Ahora mas que nunca “ crucerista ”
Reflexiones tras el accidente del Costa Concordia
por Jesús García
Han sido horas que difícilmente se olvidarán para quienes como yo nos definimos como apasionado de los viajes en crucero. La simple visión de un barco tan bello tumbado agonizante junto a la costa italiana te hace quedarte inmóvil frente a la televisión.
Un tsunami informativo ha inundado todos los medios del planeta y a estas horas es difícil que alguien no conozca lo sucedido. Cientos de titulares de todos los colores, miles de historias, tantas como cruceristas y tripulantes viajaban en el desafortunado Concordia. Es por ello que se hace necesaria la calma y el análisis sereno de lo sucedido. Miles de especulaciones sobre las causas han circulado en estos días como si internet y los medios se hubieran hecho eco del pánico sufrido a bordo del barco mientras el balance de heridos, desaparecidos y lo aún peor victimas seguían en aumento.
Es por ello que desde cruceroadicto no hemos querido entrar en el titular fácil o sensacionalista para captar la atención ni siquiera a dar información de los hechos sin que fuentes fehacientes comenzaran las investigaciones e informaran. Hoy viendo la rueda de prensa del presidente de Costa Cruceros he visto a un hombre amante de los cruceros emocionado, desolado y seguramente en uno de los peores días de su vida. Todo parece apuntar a un mal oficio, a una falta de responsabilidad del capitán hacia quienes está obligado a proteger y llevar a buen puerto. Quizás un exceso de confianza, o un exceso de ego ha podido ser la causa de que el Costa Concordia navegase tan cerca de aguas poco profundas.
Desde que el hombre se lanzo a la aventura de surcar los mares han existido los accidentes marítimos. En nuestros días las tecnologías han hecho cada vez más y más segura la navegación, pero el componente humano es imprescindible aun con la más sofisticada tecnología. Y el accidente del Concordia nos lo recuerda. Tan solo podemos analizar, aprender de los errores y mejorar los protocolos de seguridad, como se ha venido haciendo después de cada gran accidente marítimo. Y por supuesto estar con los pasajeros que sufrieron la experiencia y con las familias que perdieron a sus seres queridos en la que serian unas vacaciones de placer.
Si se confirma que una mala práctica del capitán fue la causa del accidente debemos hacer un ejercicio de cordura y no demonizar a los miles y miles de personas que cada día demuestran su buen oficio a bordo de los cientos de barcos de crucero.
Si alguien me pregunta hoy si volveré a embarcar en crucero no tendría otra respuesta que rotundamente si y no lo he dudado ni un segundo. Alguien me dijo una vez que allí donde tenemos el cuerpo tenemos el peligro. Fatales accidentes suceden a diario y no por ello dejamos de volar, viajar en tren o conducimos nuestro nuevo coche.
Hoy desde estas líneas quisiera adherirme al dolor de quienes sufrieron el accidente y mi reconocimiento de quienes participaron en la evacuación del Costa Concordia. Que la justicia caiga para quien no obró como su uniforme le obligaba y que la industria de los cruceros tome buena nota poniendo los medios para que no volvamos a quedarnos impábidos frente a los televisores.