Crucero Alaska en el ms Statendam
Embarcando en Seward
![]() | MS StatendamNaviera: Holland America Line Año construcción: 1993 Tonelaje: 55.819 Tn Pasajeros: 1627 Tripulación: 558 Itinerario: Seward; Scenic Cruising College Fjord; Glacier Bay National Park; Haines; Juneau; Ketchikan; Cruising the Inside Passage; Vancouver |
Explorando el barco
Llovía y estaba el día bastante frío cuándo llegamos para hacer el check-in al barco. Allí mismo nos despedimos de Leah, la directora del tour, que no nos había acompañado en la excursión por los fiordos, pero que nos esperaba para decirnos adiós. Fue un lujo enorme el tenerla a nuestro lado ya que consiguió hacernos mucho más agradable, si cabía, todo el viaje.
No había nada de cola e hicimos todo muy rápido. A las tres estábamos ya dejando nuestras bolsas de mano en el camarote.
Era el 726, un exterior en la cubierta 4, demasiado baja para nuestra costumbre.
Habitualmente nos gusta elegirlo con terraza, pero esta vez se disparaba el precio casi al doble, que el exterior. Es amplio, tiene una cama muy grande, al fondo bajo la ventana, con dos mesillas a los lados; un sofá amplio, con un mueble corrido enfrente y sobre él, un espejo que cubre la pared.
En el pasillo de entrada está la puerta del baño y toda una pared de armarios frente a él.
La bañera es de buen tamaño, pero tremendamente alta, no me explico cómo se apañan para entrar en ella la mayor parte del pasaje que es bastante mayor.
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Nos fuimos para empezar a recorrer el barco y familiarizarnos con él.El diario de a bordo que teníamos ya en nuestro camarote, en español, nos sirvió de guía. El Statendam es un barco, creo, que del 1994, restaurado en el 2000 y al que se le notan un poco los años. No es muy grande, y lo recorrimos rápido.
Tiene bastantes rincones con posibilidad para leer durante el día, y escuchar música en la tarde-noche, ya que algunos tienen música en directo: Mix Martinis, Mix champán, Ocean Bar, Spirits & ales, Crow’s Nest, Lido Bar.
La biblioteca, junto a la sala de internet, es grande, cómoda, con muchos libros, y grandes ventanales frente a los que hay sillones reclinables tapizados en piel beige, con reposapiés a juego… más para echar una siesta que para leer. También hay un pequeño bar en ella, el Explorations café: únicamente para pedir cafés, de montones de tipos, fríos o calientes.
Los restaurantes son: el comedor general Rotterdam que ocupa dos plantas con una escalera en el centro que las comunica. El Pinnacle grill, que tiene un suplemento de 10 dólares para comer y 25 para cenar, y algunos días de la semana se convierte en el emblemático Circle. El Lido que es el buffet, dividido en dos zonas enfrentadas e iguales; y junto a él El Canaletto, también de suplemento, y que ofrece un camarero personal. El Terrace Grill en el exterior. Los turnos de cenas pueden ser de horario libre.
El teatro también de dos plantas, con un decorado francamente bonito, que rememora los cuadros de Van Gogh “Noche estrellada” e “Iris”, con mesitas en una fila delante, sillones mullidos detrás, y sillones de dos plazas, el resto.
Culinary Arts: Un centro de artes culinarias presentado por la revista Food&Wine: una sala de conferencias, muy bien preparada para realizar demostraciones de cocina, enseñar recetas, y presentar vinos.
La Galería de Arte con obras valoradas en más de dos millones de dólares.
El Spa; La Joyería; Photo Gallery; Centro médico; Las tiendas; Taller Digital; El gimnasio; El Casino; La piscina, que es cubierta con posibilidad de abrirla.
Fuimos al buffet para merendar algo de fruta que era lo que más nos apetecía después de una semana comiendo poca. Al poco de estar allí llegaron de la tripulación anunciando el “Simulacro de Emergencia”, obligatorio para todos, y durante el que se suspendían todos los servicios. Una vez todos los pasajeros estuvimos reunidos bajo los tenders, pasaban lista por número de camarote y nombres, a la que había que contestar si era el tuyo. El listado se demoró bastante tiempo, y no parecía ser muy idóneo en el caso de una emergencia real.
Nos llegaron las maletas menos una, al camarote a las dos horas de embarcar. Pero la que faltaba no nos llegó hasta las nueve de la noche. Por ello, cenamos en el buffet ya que en vaqueros no se puede entrar en el restaurante.
Después de la cena estuvimos en el teatro. El show era de monólogos y nos resultó aburrido, por lo que nos fuimos pronto. Dimos un agradable paseo, y nos fuimos a la cama.
Continuará…
MªAngeles y Vicente
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Mª Ángeles Ruiz y Vicente Cañón
Desde siempre viajar ha sido una de las cosas que más nos ha gustado. España la conocemos bastante, y poco a poco vamos ampliando con otros países Nuestra primera experiencia con los cruceros fue en el 1998, con el buque D. Juan, una pieza ya casi histórica en ése momento, con el encanto de un barco sumamente marinero y adornado con maderas oscuras. Era un crucero por el Mediterráneo, en el mes de noviembre, y durante toda la semana que duró, no hubo un día en que el mar estuviera tranquilo. Las olas eran tan grandes que parecían sobrepasar el barco y, se movía tanto, que era imposible caminar bien ni siquiera agarrado. A pesar de ello, nos enamoramos de esa forma de viajar y, afortunadamente, seguimos disfrutándola. Ya hemos realizado 14 cruceros. Y desde que con internet se puede diseñar mejor cada escala, parece que se empiece a vivirlas mucho antes de llegar a ellas. En barco hemos conocido todo el Mediterráneo; Noruega y Cabo Norte; el Atlántico hasta Casablanca y Agadir, la Patagonia desde Buenos Aires hasta Santiago de Chile; Islas de Grecia y Turquía con un velero de Star Clippers; bastantes islas del Caribe; el Báltico; y últimamente un transatlántico Barcelona-Miami. Nuestros próximos proyectos son Alaska y Canadá costa Oeste, o Canadá costa Este. Aunque la lista es muy larga, y cada día se van añadiendo nuevas posibilidades. Mª Ángeles Ruiz y Vicente Cañón | |
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