Excursiones de cruceros: Estambul
Merhaba Istanbul !!
por Jesús Rico
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DÍA 7 – Estambul
No fue una buena noticia que NCL cancelara el plato fuerte del crucero, El Cairo, pero al menos el cambio de itinerario incluía Estambul. Esta es una ciudad magnífica, con muchos lugares que visitar y con el añadido de tener el bazar más famoso del mundo, el Kapali Çarçi o Gran Bazar. Llegábamos el sábado a la antigua Bizancio y como el domingo cerraban el bazar decidimos posponer la visita a los monumentos más representativos para el día siguiente.
Después de las 11 de la mañana, y tras haber desayunado, me dirigí a una cubierta exterior para ver la llegada a la ciudad, debido a que desde la terraza de mi camarote en estribor no podría vislumbrar zona europea de Estambul. Aunque el tiempo no acompañaba entrar en Estambul en barco fue espectacular. Desde babor pude observar la Mezquita Azul, Santa Sofía, el palacio Topkapi o la torre Gálata. Incomparables estas vistas, aunque he de decir que la llegada Venecia en el 2007 me impresionó más.
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Para esta escala no necesitaba guía dado que en el 2008 ya estuve de correrías una semana por esta ciudad. Sonia y yo íbamos a ser los guías de nuestro grupo. Eso sí, les dejamos claro que el sábado nosotros queríamos pasarlo en el Gran Bazar. Ellos no pusieron ningún impedimento, de hecho les agradó a todos la idea de pasar la tarde regateando con los turcos a la búsqueda de buenas gangas en ropa y complementos.
Comimos pronto para aprovechar al máximo el tiempo del que dispondríamos en el Bazar, ya que éste cierra a las 7 de la tarde. Al descender del barco, y al no querer caminar desde el muelle hasta llegar a la zona eminentemente turística, en Sultanahmet, o al Gran Bazar, dos paradas más tarde, sería idóneo disponer de liras turcas en el bolsillo para poder aprovechar el tranvía. De lo contrario, debíamos sacar dinero en cualquier cajero, porque el mejor lugar para conseguir lira turca a muy buen cambio era en las Exchange Offices, ya que en ellas no te cobran comisión alguna; sin embargo en la zona donde atraca el barco no vimos ninguna de estas oficinas de cambio.
Es preferible cambiar a lira turca por dos sencillas razones: el mejor modo para moverse por Estambul es el tranvía y para comprar las fichas que te dan derecho a acceder a este transporte sólo se puede hacer con moneda autóctona. Además, aunque en las tiendas de los bazares acepten euros siempre aplican cambios beneficiosos para el vendedor turco o, en el caso de monumentos, puede ser un poquito más cara la entrada en euros (por ejemplo: la entrada a la Cisterna de Yerebatan cuesta 6 euros o 10 liras tucas (4.55 euros), la diferencia es sensible).
Me encargué yo de usar el cajero para cambiar los escasos euros que necesitábamos para adquirir las fichas del tranvía del grupo entero. La parada escogida para trasladarnos hasta el centro turístico fue la de Findikli. Desde esta parada y con el tranvía en marcha pudimos disfrutar ya de excelentes vistas como la mezquita Nusremiye, atravesar el cuerno de oro por el puente Gálata (atestado de pescadores a pesar del cubierto cielo que amenazaba tormenta), divisar la imponente torre Gálata, encontrarnos de frente con la primera mezquita de tamaño considerable (Yeni Cami) junto al famosísimo Bazar de la Especias y dejar atrás la parada de Sultanahmet, donde a pocos metros se encuentran algunos de los edificios más bellos de la ciudad turca (Santa Sofía, Mezquita Azul, Cisterna de Yerebatan, Palacio Topkapi…); hasta llegar a Beyazit-Kapaliçarçi, nuestra parada, justo al lado de una de las entradas del Gran Bazar.
Si alguien quiere darse un baño turco, realmente aconsejable cuando llevas varios días de viaje, es en la parada anterior, Çemberlitas, donde se ubica el baño turco, del mismo nombre que la parada, más representativo de la ciudad.
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Fue en Beyazit-Kapaliçarçi donde pudimos conseguir liras turcas; allí hay varias oficinas de cambio, donde pudimos obtener el dinero que íbamos a necesitar para nuestra jornada de compra compulsiva y para volver a recordar, el día después, los monumentos que ya habíamos visitado 3 años antes. Con el bolsillo lleno de moneda turca, accedimos al inmenso edificio repleto de tiendas, más de 4000 tiendas a disposición de los turistas, y descubrimos caras conocidas de tripulantes y pasajeros entre el gentío; no éramos los únicos que habíamos pensado en cargar un poco más la maleta. Después de un tiempo deambulando sin rumbo fijo decidimos separarnos y quedar un par de horas más tarde.
No relataré paso a paso lo que hicimos o donde regateamos porque todas las tiendas son prácticamente iguales en cuanto al trato que recibimos. Sin embargo sí que quiero incidir en un asunto. Las dos veces que he estado en Estambul he conseguido mejores precios en las tiendas que están fuera del edificio del Gran Bazar. En esta ocasión fue en Çadircilar Caddesi; ya nos habíamos encontrado con las dos parejas de Viladecans y en un momento dado me extravié y me puse a hablar con un chico iraquí de nombre Djuma. Éste viendo que estaba interesado en comprar unos polos de su tienda me invitó a que le siguiera hasta su almacén. No sabía si era una buena idea o no porque a medida que mi vista se acostumbraba a la penumbra del edificio descubría una construcción muy poco cuidada. Sin embargo, después de subir hasta una segunda planta Djuma abrió dos puertas repletas de género de todas clases. Huelga decir que cuando mi mujer y las otras dos parejas fueron conducidas hasta el edificio donde me encontraba (aún desconozco como me encontraron, ellos también lo desconocen porque fueron guiados hasta el edificio donde estaba una media hora más tarde de mi desaparición) y vieron lo que había comprado se lanzaron ellos también a adquirir todo tipo de productos; si alguna vez vuelvo a Estambul la tienda de Djuma será la primera que visite.
Con las manos llenas de bolsas y el grupo reunido decidimos dar por terminado el día en la ciudad. A la vuelta al barco, y dado que habíamos comido pronto, abandonamos nuestras compras en el camarote y nos dispusimos a cenar en el Paniolos (ver Comiendo a bordo del Norwegian Jade), olvidándonos del espectáculo por completo. La cena fue genial y la conversación giró en torno a las compras realizadas, el precio que habíamos obtenido y la comida que devorábamos con ahínco que, por cierto, estaba deliciosa. Después de la cena discutimos si salir a dar una vuelta por Estambul o terminar la jornada en nuestro punto de reunión, la discoteca Spinnaker Lounge, porque unos turcos que se encontraban en la mesa contigua, seguramente contratando el espectáculo que disfrutaríamos la noche siguiente en el Stardust Theater, nos habían aconsejado varios lugares selectos a los que podríamos acudir, desechando nuestra primera opción que radicaba en tomar unas copas en la zona de Taksim. Sin embargo la votación no fue positiva (maldita democracia, jejeje) y continuamos nuestra charla en la discoteca Spinnaker.
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![]() | Sobre el autor:Jesús Rico. Hasta la fecha he podido disfrutar de cuatro cruceros, dos con Pullmantur (Sky Wonder, 2007, y Empress, 2010), con Royal Caribbean (Voyager of the Seas, 2009) y NCL (Jade, febrero del 2011). Si he de elegir alguno de estos cruceros me quedo con el primero, por descubrirme esta nueva forma de viajar y como principal razón por ser mi Luna de miel; es extraño porque el barco era el peor con diferencia y el más viejo, del año 1984.“ Siempre que pueda embarcaré en más cruceros sin tener preferencia hacia ninguna naviera. Sé que cada barco tiene su encanto personal y con eso me sobra, aunque sé que buscaré ofertas del Oasis of the Seas, el Allure of the Seas, el Epic… y por zonas los fiordos noruegos, la costa oeste o este de EEUU, Alaska o cruzar el Canal de Panamá… |
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