Diario a bordo del Norwegian Jade: entrevistando al Capitán (II)
parte final de la entrevista al Capitán Mikael Hilden
por Jesus Rico
Día 3, navegación, continúa la entrevista con el capitán
>Segunda parte de la interesante charla con el capitán del Norwegian Jade. Puedes leer la primera parte aqui: Diario a bordo del Norwegian Jade: entrevistando al Capitán (I)
– Jesús Rico: Para el capitán, ¿qué es lo mejor y lo peor que puede encontrar en este trabajo?
– Mikael Hilden: No recuerdo nada malo que haya sucedido. (risas)..
– Jesús Rico: ¿Tal vez estar lejos de la familia?
– Armando responde por Mikael: Eso depende de cada tripulante, de si quiere estar con su pareja más tiempo o no (más risas).
– Mikael Hilden: Sí, lo peor es eso, estar lejos de casa.
– Jesús Rico: ¿pasas muchos meses lejos de Finlandia?
– Mikael Hilden: Trabajo diez semanas seguidas y descanso otras diez semanas. En ocasiones he ido a otro barco y no he podido parar pero en general trabajo diez semanas y descanso otras diez, que aprovecho para ir a estar con mi familia y con mis dos hijos.
– AdS: Eso es lo peor para todos nosotros, lo que hace que la tripulación se convierta también en tu familia. El barco es también tu familia. Otras personas trabajan tres meses y descansan uno, otros trabajan cuatro y descansan dos… entonces la mayoría del tiempo lo pasamos en el barco, por lo que tenemos una familia en el mar y otra en casa, en tierra. Entre los trabajadores se cuentan los problemas que puedan tener o si han recibido noticias de su gente.
– Jesús Rico: ¿El resto de la tripulación tiene algún día libre, al contrario que vosotros?
– AdS: Intentamos dar días libres, si es posible. Mañana cuando lleguemos al puerto de Atenas muchos huéspedes van a ir de excursión y algunos miembros de la tripulación podrán librar y bajarán a disfrutar de la ciudad. Aunque hay personal que lo tienen más complicado para librar, como el personal de cocina o los asistentes de camarote. Estos últimos tienen al menos mejor horario y siempre pueden descansar o ver algo cercano al puerto. Intentamos dar siempre tiempo de descanso pero no está siempre garantizado.
– Jesús Rico: : En definitiva, es duro para todos los trabajadores, desde un asistente de camarote hasta el mismo capitán.
– AdS: Si…
En ese momento nos traen el agua y el dicharachero director del hotel hace broma sobre la marca de la botella de agua. Cuando terminamos de reír retoma la conversación…
– AdS: Los barcos son cada vez más grandes y necesitamos gente para trabajar. Muchos trabajadores provienen de países pobres; antes iban a países como Estados Unidos, Canadá, Australia, Alemania o Inglaterra. Ahora nadie los quiere, ser inmigrante legal, por ejemplo, en la Unión Europea es complicado. Por lo tanto el barco se ha tornado una frontera nueva, para gente joven de otros países del este de Europa como Hungría, Rumanía, Ucrania o Bielorrusia y de países de Asia como Filipinas o Indonesia, entre otros. Y te diré que estos trabajadores son mejor tratados en los barcos que en otros países donde pudieran ir a trabajar. Segundo, todo trabajador a bordo no gasta nada, la compañía lo paga todo, paga el avión de ida y vuelta a su país, en el barco no paga nada, nada, nada, hasta la ropa para lavar NCL la lava gratis. Esto es una oportunidad para ahorrar. Cuando terminan el contrato pueden volver a su casa y con lo ahorrado pueden formar una familia, construir una casa,… gracias a su trabajo en el barco. En definitiva, una generación nueva de inmigrante.
– AdS: Este estilo de vida comprende muchas cosas, no solamente es el pasajero de a bordo, que podemos llamar un cocoon, un mundo separado del exterior, protegido del exterior, todo bueno, buena disposición.
– Jesús Rico: : Ya llevamos bastante tiempo con esta entrevista y me gustaría terminarla para no haceros perder más tiempo y podáis dedicaros a vuestras ocupaciones. ¿Podrían contarme alguna anécdota o si han tenido algún caso de emergencia real?.
– MH: Yo he sido afortunado de no tener situaciones de emergencia en todos mis años a bordo de un barco. Todos los días trabajo con el equipo, con la gente para que no haya ningún problema… Bien, tengo una historia divertida que contar. En una ocasión, en otro barco, un pasajero muy agitado el día de embarcación fue a reclamar a recepción porque había reservado un camarote con vistas hacia el mar y que desde su camarote sólo veía un parking lleno de coches, a lo que en recepción le respondieron que es que aún estaban atracados, que no estaban navegando. (risas).
– – En esos momentos dimos por finalizada la entrevista y nos realizamos unas fotos antes de despedirnos.
Después de la entrevista hicimos tiempo hasta la comida. Quedamos con las dos parejas de Viladecans y decidimos comer de nuevo en el Blue Lagoon, justo enfrente de donde hacía poco tiempo había estado entrevistando al capitán y al director del hotel. Otro plato de alitas de pollo picantes fue a parar a mi estómago. Esta vez no me pedí después la hamburguesa de queso que había pedido el primer día; el acompañamiento de las alitas (es paradójico porque son realmente las alitas el acompañamiento, jejeje) fue un hot dog con chile que devoré en un santiamén.
Si la comida estuvo magnífica mi próximo evento iba a ser aún mejor, una cata de cervezas, o así ponía en el Freestyle Daily. Acompañé a mi mujer al camarote y yo me dirigí hacia el Tankards Beer & Champagne Bar. El precio de esta cata era de 15 dólares, por lo que el ahorro con el precio normal de la bebida a bordo del barco es considerable, ya que te sirven hasta cinco vasos grandes de cerveza más una cerveza a tu elección al final de la cata, yo escogí la Franziskaner de medio litro. Viendo los precios de la bebida aconsejo, al que le guste la cerveza, el vino o el vodka entre otras bebidas, que se apunten a estas catas.
Sin embargo, no era una cata al uso ya que los americanos siempre tienen que estar compitiendo y el evento incluía una competición de Trivial, en inglés como no. Así que fui una obstáculo para mi equipo (dos señores de Toronto y otro señor de Los Ángeles), pero al menos degusté 6 cervezas de gran calidad, me reí bastante con mi equipo que demostró ser un equipo surtido por auténticos sibaritas de la cerveza, ya que quedamos segundos en la competición y nos dio tiempo a preocuparnos por un joven americano que presentaba un avanzado estado de embriaguez, el cual iba abrazando y saludando a todo el mundo, hasta que su novia le hizo abandonar la cata (a saber desde que hora llevaba bebiendo este chico) y le acompañó al camarote a descansar y a dejarnos descansar.
Cuando la cata finalizó preferí acostarme un rato a la siesta; no quería seguir degustando cervezas con los miembros de mi equipo, ellos sí que permanecieron en el Tankards, y terminar como el chico americano.
Esa noche mi mujer y yo no fuimos a ver el espectáculo ya que teníamos reserva en el Cagney’s Steakhouse que, como ya opiné en mi «Comiendo a bordo del Norwegian Jade», es el mejor restaurante del barco. No me extenderé porque ya lo hice en dicha reseña, pero si que quería recordar que los 25$ por persona que cuesta cenar en Cagney’s están más que justificados. Es recomendable cenar en él al menos una vez para probar sus magníficas carnes.
El siguiente día el barco atracaba en El Pireo, por lo que decidimos retirarnos pronto al camarote a descansar, debido a que la jornada en Atenas sería dura. No obstante, antes de acostarnos volvimos a llamar al servicio de habitaciones con la intención de desayunar en nuestro camarote la mañana siguiente.
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