Crucero fluvial Friburgo y Selva Negra,
Paisajes de postal y relojes de cuco

Ms Beethoven
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Escala Friburgo, Alemania
Día 4, descubriendo la Selva Negra
Partimos temprano a bordo de nuestro cómodo autocar para realizar la excursión más completa del viaje. El día amaneció lluvioso y lo que en principio era un fastidio, se convirtió en un aliciente al llegar a Friburgo; el agua se tornó en nieve, dando un toque especial a este recorrido.
Nuestra primera parada, la ciudad de Friburgo. Situada al suroeste de Alemania y a los pies de la Selva Negra, de la cual se considera capital, ofrece la oportunidad de estar en el corazón de la selva sin salir de la ciudad. Aquí el transporte público es muy importante y el centro está reservado para peatones y tranvías. Las bicicletas son tan numerosas que en algunas calles están prohibidas. es una ciudad muy ecológica.
Friburgo invita al paseo y a ser descubierta poco a poco. En la Munsterplaz encontramos edificios singulares como el Kornhaus, donde se asentaba el granero de la ciudad, destruido durante la Segunda Guerra Mundial y reconstruido en 1970. También encontramos un animado mercado de flores, frutas, verduras y puestos de salchichas y hamburguesas, pero el centro turístico de la ciudad y que da nombre a la plaza es la Münster (catedral), cuya construcción se inició En el 1200 en estilo románico y que se culminó en 1513 en estilo gótico tardío. Milagrosamente no se vio afectada por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, impresiona ver las fotografías que hay en su interior y que muestran la catedral intacta y todo a su alrededor destruido. Incluso las vidrieras de los siglos XIII y XIV permanecieron indemnes.
Otro lugar muy interesante es la Plaza del Ayuntamiento, Rathausplatz, en ella se encuentra el antiguo y el nuevo Rathaus (Ayuntamiento). Como no podía ser de otra manera en esta época del año, aquí encontramos uno de los mercados navideños de la ciudad. El casco antiguo gira en torno a su arteria principal, la Kaiser-Joseph-Strabe, por ella transitan los tranvías y a derecha e izquierda se ubican los principales comercios. Esta calle desemboca en una de las bellas puertas de entrada a la ciudad antigua.
En nuestro tour por Friburgo fuimos descubriendo curiosidades de la ciudad; Los Baechle, desagües abiertos que bordean las calles del casco antiguo, destinados a abastecer de agua los jardines o en caso de incendio. Aún se instalan en los nuevos distritos. Una leyenda popular cuenta que si alguien tropieza con un “Baechle” debe casarse con un autóctono de Friburgo.
Las aceras empedradas con guijarros del Rin y en algunas zonas decoradas con escudos dibujados delante de las tiendas con imágenes relativas a la actividad de las mismas. En la actualidad no suelen coincidir. Otra de las cosas que vimosen el suelo, unas pequeñas placas doradas, en recuerdo
de gente que allí vivió y que fue deportada a los Campos de Exterminio Nazis. En casi todas figura el nombre terrorífico de Auschwitz.

De nuevo a bordo de nuestro autocar panorámico, salimos en dirección al “Höllental” (El Valle del Infierno), bajo una sutil cortina blanca que añadía aún más encanto al paisaje. Este valle tomó su nombre de las impresionantes rocas que en él se alzan. Al comienzo del mismo, sobre una de estas grandes rocas, vimos la estatua de un ciervo de bronce. Según la leyenda, un ciervo saltó al otro lado del abismo para escapar de los cazadores que le perseguían.
Llegamos al restaurante “Hofhut Sternen” donde íbamos a comer, unos minutos antes de mediodía, justo a tiempo para poder admirar el mecanismo del gran reloj de cuco instalado allí y los personajes que se animan con la música. Nos sirvieron una rica comida típica de la zona y de postre no podía faltar la famosa tarta Selva Negra, exquisita. En este complejo había una gran tienda de relojes de cuco donde nos mostraron como se fabricaban y su funcionamiento.
La nieve nos acompañó en gran parte del camino hasta llegar a la siguiente parada, el lago Titisee. De nuevo aquí entra la leyenda que cuenta que Titisee lleva el nombre del general romano Tito, que cuando cruzó la Selva Negra con sus legiones, estaba tan entusiasmado con la belleza de los lagos naturales que les dio su nombre. Actualmente Titisee es el lugar preferido de los habitantes de Friburgo, tanto en invierno como en verano, ya que dispone de una infraestructura turística excepcional.
De vuelta, hicimos una ruta panorámica en la que disfrutamos de los paisajes que pintan en las postales navideñas y en la que pudimos ver: estaciones de esquí; granjas típicas con sus tejados de gran pendiente; capillas que servían de culto para los habitantes de la zona que no podían desplazarse a las parroquias vecinas para rezar; bosques; cascadas; pequeños pueblos y ciudades como Furtwanger, famosa por acoger el Museo Alemán del Reloj.
Nuestra última parada fue en Dorotheenhütte, una cristalería de siglos de antigüedad, la única fábrica que actualmente continúa utilizando la técnica artesanal de soplado de vidrio, del que pudimos ver una demostración. Esta parte de la excursión, fue la más floja, ya que después de la demostración nos tuvieron más de una hora dando vueltas por la tienda para hacer compras, Este es el peaje que se suele pagar en las excursiones organizadas.
De regreso al barco, era ya noche cerrada. Nuestro simpático conductor nos amenizó la vuelta con villancicos populares franceses, que acabamos cantando todos.
Ya a bordo, una estupenda cena de despedida seguida de baile en el salón, puso la guinda a este bonito día. A la mañana siguiente, ya en Estrasburgo. Un desembarco rápido y eficaz. Nos esperaba un taxi que solicitamos la noche anterior. Aun tuvimos tiempo de pasear de nuevo por esta bonita ciudad, antes de regresar a Madrid y acabar felizmente esta escapada navideña.

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