
Reseñable, además de la calidad de la comida, es deleitarse con la preparación in situ de algunos de sus productos, como margaritas o guacamole.
En dirección proa los apasionados del marisco y del pescado fresco tienen en Ocean Blue su paraíso particular.
Al igual que en Cagney’s y Lobos, los comensales podrán paladear sus platos tanto en el comedor interior como en The Waterfront.
Los otros dos restaurantes de esta cubierta son La Cucina, especializado en cocina italiana, y el rompedor Food Republic, que redefine el término “fusión”, exhibiendo una carta en la que conjuga la gastronomía de muchos países diferentes.
Finalmente los otros cuatro locales se distribuyen en la cubierta 6 y 17.
En la primera de ellas encontramos dos restaurantes. Uno de ellos es otro clásico de Norwegian Cruise Line, el Teppanyaki, el restaurante asiático en el que los cocineros preparan la comida delante de los cruceristas; mientras que el segundo (Q Texas Smokehouse) es otro local con muchas posibilidades puesto que combina, en un salón de gran tamaño, la comida tipo barbacoa texana y la música en vivo a cargo de una banda country, que invita, con el último bocado, a bailar al ritmo de este género muy norteamericano.
Ya en la cubierta 17, los dos últimos locales de pago son el Jimmy Buffett’s Margaritaville at Sea y Le Bistro.
Este último, otro restaurante presente en muchos de los barcos de la naviera, es de estilo francés y su éxito estriba en su exquisito servicio, mientras que el Jimmy Buffett’s, una franquicia que ya está implantada en cuatro de los buques de Norwegian Cruise Line.
Sus hamburguesas son una delicia, pero si el crucerista pide una par de entrantes, posiblemente no podrá continuar con el plato principal, dado que las raciones son, además de sabrosísimas, abundantes (recomiendo unos Volcano Nachos como entrante y una Black & Bleu Burger como principal).
Oferta infantil en el Norwegian Bliss
Los más pequeños de la casa no han sido olvidados por la naviera.
No solo tienen las cubiertas exteriores para divertirse, con la piscina, el parque acuático y otras instalaciones destinadas a entretenerlos, puesto que éstos tienen la mitad de la cubierta 5 destinada para ellos.
Como en otros barcos de cruceros, las compañías no suele juntar a los más pequeños con los niños de mayor edad.
Es por ello que de los cuatro emplazamientos de esta cubierta, solo en uno de ellos (Video Arcade) podrán entrar menores de diferentes edades.
Los más pequeñajos tienen en Guppies su lugar. Esta guardería, en la que los niños podrán divertirse con sus padres, mientras realizan actividades de estimulación.
Por su gran tamaño y por la elevada oferta de ocio, el club que más destaca es Splash Academy.
El personal altamente cualificado dedicado a entretener a los niños, pone a disposición de éstos muchísimo cachivaches en Splash Academy, así como se dedican a organizar todo tipo de actividades y fiestas, celebran noches temáticas, competiciones de videojuegos, etc.
Por su parte, los adolescentes tienen en el Club Entourage su espacio. Con una luz más atenuada y una decoración menos colorista que en los otros clubes, todos los jóvenes son bienvenidos (no tanto los padres, como bien indica la naviera).
La zona más exclusiva del Norwegian Bliss: The Haven
La zona más exclusiva en los barcos de Norwegian Cruise Line es The Haven. Es el lugar idóneo para los cruceristas más exigentes, los que buscan un trato más personalizado y un plus de calidad. Este espacio es un crucero dentro del mismo crucero.
Tiene todo lo necesario para que un crucerista permanezca, de desearlo, en su interior durante todo el viaje: restaurante exclusivo, solarium privado, salones, piscina, servicio de mayordomo 24 horas, los camarotes más espectaculares, su propia sala de observación de dos pisos y ubicada en proa…
Sin duda, The Haven es el paraíso que todo crucerista desearía probar al menos una vez en su vida, sobre todo por sus espléndidas suites.
Las hay de diferentes tamaños, pero sin duda las más llamativas son The Haven Deluxe Owner’s Suite with Large Balcony (ubicadas en proa en la cubierta 18), que sobresalen por su gran tamaño (más de 135 metros cuadrados), tanto del camarote como de su balcón.
VALORACIÓN
Norwegian Bliss
Experiencia y Valoración del Norwegian Bliss realizada por Jesús Rico a partir de sus propias vivencias. Cada valoración es única y personal. Te recomendamos leas varias valoraciones y saques tu propias conclusiones.