Transatlántico en el Epic: St. Thomas, Islas Vírgenes
Segunda escala
Norwegian EpicNaviera: Norwegian Cruise Line Año construcción: 2010 Tonelaje: 153.000 Tn Pasajeros: 4.200 Tripulación: 1.690 Itinerario: Barcelona, 3 días navegación, Azores, 5 días navegación, St Thomas, 2 días navegación, Miami |
Día 8: Islas Vírgenes Americanas, St. Thomas.
A las 6 am, suena el despertador. Además de desayunar, tenemos que pasar los trámites de inmigración al ser nuestra entrada en Estados Unidos, ya que ésta isla les pertenece.
Aquí es la policía de inmigración la que sube al barco. Han habilitado en la parte central del Manhattan, una mesa corrida en la que están sentados seis policías americanos, con sus trajes oscuros, sus placas, sus caras de “ni se te ocurra mirarme a los ojos”, y sus sellos y papeles para el trámite. Curiosamente, todos, cinco hombres y una mujer, son negros e hispanos. Tras ellos, una mesa muy bien preparada, con todo lo que se les pueda apetecer para desayunar (o ir picando), café, bollitos, zumos… Detrás, el gran ventanal de éste restaurante, que va del suelo al techo en grandes cuadriculas, conformando con su tamaño, un impresionante decorado teatral.
Con las sillas han hecho varios pasillos paralelos, para que la cola de pasajeros vaya en zigzag. Todos tenemos que pasar éste trámite, incluso si no vas a bajar a tierra, e incluso los ciudadanos americanos y canadienses, que deben realizarlo en otro salón. Hace días ya nos entregaron los impresos que debíamos rellenar y las indicaciones para hacerlo. En primer lugar han citado a los que van a salir con una excursión con el barco, y después según las cubiertas. Nosotros que estamos en la 13, vamos en segundo lugar, y estamos citados a las 7,15.
Tenemos que llevar el impreso rellenado, el pasaporte, y la tarjeta del barco.
Tardamos ¾ de hora en llegar al “jurado”, y rápidamente lo terminamos. Un “buenos días” que nos es contestado en español y, tras mirar el impreso, nos pone el sello en el pasaporte, y ya estamos legalmente en EEUU.
A las 8,30 ya estamos en tierra. Enseguida nos subimos a una guagua, o microbús sin ventanas ni puertas, camino de Old Town, pero nos bajamos porque pensamos que si vamos a ir a la playa, mejor ir lo primero para allí.
MAGENS BAY, está considerada una de las 10 mejores playas del mundo, por Nacional Geographic, vale entrar 4 dólares/ persona. Al principio pensamos que los que le dan la clasificación no han estado en multitud de playas en España que incluso podrían ser mejores, pero luego vamos viendo que en ésta coinciden cantidad de cosas agradables: la arena es fina, dorada; el agua transparente, con olas; bancos y mesas de madera; una hilera de palmeras y árboles, que hacen que no se necesite sombrillas; y con muchas instalaciones de baños, duchas, vestuarios, (eso si, muy antiguos, pero limpios(al menos cuándo llegamos)),
Hay, cada cierto espacio, unos porches muy grandes con tejados de madera a varias aguas, llenos de mesas, bancos, y con una barbacoa de ladrillos. Y hay muchos operarios limpiando continuamente.
Tiene un restaurante-bar muy caribeño, lleno de ventiladores de techo de grandes aspas, y una tienda en dónde es posible alquilar tumbonas y sillas.
Según llegamos nos fuimos paseando hacia el lado izquierdo, para alejarnos un poco de toda la gente que se iba quedando según entrabas. Nos colocamos bajo una sombra de un árbol. Nos bañamos un rato en un agua maravillosa de temperatura, y fuimos a pasear hasta el final de la playa por ese lado, en dónde había rocas. La temperatura era muy buena porque al sol lo tapaban cada poco tiempo algunas nubes que iban llegando.
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Poco a poco se fue poniendo más oscuro, y empezó a llover cada vez con más ganas. Nos cayó una verdadera tormenta tropical. Menos mal que teníamos cerca uno de los porches con tejado, en dónde nos metimos bastante gente. Tardó un buen rato hasta que dejó de llover, y poco a poco todos fuimos saliendo, aunque el día no parecía que fuese a arreglarse mucho más, pues de vez en cuándo chispeaba y las nubes no se iban. Nos fuimos al bar para tomarnos una cerveza y nuestro bocadillo. Estaba bastante lleno y con ambientillo creado por la música caribeña bien alta. La cerveza nos costó cerveza 6 dólares.
Otra vez empezó a llover más fuerte, y cogimos una guagua para volver al centro de la ciudad. Guagua a Old Tow (8 dólares/persona).No dejó de diluviar y aunque dimos un paseo, entramos en varias tiendas y compramos alguna cosa, era muy desagradable caminar con el paraguas, y a pesar de él, ir empapándonos cada vez más.
Ésta era nuestra segunda visita a St. Thomas, y queríamos pasear por una zona que la otra vez no visitamos: “Los 99 escalones“, realizados por esclavos, que te llevan hacia una colina en la que desde un pequeño mirador se ve la bahía y nuestro barco.
Seguía lloviendo y cogimos un taxi para el puerto. Era una van en la que cabían 14 personas, y que nos cobró lo mismo que si hubiera ido llena: 4 $/p.
Pequeño paseo por tiendas del puerto, la mayoría joyerías de lujo, y subimos al barco. Allí picoteo de merienda, sobre todo fruta. Después un ratito de jacuzzi, y lectura en la terraza de nuestro camarote, que hasta ahora hemos aprovechado muy poco. Se está de maravilla pues ha dejado de llover y hace una temperatura muy agradable. El barco curiosamente tarda un poco en salir ya que, al parecer faltan algunas personas. Al poco se las ve venir y todos los que estaban en las terrazas les silban.
-Crema de setas. Con algunos trozos picaditos. Muy buena.
-Crema de brócoli.
-Langosta cocida sobre arroz blanco y verduritas ( la langosta muy seca).
-Sorbetes de limon.
Tengo sensación de que va bajando la calidad de las cenas; o hay que ir liquidando la despensa ya que se acaba el crucero…, o nosotros estamos eligiendo el menú poco acertadamente; hoy no sabía que pedir, y eso no me ha pasado los días anteriores.
La carta tiene unos platos fijos, a la derecha, que puedes pedir cualquier día; y a la izquierda, 4 entrantes, 4 principales y 4 postres, que cambian a diario. Posibilidades para no repetir ningún día las hay, pero según su gusto, cada uno elige, y a veces no acierta
Copa en el Maltis y a la cama que estábamos muy cansados
Continuará…
Mª Angeles y Vicente
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Mª Ángeles Ruiz y Vicente Cañón
Desde siempre viajar ha sido una de las cosas que más nos ha gustado. España la conocemos bastante, y poco a poco vamos ampliando con otros países Nuestra primera experiencia con los cruceros fue en el 1998, con el buque D. Juan, una pieza ya casi histórica en ése momento, con el encanto de un barco sumamente marinero y adornado con maderas oscuras. Era un crucero por el Mediterráneo, en el mes de noviembre, y durante toda la semana que duró, no hubo un día en que el mar estuviera tranquilo. Las olas eran tan grandes que parecían sobrepasar el barco y, se movía tanto, que era imposible caminar bien ni siquiera agarrado. A pesar de ello, nos enamoramos de esa forma de viajar y, afortunadamente, seguimos disfrutándola. Ya hemos realizado 13 cruceros. Y desde que con internet se puede diseñar mejor cada escala, parece que se empiece a vivirlas mucho antes de llegar a ellas. En barco hemos conocido todo el Mediterráneo; Noruega y Cabo Norte; el Atlántico hasta Casablanca y Agadir, la Patagonia desde Buenos Aires hasta Santiago de Chile; Islas de Grecia y Turquía con un velero de Star Clippers; bastantes islas del Caribe; el Báltico; y últimamente un transatlántico Barcelona-Miami. Nuestros próximos proyectos son Alaska y Canadá costa Oeste, o Canadá costa Este. Aunque la lista es muy larga, y cada día se van añadiendo nuevas posibilidades.
Mª Ángeles Ruiz y Vicente Cañón | |