Escala Flam, Crucero Fiordos y Cabo Norte, día 12
Crucero en el ms Ryndam de Holland America Line
ms Ryndam
55.819Tn, 1.627 pasaj. Posición actual del ms Ryndam
Itinerario: Rotterdam,Oslo, Kristiansand, Bergen, Tromso, Cabo Norte (Honningsvag), Alesund, Flam, Stavanger, Dover
Escala Flam, Noruega
Día 12, Navegando por el Fiordo de los Sueños
⚓Despertamos muy temprano, era poco más de las cuatro de la madrugada cuando subíamos a cubierta, la ocasión lo merecía, acabábamos de entrar en el Sognefjord, el segundo fiordo más grande del mundo, después del Scoresby Sund de Groenlandia.
No se habían despejado las brumas de la madrugada y en cubierta teníamos una molesta sensación de frio y humedad, pero según avanzábamos parecía como si la naturaleza se fuera despertando y ofreciéndonos en cada recodo un nuevo paisaje que nos hacía permanecer allí como embobados. Navegábamos por zonas en que la estrechez entre las montañas no dejaba pasar los rayos de sol que empezaban a despuntar, en otras las aguas se volvían oscuras, debido a su gran profundidad o pasábamos junto a altísimas paredes casi verticales. Según el sol iba calentando, la naturaleza se pintaba con colores más alegres y las gaviotas volvían a ser, como de costumbre, nuestras compañeras de viaje. Poco a poco iban apareciendo pequeños valles con casitas de colores y diminutos embarcaderos.


Decidimos pasar al interior para quitarnos el frio y la humedad con un suculento desayuno. Tras los cristales del bufet, seguimos contemplando bellos paisajes mientras nos aproximábamos a nuestro destino, el pequeño pueblo de Flam situado en el fiordo de Aurland, un brazo del Sognefjord por donde navegábamos.
Habíamos previsto hacer la excursión en el tren de Flam a primera hora de la mañana y con esa intención nos dirigimos a la estación nada más bajar del barco, nuestra sorpresa fue grande al comprobar que no había plazas libres hasta las 13’35 h. Eso que sólo estaba atracado nuestro barco en el pequeño puerto, no me imagino si se juntan dos o más cruceros o llega un mega-barco lo difícil que puede ser conseguir plaza. Sacamos los billetes para la hora indicada y sobre la marcha cambiamos el plan de excursión.
Como la mañana se había quedado despejada y la temperatura era muy buena, decidimos explorar el valle dando un paseo por los alrededores. Poco a poco nos fuimos alejando del puerto y la estación. Atravesamos el pueblo de Flam con sus granjas y sus casas de colores dispersas por los verdes prados, bordeamos ríos y divisamos pequeñas cascadas en las montañas cercanas, en el camino encontramos frambuesas y moras las cuales no nos resistimos a probar. El paisaje parecía sacado de una novela pastoril. Caminando llegamos hasta la localidad de Hareina donde encontramos una bellísima capilla de madera construida en 1667, su interior estaba decorado con bonitas pinturas y en el exterior un pequeño cementerio lleno de flores completaba el conjunto.
A la vuelta del paseo, decidimos subir al barco a comer algo, habíamos desayunado muy temprano, además la caminata y el aire puro despertaron nuestro apetito.

Por fin llegó la hora de emprender la travesía en el Flamsbana, el famoso tren de Flam, publicitado como algo que por sí mismo merece la visita a Noruega, pero que para nosotros fue bastante decepcionante. Las vistas que se divisan durante el recorrido son muy hermosas, pero cuando acabas de hacer la travesía por el fiordo y el maravilloso paseo a pie por el valle disfrutando del aire limpio, los olores, incluso los sabores de la naturaleza, lo que se divisaba a través de las ventanillas de un vagón abarrotado de gente, no llegaba a la altura de lo vivido durante la mañana. Con el ánimo ya poco predispuesto, la aparición de la valkiria en la cascada de Kjosfossen con la música a tope y toda la gente corriendo y apelotonándose para hacer fotografías, me pareció un poco ridículo y fuera de lugar. El alto precio pagado por este recorrido (35 € por persona) y el sueño que me invadía tras el madrugón de la mañana y después de la comida, no contribuyeron a que mi valoración de la excursión en tren fuera muy positiva.
Al regresar a Flam, hicimos una parada en el puerto donde había Wifi libre y desde allí, junto a una parte de la tripulación del Ryndam, pudimos enviar y recibir nuestros correos.
La salida del barco por el fiordo, fue de nuevo un espectáculo maravilloso, pero aunque el paisaje era el mismos de la mañana, la luz del atardecer lo cambiaba todo y con esta nueva perspectiva fuimos abandonando este espacio de naturaleza virgen que tanto nos había impresionado. Al día siguiente nos esperaba nuestra última escala en Noruega, la ciudad de Stavanger.
Continuará…….
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