Escala Stavanger, Crucero Fiordos y Cabo Norte, día 13
Crucero en el ms Ryndam de Holland America Line
ms Ryndam
55.819Tn, 1.627 pasaj. Posición actual del ms Ryndam
Itinerario: Rotterdam,Oslo, Kristiansand, Bergen, Tromso, Cabo Norte (Honningsvag), Alesund, Flam, Stavanger, Dover
Escala Stavanger, Noruega
Día 13, Visitando la ciudad afortunada
A las 8’45 atracábamos en Stavanger, nuestra última escala en Noruega. Habíamos tenido muchas dudas sobre que visitar en esta ocasión, la noche anterior descartamos la excursión al Púlpito, el lugar más fotografiado de Noruega y que tantas ganas teníamos de conocer, aunque la escala era larga, si hacíamos esta visita a penas nos quedaría tiempo para conocer la ciudad. Dejaríamos el Preikestolen para otra ocasión, un motivo más que añadir a la larga lista de razones para volver a Noruega. Dispuestos a disfrutar del día y ataviados con nuestros impermeables, la mañana amenazaba lluvia, salimos a recorrer la ciudad.
Nada más bajar del barco, encontramos una actividad inusual, los muelles del puerto y las calles aledañas estaban ocupadas por pequeños puestos gastronómicos, donde se exhibían para su posterior degustación todo tipo de productos, a pesar de que aún era muy temprano. Nos informaron que se trataba del encuentro gastronómico y cultural Gladmat (comida alegre), un festival culinario que se vive en la calle. A Stavanger llega gente procedente de toda Europa con el fin de comer y divertirse. Con el propósito de volver más tarde, iniciamos nuestra visita a esta ciudad, que prometía estar muy animada.


En la oficina de turismo nos informaron de que visitar Stavanger era muy fácil, ya que lo más interesante estaba circunscrito a una pequeña zona alrededor del puerto de cruceros. Comenzamos nuestro recorrido en la catedral, construida en el S.XII en estilo románico anglonormando y detrás encontramos el City Park que alberga en su centro el lago artificial Breiavatnet. Paseando por las empinadas calles de adoquines, fuimos a dar con una muy peculiar Ovre Homelgate, sus casas están pintadas de alegres colores, fue idea de un peluquero que quiso dar alegría al barrio, en ella entre interesantes tiendas de ropa y cafeterías, encontramos una muy dulce, “La Chica del Chocolate”, donde se podía degustar chocolates artesanos.
La fortuna de Stavanger ha estado siempre ligada al mar, arenques y sardinas trajeron una próspera industria conservera y cuando la crisis del pescado comenzó a hacerse patente, del Mar del Norte fluyó el oro negro que cambió para siempre la historia de Noruega. No nos podíamos perder la visita al Museo del Petróleo Noruego, en sus modernas instalaciones cuya fachada trata de reproducir una plataforma petrolífera, se puede aprender de forma interactiva todo sobre su origen, extracción y utilización en la vida cotidiana. Aquí nos demoramos bastante, mi marido y mi hija estaban interesadísimos en las distintas actividades que allí se podían realizar. Por mi parte, dedique un tiempo a visitar la tienda que tenía artículos muy curiosos y a tomar un café.
Con el propósito de ir a comer algo en la feria gastronómica, volvimos caminando por los almacenes portuarios del muelle de Skagen, los cuales albergan gran cantidad de bares y restaurantes. Todos ellos estaban abarrotados, por los alrededores del puerto no se podía dar ni un paso, la gente comía y se movía a ritmo de country, rock y cerveza. Ante la imposibilidad de encontrar un sitio para sentarnos a comer algo, a penas podíamos acercarnos a los puestos, decidimos subir al barco a reponer fuerzas y abriéndonos paso como pudimos, alcanzamos nuestro objetivo.
Estuvimos a bordo el tiempo justo, aún nos quedaban casi tres horas para disfrutar de la ciudad y muchas cosas que ver.

Lo primero que hicimos fue regresar a la zona comercial, aún nos quedaban bastantes coronas y como era nuestra última escala en Noruega, pensamos gastarlas allí. Al final del viaje nos entró la vena consumista que no había aparecido hasta entonces, lógicamente por los altos precios de este país. Tras vaciar la cartera y cargados con nuestros trofeos, nos dirigimos al barrio de Gamle Stavanger, el conjunto de casas de madera mejor conservado de Europa. En la actualidad abarca más de 250 edificios que albergan viviendas, estudios y galerías, todos ellos pintados de blanco y con coquetos jardines. Los propietarios reciben ayudas para su conservación. El área incluye el Museo Noruego de “Canning”, que muestra una fábrica conservera, típica de los años 1920, donde se puede ver al detalle todo el proceso de enlatado desde la llegada del pescado hasta que la lata abandona la fábrica.
Regresamos al barco con tristeza, nos costaba abandonar este fantástico país que nos había ofrecido durante 15 días su mejor cara.
Esa noche a bordo tuvimos nuestra cuarta y última cena de gala y más tarde el bufet del chocolate, para mí más visual que otra cosa, pues aunque adoro este manjar ¿Quién puede comer todas esas delicias después de una fantástica cena? Con el sabor dulce en los labios acabamos la jornada. Al día siguiente tocaba navegar por el Mar del Norte hasta alcanzar nuestro último puerto Dover.
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