Valoracion Star Clipper
Itinerario por el Mediterráneo
Nuestra experiencia a bordo del Star Clipper:
➢El último día de crucero, que era de navegación, a media mañana, echaron anclas en medio del mar, bajaron los tender al agua, y nos ofrecieron subir en ellos y rodear el velero, que había desplegado todas sus velas, para que pudiésemos hacer fotos y vídeos con esta imagen tan impresionante. Cada vez que llegábamos a puerto, el barco recogía velas, con lo que, desde tierra, no habíamos podido hacerle fotos con las velas desplegadas y, ahora en alta mar, teníamos la oportunidad de verlo y fotografiarlo.
Parte de la tripulación, vestida de gala, se subió al palo horizontal (que sobresale de proa y al que le rodean unas redes (se llama foque?)), saludando marcialmente, y una música maravillosa empezó a sonar dejándonos a todos emocionados e impresionados. Los tender estuvieron dando vueltas alrededor del barco durante bastante tiempo, hasta que fue seguro que ninguno habíamos dejado de admirarle desde todos los ángulos posibles y de inmortalizarlo con nuestras cámaras
La atmósfera del barco:
El Star Clipper, es un velero de cuatro palos, construido en mayo-1992 según la más pura tradición marinera, reflejada en su cobre pulido y sus molduras brillantes. Es una navegación de otros tiempos, unida a la moderna en todos sus detalles de barco de crucero, pero para pasajeros amantes de la navegación a vela. Tiene capacidad para 170 pasajeros, con una vida a bordo totalmente distendida, como si se tratara de un yate privado, o el de un amigo.
Tiene un comedor, elegantemente vestido; El bar tropical, en el exterior, en una de las cubiertas; El piano bar, lleno de sillones muy cómodos; y La biblioteca de estilo inglés, en dónde leer, en las travesías con mal tiempo.
Nuestro camarote, era bastante pequeño (comparado con un barco de cruceros, pero grande para un velero), pero con todos los detalles necesarios para estar cómodos. La cama estaba en alto, como a 1,20 m. y se subía a ella por una plataforma de madera muy cuidada. El baño, pequeño (de nuevo comparado con otros cruceros), con el lavabo encastrado en mármol, y el armarito y las estanterías de madera oscura y pulida; la ducha ocupando la mayor parte de su suelo, cosa que, al principio te incomoda un poco, pero enseguida te acostumbras, y consigues no pisar con zapatos en dónde te vas a duchar.
El comedor, lujoso y cálido, y con mucha madera en su decoración. Las mesas con manteles y servilletas de tela, con un color diferente según la hora del día. En él se hace el desayuno, con bufett de salados, frutas, dulces, mermeladas, dulces y pasteles, y servido en la mesa el café o té. Comida con buffet. Cena totalmente servida en la mesa. También es posible un desayuno continental en el Piano bar, Entremeses en el Bar Tropical o en el Piano bar, y aperitivos de medianoche en cubierta. Siempre, en la barra del bar del Piano bar, una gran fuente de fruta variada. A su lado, en una bandeja, máquina de agua caliente para hacer tés y termos con café y leche, así como sobres de chocolate, azúcar de varias clases, sobres de diferentes infusiones, palitos de madera y vasos y tazas.El buffet, pequeño de tamaño, pero con calidad y variedad.
La cocina, con unas recetas impresionantes y originales. Variadas cada día y con altos niveles de calidad y presentación. El chef era alumno de un chef francés célebre, del que no recuerdo el nombre, y que había diseñado y supervisado todos los menús. Los postres, la mayoría de las veces, los terminaban de realizar en el mismo comedor, en una mesa auxiliar, lo que los hacía aún más deliciosos.
El turno de comidas es libre dentro de unas horas determinadas. En desayuno y comida te sientas en dónde quieras, y en las cenas te coloca el maître en una mesa solos, a no ser que le pidas con alguien determinado. Con nosotros fue extraordinariamente amable, y cada día nos sorprendía con una palabra nueva en español, en un intento de agradarnos.Francamente, disfrutamos de cada una de las comidas como si fuera en un restaurante de lujo.
Poco antes de la hora de la cena, un camarero recorre el barco haciendo sonar una campana como aviso para que los pasajeros se preparen. Reminiscencias de un pasado inglés en los cruceros de lujo.
El barco no iba lleno, éramos unos 120 pasajeros.La mayoría, matrimonios de edad media, europeos, con aspecto de poder adquisitivo y nivel cultural y económico altos. Con los que tuvimos relación, todos habían viajado en otras ocasiones en éstos veleros, y pensaban repetir viajes en ellos.
Solo había unos pocos matrimonios jóvenes. Y, de niños, 3-4 adolescentes de una misma familia.Por lo tanto el ambiente era relajado y distendido, y nada deshacía el encanto de un rato de lectura al lado de una de sus dos piscinas, o la maravilla de admirar una puesta de sol en alguno de sus puentes, navegando hacia el próximo puerto.
Las actividades a bordo incluyen conferencias (preparación sobre la próxima escala, o de temas marineros), y clases diversas. “Ayuda y participación” con la tripulación en la conducción del barco, en algunas maniobras, en horas ya preparadas. Y, en las escalas, si no se quiere hacer turismo, se puede hacer todo tipo de deportes náuticos: submarinismo, buceo, snorkel, windsurf, esquí acuático y vela. Todos son gratuitos, excepto el submarinismo, para el que además hay que presentar la titulación. Los trajes y útiles son todos proporcionados por el barco, y se dan clases preparatorias en la piscina, o en alguna cubierta.
Espectáculos: a media mañana y media tarde, el piano amenizaba el salón del Piano bar y, tras la cena, un cantante con teclados, conseguía una atmósfera romántica y bailable. El valorar la animación con un 7, es solamente para dar idea de que, de ninguna manera, es fastuosa, sobre todo por carecer de espacio para realizarla. Pero no se echa de menos un gran teatro.
La última noche, realizaron la fiesta de despedida entre toda la tripulación. Cada uno de ellos, hizo su espectáculo: presentar toda la fiesta (el director de animación y uno de los monitores de deportes); cantar (varios camareros); desfilar con los modelos de ropa que venden en la mini tienda (el director de animación, y los dos monitores de actividades náuticas y deportes); bailar algún baile típico de su lejana tierra (la masajista y varios camareros filipinos)…En todos, además de la calidad de sus números, destacaba la buena voluntad de dejarnos un buen recuerdo de final de crucero.
Las escalas, todas maravillosas. Al ser el barco pequeño puede acceder a puertos en los que barcos grandes no lo tienen posible. El tiempo en ellas suficiente, aunque para el turista siempre le parezca poco.Nosotros hicimos un recorrido por las Cícladas Sur: Atenas, navegación, Bodrum (Turquia), Río Dalyan (Turquia), Santorini (Grecia), Milos (Grecia), Hydra (Grecia), Atenas. Todas nos parecieron inolvidables, y en ellas vivimos el verdadero lujo de las islas griegas con sus puertos llenos de yates enormes de los super-ricos.
El trato de la tripulación fue espectacular en todo momento. La limpieza del camarote, dos veces al día, correcta, y cada noche el detalle de la chocolatina en la almohada.
Eso sí, el idioma es el inglés en todo el barco, nada de “asistencia en español”. Afortunadamente la minitienda la llevaba una chica chilena, que nos ayudó en algún trámite del embarque, y con alguna duda en la información del desembarque.Los diarios de a bordo eran en inglés, alemán y francés.
Valoración final:
Sin duda, lo recomendaríamos a cualquier amigo y, desde luego, lo volveríamos a repetir en cualquier ruta de las que hacen, que son muchas y variadas.
En estos barcos, “el verdadero lujo, no es el espacio”, sino el trato, las comidas, las escalas, y sobre todo la originalidad de conocer un tipo de barco, diferente y maravilloso.
Solo le vemos una pega; son cruceros considerados de lujo y, por ello, un poco caros caros. Pero, siempre, se puede aprovechar alguna oferta…
Experiencia del Star Clipper
Valoración total del crucero:
Comida a bordo:
Camarote:
Animación a bordo:
Servicio a bordo:
Espectáculos:
Escalas y tiempo en puerto:
¿Recomendarías este barco?:
Videos del Star Clipper: