Visita al Msc Opera en Bilbao
Una visita a un barco siempre es interesante y hasta emocionante. Para una cruceroadicta como yo no deja de ser una oportunidad única. Tienes la ocasión de visitar un barco, conocerlo, saber si te gusta o no y enterarte muchas veces de sus entresijos. A mí no me vale solo con lo que puedo leer, me considero una persona muy curiosa, desde muy pequeña ya mareaba a mis padres con la pregunta ¿ por qué? y además necesito ver las cosas por mí misma, tocarlas, saborearlas, notarlas cerca; por eso me encanta visitar barcos, conocer de primera sus itinerarios, pisar sus diferentes zonas, conocer su gente y saber sus opiniones en cuanto a muchos temas.
Con todas estas premisas el otro día visite el MSC Opera en el puerto de Bilbao. Un barco que no conocía y que he de reconocer, me encanto.
En este artículo no voy a hablar mucho de él, eso lo dejare para una segunda ocasión. Tampoco quiero que estos artículos de mis visitas a barcos sean más de lo mismo, no quiero pecar de aportar demasiados datos técnicos, no creo que a demasiadas personas con ánimo de realizar un crucero, estos datos les interesen demasiado. Quiero solo que disfrutéis como yo lo he hecho de conocer un poco lo que el barco nos ofrece, lo que nos encontramos a bordo de él. Y también sus curiosidades, sus datos más íntimos, lo que muchas veces pasamos por alto, pero que a todos nos gustaría saber. Sus anécdotas de la gente que trabaja en él y porque no, a la gente que trabaja en él.
Quiero comenzar esta serie de artículos presentando a una persona muy importante en el funcionamiento de un barco de crucero, el director de hotel.
Accedimos a charlar con él gracias a Isabel Navarro, Directora de Comunicación de MSC Cruceros España. A la que desde aquí la mando mi agradecimiento, pues sin ella esto no hubiese sido posible. Muchísimas gracias.
Gianfranco Samperio nos recibió en su despacho con una amabilidad infinita, de una forma fortuita y para nada preparada, lo cual es muy de agradecer. Nos dedicó parte de su tiempo para hablar con nosotros y darnos todo tipo de información, la cual intentare trascribir aquí de la mejor forma posible, ya que como he dicho, fue una charla amistosa más que una entrevista.
Gianfranco, genovés de nacimiento, lleva como quien dice media vida en el mundo del mar. Con MSC ya son dos años trabajando como director de hotel.
Anteriormente lo hizo 10 años con Costa Cruceros y posteriormente 20 años con Princess. Después de este largo tiempo trabajando para esta compañía americana ya iba teniendo ganas de volver a Europa, lógicamente como buen italiano, el Mediterráneo es su destino favorito, es como volver a “casa”.
En todos estos años ni él puede decir con exactitud las veces que ha realizado la vuelta al mundo, exceptuando la zona sudafricana. Todo este bagaje es lo que lleva a sus espaldas.
En 1978 con el Eugenio Costa realizo la ruta transatlántica Génova–Rio de Janeiro–Buenos Aires, como el mismo nos dijo, siendo un cadete.
Para hacernos una idea de cómo en aquel entonces funcionaban los barcos de crucero, vamos a recordar la famosa película de James Cameron “Titanic“.Todos sabemos, por la oscarizada película, que existían tres clases bien diferenciadas de pasajeros, pues bien, eso realmente en 1978 seguía siendo así. En cifras aproximadas, en primera clase solían ser 30 pasajeros, en segunda unos 250 y en tercera alrededor de 300.Todos, como he dicho antes, en zonas delimitadas, a las cuales nadie de las tres clases podía acceder y cerradas entre sí con grandes puertas.
Cada clase tenía un comisario, el cual era el responsable de absolutamente todo, es decir, desde poseer las llaves de las puertas, hasta realizar labores de entretenimiento a bordo. No existía por aquel entonces el director de crucero.
Pues bien, llegados a este punto Gianfranco nos contó una anécdota que el vivió en aquel entonces, siendo muy jovencito y que a día de hoy todavía recuerda.
“Todas las noches a bordo el comisario pertinente realizaba en cada zona un bingo. Lógicamente donde el bingo resultaba más monótono y menos excitante era en primera clase. Había muchos menos pasajeros y resultaba ser más encorsetado. También el bote del bingo era mucho menor. Pues bien, había entre el pasaje una condesa famosa en aquel entonces y amiga de la familia Costa, la cual muy aficionada a este juego de azar le pidió al comisario de su zona el favor de poder acceder al bingo con el pasaje de tercera clase. El comisario lógicamente intento disuadirla, pues no se podía acceder a esa zona, y claro, menos una condesa, pero ella utilizo todas sus armas y al final el pobre hombre acabo cediendo en la última noche del crucero. La señora condesa se dirigió y accedió por fin a la zona de tercera clase. Allí el ambiente era bárbaro, animado y con un bote más que apetecible. El pasaje se quedó perplejo al ver a la encopetada dama. Pero lo mejor estaba aún por venir. ¿Os lo imagináis?, pues si, ni más ni menos, la situación debió de ser un tanto rocambolesca, cuando la señora levanto su mano y dijo la palabra “BINGO”. Automáticamente y en medio del silencio que se apodero de la sala, muy elegantemente ella y con cierto aire de vodevil, se levantó y comenzó a lanzar besos a diestro y siniestro. Nos podemos imaginar que quizás sus palabras fueron algo así como ” Bravissimo”.Lo que la dama en cuestión ya hizo con el premio es algo que ya ni el propio Gianfranco supo.”
Con esta simpática anécdota, dimos por terminada la charla. No quisimos abusar más de su amabilidad, ni robarle más su tiempo, pues seguro que tenía la agenda apretada.
Nosotros seguimos nuestra visita de la mano de Isabel. Pero os diré a todos los que estéis leyendo este artículo, que no os preocupéis, pues os vais a enterar de todo y no solo eso, vais a verlo con vuestros propios ojos.Upssssss, quizás no debería adelantar tanto……..
Continuará…….
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